Cada vez que un género musical adquiere cierta repercusión aparecen cientos de nuevos artistas adscritos a la corriente popularizada en ese momento. En este caso, la marabunta de autores folk que se nos ha echado encima en los últimos años puede provocar que tipos como este pasen desapercibidos al ser encuadrados en un grupo que no les corresponde. Porque Declan de Barra tiene algo de Cave o Buckley y de esa peculiar etiqueta: folk noir, pero mucho más de una personalidad propia abrumadora, como un Rónán Ó Snodaighm metido a crooner. Arriesgando un poco, se podría decir de él que es el Seán Ó Riada o el Ewan MacColl del siglo XXI, no tanto por la realización de un trabajo exhaustivo de recuperación de folklore, sino por su elegante y sabia reinterpretación de éste.
Pero antes de comenzar su interesantísima carrera en solitario fue miembro de Clann Zú, una banda australiana que lamentablemente no tuvo una gran repercusión, a pesar de la brutal originalidad y calidad de su propuesta. Además, de Barra es un tipo peculiar. Escribe guiones, diseña, hace videoclips… de hecho él mismo se encarga del diseño de este nuevo disco, cuya esencia parte de una colección de fotografías de inmigrantes irlandeses a los EEUU.
Para su tercer trabajo el irlandés parece querido a propósito una instrumentación escasa que permita que los focos se dirijan hacia su personalísima voz. Una cautela instrumental que sumada a unas canciones grabadas en su mayoría en primeras o segundas tomas ha conseguido que funcionen tan sólo con su voz y una guitarra, suficiente para quien se sabe poseedor de un talento especial. No es la primera vez que Declan de Barra suena así: Guetto 101, Scarps to Feed Bones o Song of a Thousand Birds tenían mucho de esta desnudez que ahora explota.
Fragments, Footprints & the Forgotten está lleno de desengaño y agitación, pero al mismo tiempo de esperanza y una cierta luminosidad, sentimientos habitualmente muy presentes en su lírica y en su música. Porque de Barra canta desde la rabia de aquel que ha caído herido y se levanta. En el primer corte, A Call to Arms, clama: “esto es una llamada a las armas para todos los que están sangrando en el suelo“, una muesca más en su compromiso con los tiempos que vive y sus injusticias. Una actitud desafiante y de rechazo a la indiferencia general que este irlandés viene cultivando desde sus comienzos.
Sunrise es una de las piezas más bellas, con una guitarra ruda que suena desde el fondo, como si de un disco de blues de los años 30 se tratara, aunque mucho más grave. Breadcrumb Trail nos trae de nuevo esos evocadores cantos tradicionales en los que el multidisciplinar irlandés cada vez parece sentirse más cómodo. Deep The Ferns tiene la emotividad con la que nos deslumbró en su primer trabajo, la de temas como Blackbird Song o Through Your Arms Around Me. Con Wind That Shakes The Barley, escrita por Robert Dwyer Joice y versionada en muchas ocasiones por diferentes artistas, cierra un disco austero y áspero, recalcado aún más por la interpretación de esta canción tradicional tan sólo con la voz.
Se echan de menos algunas cosas aquí: los pianos de Someday Soon o Improve at 20000 Feet, las imaginativas percusiones y el bodhrán, los derbordantes y renqueantes cellos y los arreglos de cuerda. Pero la sinceridad de este tipo se ve aquí reforzada por la crudeza de unas canciones cuyo valor primero reside en su espontaneidad y temperamento. Tarde o temprano sabíamos que de Barra tenía que sacar todo esto y grabarlo solo. Lo que no sabíamos es que iba a conseguir removernos las entrañas de esta forma.
Declan de Barra – Fragments, Footprints and the Forgotten en Spotify
Texto: Juan Manuel Vilches
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