Un concierto de Editors es asistir a la celebración de los grandes sonidos surgidos en las islas británicas los últimos 35 años y es que prácticamente cada canción la podemos categorizar como deudora directa de alguna formación en concreto. Los movimientos del vocalista Tom Smith remiten a Ian Curtis que, aunque comenzó de forma titubeante, tardó poco en sacar su voz de trueno evocando a iconos como Gahan en ‘You Don’t Know Love’ -con llamativo contrapunto de sintetizadores a la voz- o clavar el timbre de Morrissey en ‘An End Has a Start’ o ‘Munich’, en una suerte de sensual Mozzer acelerado, para delicia de amantes de cuerpos delgados y espinas dorsales.
Los singles de su nuevo disco The Weight For Your Love se revelaron potentes y eficaces, y el público coreó los sintetizadores de ‘Formaldehyde’ y los abonados Desire del estribillo de ‘A Ton Of Love’. Ambos temas se hicieron muy cortos, algo entendible para sonar en radios, pero no para un directo donde te dejan con la miel en los labios. Sólo hay que ver como la alargada ‘Papillon’, a modo de grand finale, volvió loco a un público bipolar.
Es un tópico pero se confirma, su público es de festival, casi siempre estático hasta que llegan los singles, y para los que los momentos de más intensidad coincide invariablemente con los de mayor volumen. Los ingleses parecen preparados para ello, y en directo sólo tienen dos marchas, la oscura-siniestra y la ruidosa-bailona.
Todo un espectáculo, muy disfrutable, bien medido y con ejecución magistral. Aunque siguiendo su evolución discográfica parece que han elegido un camino marcado por la nostalgia y la fórmula en vez de apostar por un estilo propio.