Agustín Donati es un cantautor Bonaerense con querencia por el folk americano de todas las latitudes. Afincado en Madrid desde hace unos años, durante la pandemia formó parte de La Boa de Isaac y ahora retoma su carrera con un disco nuevo Todo puede fallar y una presentación en el Café Berlín de Madrid el próximo día 8 de febrero. Charlamos con él para conocer un poco más al George Harrison del Peor para el sol.
¿Qué fue lo primero para ti: cantar, tocar la guitarra o componer?
Lo primero fueron las ganas de cantar. Aprendí a tocar la guitarra a los 14 años, porque quería no depender de mis amigos guitarristas para cantar en mi casa. Así que pedí prestada una guitarra y le pedí a mi papá que me enseñara los 6 acordes que él sabía, y los practiqué a muerte durante meses. Así empecé. Después ya cuando comencé a tocar en mi primera banda a los 18 años, salieron las ganas de componer.
¿Cuándo empezaste a escribir canciones? ¿quiénes fueron tus referentes en tus comienzos?
A los 18 años cuando me sumo a la banda Vestigios, me encontré con gente que componía sus propias canciones y eso me empujó a hacerlo yo también. En esas primeras canciones, hubo mucho de la banda argentina Pez, de los Beatles, Death Cab for Cutie y hasta Incubus, bandas que escuchaba mucho en su momento! Después me fui metiendo más en el mundo folk y acústico, e incluí cosas de Father John Misty, Bob Dylan, City and Colour, Joni Mitchell, Jorge Drexler, Natalia Lafourcade, Fernando Cabrera, y más.
En tus temas abordas temas como el existencialismo o la ansiedad, cumpliendo el tópico argentino acerca de vuestro interés por la psicología, ¿qué intentas transmitir con las letras?
Con mis letras intento transmitir lo que me sucede a mí, y lo que veo a mi alrededor de una manera que pueda resonar con alguien más. Creo que todos estamos buscando que alguien nos diga: ¡a mí también me pasa! Para no sentirnos solos. Mis canciones para mí son como cables que espero me unan con la experiencia de alguien más. En ese ida y vuelta es que siento que se completa realmente la canción. Por eso quizás se relaciona a la psicología, pero en el fondo no es más que una exploración interna que hago, de tratar de entender qué me pasa, como si las canciones fueran fotos en el tiempo de lo que me está pasando. La salud mental es un tema importante para mí, porque sufro de ataques de pánico y ansiedad, y entendí con los años que la manera de lidiar con eso era hablar de eso, sacarlo para afuera, y en ese proceso vi que a mucha gente le pasaba lo mismo.
Desde hace algunos años resides en Madrid, ¿cuáles fueron los motivos para cruzar el charco?
Ganas de moverse, de cambiar el escenario figurativamente y literalmente, ja. Hacía años que quería vivir la experiencia de estar en otro país, empezar de nuevo, ver las cosas desde otro punto de vista, y se dió la oportunidad en 2019 así que agarramos al perro y nos fuimos para Madrid. Es loco porque por un lado se abre todo el mundo como una posibilidad, pero también te das cuenta de lo increíble que es Buenos Aires, así que está esa contradicción de querer estar y no al mismo tiempo.
Veo en vídeos que en Argentina ya tenías tu público, ¿ha sido duro empezar de cero en Madrid?
Siempre es difícil generar audiencia e incluso mantenerla a lo largo del tiempo. Pero con las redes se hace más fácil seguir conectando con la gente desde acá, y también me di cuenta que no era empezar de cero estando en Madrid. Ya tengo 3 discos, muchos shows encima, grabaciones, colaboraciones, así que para mi es un continuar con lo que empecé haciendo en Buenos Aires y expandirlo hacia otros lugares.
Es curioso que en Buenos Aires se te encuadra dentro de la escena folk mientras que en Madrid te presentan como cantautor, independientemente de etiquetas ¿qué diferencias y similitudes has notado entre las escenas musicales de ambas ciudades?
Muchas, jaja. En España el cantautor es una etiqueta muy específica, con una estética, lírica y estructura musical. Mientras que en Argentina siento que el cantautor puede ser cualquier cosa: Gabo, Flopa, Aristimuño, Chechi Demarcos, hasta incluso Conociendo Rusia, en mi opinión todxs cantatutores, que se enfocan en la canción y no en un género específico. Esa es la gracia en mi opinión de ser un cantautor: enfocarse en la canción primero, y después en cómo la vas a vestir.
Hace dos años editaste el directo “En Lucille” grabado en Buenos Aires, ¿lo hiciste para dar por cerrada tu etapa bonaerense?
No, me pareció que hay algo de los discos de estudio que tienen que ver con la pulcritud y que todo suene perfecto y hay algo del vivo que me encanta y quería mostrarlo. Cierta crudeza, un audio más sucio, una voz más visceral, improvisaciones, accidentes. Todas cosas que cuando escucho vivos de otros artistas me encantan, porque se acercan más a la esencia de la canción y del artista. Teníamos las grabaciones del último show que había dado en Buenos Aires antes de irme y los mezclamos con Martin Muscatello y quedaron muy bien, asi que decidí compartirlos.
Acabas de lanzar “Todo puede fallar”, ¿qué tiene este disco que no tengan los anteriores?
Creo que este disco suena un poco más orgánico que los anteriores, suena más a banda. Tiene un formato clásico de banda de “rock” y por eso las canciones suenan un poco más punzantes me parece. A nivel audio, creo suena muy distinto de los anteriores, pero con varios elementos que lo unen al resto de mis discos. Buscábamos un audio con muchas texturas, pensando en referencias como Wilco, Bahamas, Dr. Dog, Phoebe Bridgers, Andy Shauf, Big Thief. Un disco que esté entre el rock y el folk, y que suene un poco atemporal.
¿En qué aspectos crees que has evolucionado como compositor, letrista, instrumentista o cantante?
Quiero pensar que evolucioné en todos esos aspectos porque vengo ya tocando, escribiendo y cantando hace más de 10 años, entonces cada una de las cosas que hago se apoya en una base que va creciendo y se va a expandiendo. En este disco sí que quise ir más al grano – con la estructura de las canciones, la duración incluso y las letras. Tratar de ser menos metafórico y más directo.
“Todo puede fallar” ha sido producido por Matías Cella (Jorge Drexler, Kevin Johansen), ¿qué crees que ha sumado al disco?
Mati aporta en todos los aspectos: desde la selección de temas, arreglos, instrumentación. Es un loco del audio, está siempre pendiente de lo que está sucediendo a nivel musical, y trata de no repetirse y eso se traslada a lo que terminamos haciendo: ver como hacer que las canciones suenen como canciones mías, pero con ingredientes nuevos que expandan mi universo sonoro. Y Mati tiene mucha sensibilidad y sabe interpretar muy bien lo que quiero decir y buscar que elementos mejor comunican ese lenguaje desde la música.
En el primer single “Este lugar” colabora Marilia Monzón, ¿qué qué crees que han aportado a la canción?
Trabajar con Marilia fue muy lindo, no sólo porque ella tiene una energía muy linda, sino porque era exactamente lo que la canción necesitaba. La voz de Marilia es muy poderosa pero a la vez tiene una cosa un poco lúdica, con mucho movimiento, mucho carácter. No es una voz que pase desapercibida. Y queríamos eso: no sumar un coro, sino dos personas cantando al mismo tiempo, porque la canción habla de una relación a lo largo del tiempo y de esa manera se siente como que los dos están afirmando algo.
El próximo día 8 de febrero te presentas en el Café Berlín de Madrid, ¿qué le dirías a un aficionado a la canción de autor para que fuera a verte?
Le diría que este concierto es para los aficionados de la música en general. Que vamos a montar un show, que va a pasar por muchos estilos musicales, que va a tener invitados espectaculares como Xoel Lopez, Calequi y Marilia Monzón. Y además le diría que va a ver algo único en el sentido de que intento en mis shows aportar algo nuevo, algo distinto, que haga que la experiencia sea interactiva e íntima. Le diría que no se lo pierda porque va a ser una noche hermosa.
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