Cuando Bunbury lanzó su disco ‘Las Consecuencias’ anunció que la gira de presentación la haría en pequeños teatros. Después de escuchar un par de veces el disco sólo se podía estar de acuerdo con la idea: canciones como ‘Las Consecuencias’, o ‘Ella dijo que no’ (los dos primeros temas que sonaron, y los dos primeros del disco) son para una escucha más sosegada que los temas pasionales que copan ‘Hellville Deluxe’, por ejemplo. Parecía que, además de en el postureo, Bunbury iba a imitar a su admirado Raphael en eso de llenar durante dos semanas un teatro de la Gran Vía. Pues no.
La solución fue sentar a todos los asistentes al Palacio de los Deportes el 1 de diciembre de 2010, y hacer un concierto con dos partes muy diferentes. Una para estar sentado y levantando el mechero, y otra para levantarse, a ratos. Así que de planteamiento ya resultaba un concierto descafeinado. Pero a Bunbury se le perdona todo, porque pocos saben cogerle el pulso a dos horas de espectáculo como él.
Tras una introducción instrumental de la espectacular banda ‘Los Santos Inocentes’ en solitario, el artista apareció con un elegante traje negro (y unas picas rojas en el pantalón) y el habitual sombrero para lanzarse con ‘Las Consecuencias’. Después el Hammond tomó presencia para anunciar ‘Ella dijo que no’. ‘De todo el mundo’ confirmaba el arranque contenido del concierto para con ‘Frente a Frente’ arrancar los primeros coros del público de esta versión de la popular canción de Janet que en el disco cantaba con Tulsa y que en esta ocasión cantó a una sola voz. ‘Los habitantes’ sirvió de nexo entre el último disco y el resto del repertorio de Bunbury, con guitarras más calientes y explotando la presencia del Hammond. El Palacio de los Deportes (no el público) parecía resultar a ratos frío para la intensidad de los temas.
Y por fin llegó la frontera entre ‘Las Consecuencias’, disco con difícil encaje en los conciertos a los que nos tiene acostumbrados el maño. Esa frontera fue ‘Enganchado a ti’. Una vuelta hasta 2002, hasta el disco ‘Flamingos’, una apuesta segura.
La segunda parte del espectáculo, la más rockera se abrió con el cambio del “Reverendo” Rebenaque de los teclados al acordeón para conseguir uno de los momentos más mágicos de la noche. Oír a 9.000 personas cantando cosas como ‘dónde quiera que estoy el extranjero me siento’, ‘ni patria, ni bandera. Ni raza ni condición’, o ‘los nacionalismos, que miedo me dan’, hace evidente que algo tiene Enrique que compartir, y que ese mensaje llega. Este ‘El Extranjero’ no envejece.
Aprovechando la presencia del acordeón se lanzó a interpretar ‘Desmejorado’, recordó uno de sus trabajos más libres, el que hizo junto a Morti, Shuarma y Carlos Ann en ‘Bushido’.
Con las palabras ‘vamos a tocar algo de ‘Helville de Luxe’, y eso significa un poquito de rock’ anunciaba Bunbury la llegada de ‘Bujías para el dolor’. Uno de esos momentos en los que la mayoría del personal se puso en pie. Después se sumo a la corriente de Rock ‘Hay Muy Poca Gente’, tema que reune ese sonido rockero que enciende el sentido del ritmo del público y mensajes que se corean a voz en grito. ‘Nada puede dañarme con mis amigos’ es de esas que hacen que los asistentes se abracen para cantar. Resultó curioso escuchar a Bunbury eso de ‘me gustaría continuar una saga milenaria’ ahora que le quedan pocos meses para ser padre… como pasa el tiempo. Eso mismo vino a decir cuando rindió homenaje a los 20 años que se cumplen este mes de diciembre de la publicación de ‘Senderos de Traición’ de Héroes del Silencio. ‘Senda’ dejó en evidencia las dos generaciones que siguen al maño.
El sonido de un tren de vapor acercándose introdujo ‘Que tengas suertecita’, a la que siguió una racha de canciones que movían al público como una gran marea sobre la que Bunbury navega cómodo con esas posturas de ’surfista de circo’. ‘Sólo si me perdonas’ y de nuevo miles de voces unidas bajo el mensaje de ‘prohibido prohibir’ de ‘Sácame de Aquí’. ‘Infinito’ mantenía la línea de canciones entre los discos ‘Pequeño’ y ‘Flamingos’, para dejar paso a ‘Apuesta por el Rock & Roll’ con las palabras ‘Quiero hacerles una petición, un ruego, una exigencia. En los tiempos que corren, tenemos una misión divina cuando sintonizamos la radio: ¡’@puesten por el rock’n’roll!’.
Una apuesta que continuó con las revisiones de ‘El Anzuelo’, ‘El Hombre Delgado Que No Flaqueará Jamás’ y ‘Lady Blue’, canción que dio paso a los bises.
Para abrir la tanda final volvió a ‘Las Consecuencias’ con ‘El Boxeador’, el temas más jaleado del disco con diferencia.
Como en otras ocasiones quedó patente el orgullo que tiene Bunbury de su trabajo con Nacho Vegas en el disco ‘El Tiempo de las Cerezas’ , interpretando en esta ocasión ‘Puta Desagradecida‘
Un arranque al estilo Gospel, que daba ganas de gritar ‘Aleluya hermano’, sirvió de introducción de ‘El Viento a Favor’, tema que, aunque con mensaje positivo para estos tiempos, resulta frío para cerrar un concierto, y así lo expresaron los asistentes y sus caras en los pasillos de salida del Palacio de los Deportes.
A diferencia de otras ocasiones una de las mayores pegas que se le pueden poner al concierto en el Palacio de los Deportes es la ausencia de pantallas que acercaran la imagen de un músico con una puesta en escena tan estudiada, a los que no estaban sentados en primera fila.
Ahora quedan los conciertos de Barcelona, dos fechas (8 y 10 de diciembre) en las que el Liceo será a buen seguro un gran escenario para este espectáculo.
Fotografías: Kike Rincón.
Texto: César Peña.