Sí, diez años hace ya de que el autor de las letras más conmovedoras de los años ochentase dejase llevar demasiado lejos por las drogas.
Enrique fue una estrella con la suficiente luz como para, una década después, seguir alumbrando el camino de Los Secretos. El motivo, esas letras abrumadoramente acertadas.
Cualquier sentimiento humano adquiría en su expresión una forma casi tangible. La tristeza, la adicción… y especialmente el amor.
Si alguien se merece, más que un artículo, un poema, ese es él.
A mi de los suyos el que más me gusta es ‘Colgado’, perteneciente al disco de Los Secretos ‘Cambio de Planes’. Una canción que expresa mucho sobre su vida y su tragedia.
Tan libre tan aislado, buscando nada en ningún lado.
Alguien tendió una mano y yo me encadené a esos brazos.
Colgado a sus caderas me fui olvidando de quién era,
me fui quedando a un lado vencido por mi propia guerra.
Me quedé como un cuadro a su pared pegado
que nada tiene que hacer salvo seguir colgado.
Colgado a sus peleas dando la cara ante cualquiera,
dejando mis ideas perdidas tras sus escaleras.
Me quedé como un cuadro a su pared pegado
que nada tiene que hacer salvo seguir colgado.
Quise bajar del marco, buscar mi sitio en otro barco,
pero estaba atrapado, como sobre su piel tatuado.
Me quedé como un cuadro a su pared pegado
que nada tiene que hacer salvo seguir colgado, colgado.