A los jóvenes que se asomen ahora mismo a esta serie de los ochenta seguramente les parecerá sosa, sin argumento, de un fascismo infantiloide y con unos efectos (ese coche que siempre caía de pie) ralmente bochornosos. Pero en los días de su estreno en nuestro país, los escolares esperábamos anhelantes el sábado por la tarde para imbuirnos de esta propaganda yanki y salir luego a jugar como nuestros héroes. ¿Cuántos “Equipos A” se formaron entonces en los patios de los colegios?
Después lo quitaron, y vino McGiver. La ciencia contra la fuerza bruta. Evidentemente, nada fue igual a partir de entonces. Ahora van a estrenar la película. En fin. Los abueletes seguiremos recordando esos sábdos lluviosos, con el bocata de Nocilla, pegados al televisor mientras nos contaban lo de que habían sido “acusados de un delito que no habían cometido”. Tal vez pueda contratarles. O quizás ya no.
A los jóvenes que se asomen ahora mismo a esta serie de los ochenta seguramente les parecerá sosa, sin argumento, de un fascismo infantiloide y con unos efectos (ese coche que siempre caía de pie) ralmente bochornosos. Pero en los días de su estreno en nuestro país, los escolares esperábamos anhelantes el sábado por la tarde para imbuirnos de esta propaganda yanki y salir luego a jugar como nuestros héroes. ¿Cuántos “Equipos A” se formaron entonces en los patios de los colegios?
Después lo quitaron, y vino McGiver. La ciencia contra la fuerza bruta. Evidentemente, nada fue igual a partir de entonces. Ahora van a estrenar la película. En fin. Los abueletes seguiremos recordando esos sábdos lluviosos, con el bocata de Nocilla, pegados al televisor mientras nos contaban lo de que habían sido “acusados de un delito que no habían cometido”. Tal vez pueda contratarles. O quizás ya no.