Bien podrían haberse hecho un hueco estos californianos entre los Coldplay y similares, pero el mundo de la música es así de extraño. Puedes tenerlo todo, buenas canciones, imagen, producción… y quedarte a medio camino cuando todo indicaba que que se iban a quedar pequeños los grandes estadios. Y aquí están Dredg, con unos cuantos discos a sus espaldas, haciendo cada vez su música más asequible… y sigue sin sonar la flauta. O al menos no todo lo que ellos parecen que quisieran.
Texto: Juan Manuel Vilches