A final de mes aparecerá en la calle el segundo disco de Dinero, la banda con más proyección de rock de nuestro país. De Rock con mayúsculas, nada de pose, ni actitudes de cara a la galería, nada de pintas ni declaraciones que los sobrevaloren. Tampoco tienen padrinos. Ellos sólo necesitan 90 minutos para convencerte de que están llamados a ser unos grandes y que el suyo es un caballo ganador.
Había una cosa que pedirles, y sin haberlo hecho tomaron nota y lo han corregido. Su primer disco, Dinero (09) era un cañón de energía bailable y adrenalina, pero se antojaba muy de consumo rápido, de canciones para una temporada, por eso este nuevo trabajo que aún no tiene título, ha ganado en madurez, se han buscado canciones más eternas, auténticos himnos de rock n roll: “Estamos buscando un título aún que defina este año de curro intensivo”, nos explica el batería Ekain: “Había cosas que no nos apetecía volver a hacer, ni queríamos repetir la misma gira. No queremos tocar El momento perfecto cuatro veces. Queremos hacer más, ofrecer un show más grande. Sí teníamos claro que queríamos hacer un disco más atemporal, que no pasara de moda, sin romper lo anterior, rehacerlo para avanzar“.
Para meterse de lleno en este nuevo trabajo dejaron todo lo que tenían en Madrid y se instalaron en el pueblo de los padres de Ekain, Berriz. “Fueron seis meses muy bonitos pero muy duros. De otra manera no podría haber salido, llegar de tocar, currar, ensayar… así no, no sacas tiempo. Así que me senté con mis padres, lo hablamos y nos fuimos a su casa, un caserío, y nos centramos en el disco 24 horas sin tener un puto duro que no lo tenemos. Pero es que no tenemos un plan b tras Dinero. El sufrimiento lo compensa que te griten en el Sonorama ¡escenario principal!, tocar en Rock In Rio, con Foo Fighters o Franz Ferdinand“.
MIRANDO A FOO FIGHTERS
El disco mira de hecho a Foo Fightes y su Wasting The Light, su manera de entender ese rock de estadio, con temas que no tienen mucho tiempo pero son muy, muy grandes. Deja un poso muy tranquilo, de canciones más lentas, que hablan de bajonas, de temas más serios, de nuevas experiencias: “No hay un disco clave, pero sí es cierto que el rock eterno de Foo Fighters es un objetivo. Nuestra canción Tal vez, un medio tiempo muy grande, que nunca habíamos hecho, fue el detonante“.
No hay estribillos del rollo “Bésame en la boca“, y obligan a su seguidor a trabajar en lo que será un disco para deleitarlo muchas veces. “Las canciones nacen rápidas, lo que pasa hay mucho curro en los detalles, no nos complicamos con estructuras, pero sí cuidamos para ofrecer algo nuevo, en arreglar los temas, ahí sí que invertimos mucho, que las voces sean diferentes“, mientras escuchamos el material.
Hay rock de la escuela melódica californiana en Nuevo desorden mundial, un medio tiempo de desamor que termina con un riff muy potente que alguno ya habrá escuchado en sus directos, hay también de la escuela de los Arctic Monkeys del inicio en Cómo, cuándo, quién, con baterías muy discotequeras como en Mi generación, pero manda más el punto de canción potente de rock, el que ofrecen Maldita suerte, Enérgico, mágico, eléctrico o 16 horas, con un arpegio que funciona como un mantra casi lisérgico.
En las grandes épicas siempre se habló de tu banda de rock n roll favorita, desde Carl Perkins a The Ramones. Dinero están en posición de serlo. Al igual que Ekain, tengo ganas de tener el quinto disco (como Muse o Berri Txarrak) de esta banda en mis manos, puro rock n roll.
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