Es curioso el efecto del retiro en los músicos. No son pocos los casos de compositores que deciden apartarse de la ciudad y de su vida cotidiana para buscar la inspiración. Después del tremendo Sea of Tears y la posterior gira Eilen sufrió cierto bloqueo a la hora de componer, así que decidió irse una temporada a una cabaña en las montañas de Idaho y ahí comenzó este trabajo. No es la primera vez que escuchamos una historia parecida y tampoco en la que vemos un resultado excelente. La señorita Jewell nos vuelve a ofrecer folk, country, rockabilly, swing y pizcas de blues. Pero esto no es un revival nostálgico, sino un sincero ejercicio de composición con la mirada puesta en los años cincuenta. y como siempre sincera y natural en sus pequeñas historias sobre el hogar, el amor y lo cotidiano.
El comienzo es auténticamente embriagador. La breve instrumental Radio City pone las cartas boca arriba desde un primer momento con y derrocha actitud con el sonido del saxofón y la Gretsch de Jerry Miller. Pero no tenemos que esperar demasiado para escuchar de nuevo la magnífica voz de Jewell, porque en I Remember You nos deleita con su particular cadencia y lamento bluesero. ¿Sería demasiado arriesgado nombrarla como la respuesta femenina a Tom Waits? La siguiente es la que da nombre al disco, que trae un ritmo rockabilly endiablado. That’s Where I’m Going y Santa Fe vuelven a la placidez, para llegar a Warning Sings, que se adentra de nuevo en terrenos cercanos a los sonidos patentados por Dick Dale y sus sufridas stratocaster. Y por esa senda siguen Bang Bang Bang —con una letra divertidísima- y Hooked, con un saxo humeante. Over Again (con Zoe Muth) y Only One comparten esos momentos lentos en los que Jewell se encuentra particularmente inspirada, porque la languidez con la que se deslizan los instrumentos en esta última son el complemento perfecto para una letra gris pero con un poso de optimismo. Long Road cuenta con la colaboración de Big Sandy, que también participa en Home to Me. El álbum termina con uno de esos temas que en directo tienen la capacidad de alargarse hasta el infinito con el único propósito de hacer desfallecer al respetable y que vuelva su casa con los pies doloridos de bailar.
A pesar de su juventud, Eilen Jewell tiene las tablas y el acierto de un músico mucho mayor, porque la edad en esto del blues y el folk siempre es un valor. Respeto a la tradición para desarrollar un sonido personal y reconocible. Desde luego, va a ser complicado que alguien le quite el puesto de “reina de las tonalidades menores” después de la trayectoria tan fulgurante que lleva en los últimos seis años.
Eilen Jewell – Queen of the Minor Key en Spotify
Texto: Juan Manuel Vilches
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