Menudo pedazo cartel, dos grupos con chispa con fiebre funk y destellos soul. Un sonido que destilaba pura negritud bien entendida. Lo que se avecinaba prometía tanto que las expectativas se cumplieron de sobra. Un pasote de concierto. Los madrileños The Right Ons ejercían de teloneros a lo grande, han pasado de cuarteto a quinteto con la incorporación de Martín Steelwood, a veces con percusiones y la fuerza de una doble batería. Y atención porque atesoran un directo de impacto, rotundo y robusto, porque sus canciones lo valen, sus dos discos ’80-81′ (2Fer Records, 2007) y ‘Look inside now’ (2Fer Records, 2009) son pura dinamita: una explosión de ritmo y sensualidad. En la recta final se acompañaron de la sección de vientos de los True Loves, química y buen rollo con unos metales llenos de brío, incluyendo la versión con fuerza del “(Can’t Get No) Satisfaction” de los Rolling.

Eli Paperboy Reed, ese chico blanco de tupé con una de las mejores voces actuales que recuerda a Sam Cooke cuando seducía nuestros oídos o el magnetismo de James Brown cuando enloquecía a la audiencia activando las endorfinas humanas a quien asistiera a cualquiera de sus conciertos, o la elegancia de Curtis Mayfield. Eli sabe jugar al poder de provocar, conoce a la perfección como ganarse al público y como subir la atmósfera del público únicamente con sus dotes musicales. Un arranque tremendo con “The satisfier” y temas de su primer disco ‘Roll with you’ (2008). También tocó algún nuevo tema de su próximo disco “Come and get it”, que saldrá el 6 de abril, del que interpretó temas como “Help me”, “You can run on”, “Young girl”, una de sus nuevas favoritas “Time will tell” una balada a medio tiempo embriagadora, y el que será el primer sencillo del disco “(If you want the love of a man) Come and get in”, en la que pidió a las chicas que subieran a bailar. Desbordó con la versión de Otis Redding de “Hard to handle”. Prometedores temas a falta de más escuchas. Eli no dice nada nuevo, el soul y el funk se confirmaron en los 70, pero lo hace todo tan bonito, que es difícil resistirse a sus encantos. En definitiva, el alma habló y el cuerpo se movió.

 

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Andrés Castaño