El caso es que esta visión un tanto revivalista pero en el fondo sincera ya era posicionada en oficialidad bajo su banda de 2004 Feinstein, una apuesta que editaría el analizado dicho año en nuestra revista digital Third Wish. Aquí también maneja las estructuras que les dieron sus buenas libras a los británicos Judas Priest (‘Evil In Me‘), un tembleque abrasivo de New Wave Of British Heavy Metal bien llevado, al igual que chuta a puerta con un hard boogie rotundo (‘Rocks Boogie‘).
El problema surge al tener que enfrentarnos con un disco en el que los riffs de guitarra dejan en un segundo plano a la voz de manera premeditada; y es que las delatoras cuerdas vocales de David demuestran que no está para afrontar riesgos cual cantante. Simplemente el hecho de que su querido Ronnie James ponga su sello agarrado al micrófono en ‘Metal Will Never Die‘ tira por tierra las intentonas de un Feinstein que queda cojo en todo lo que no sea tocar la guitarra y el bajo. Tal vez debió recurrir para cubrir el resto del álbum a su amigo John West, que ya le salvó la papeleta en estos menesteres durante la grabación del Third Wish citado.
En cualquier caso, las composiciones, en su totalidad firmadas por David “Rock” Feinstein, atestiguan ese amor por el metal añejo que sigue poseyendo a este guitarrista talentoso. Y para el final del yantar recupera una canción incluida en el LP homónimo de Elf, escrita a pachas junto a su famoso primo: ‘Gambler Gambler‘. Lástima que en esta regrabación la cante el propio Feinstein.
Sergio Guillén