Azul Y Negro, una de las propuestas punteras del techno y synth pop ochentas, realizó una jugada maestra con su CD Vision. Ahora llega Retrospective, un maravilloso viaje a su pasado que nuevamente se convierte en futuro. Electrónica al servicio del pop para hacerte bailar y sentir nuevas sensaciones. Su factótum, Carlos Vaso, nos desvela el secreto de una apuesta tan longeva.
Azul Y Negro está en constante evolución creativa. Antes de esta regrabación-recopilatorio titulada Retrospective se editó un nuevo CD con material recién salido del horno. ¿Cuál fue tu premisa a la hora de abordar la gestación de un trabajo como Vision, que presenta dos claras vertientes?
La primera, como siempre, es hacer algo novedoso y no repetirme, es algo que me obsesiona; por eso siempre he procurado que cualquiera de los diez álbumes editados en esta nueva etapa sea diferente y aporte cosas nuevas. En ese sentido Vision en sus dos terceras partes enlaza con el sonido más puro de Azul Y Negro en los 80, y en el último tercio enlaza con el anterior trabajo: Déjà Vu; una especie de continuación, con una Suite electrónica de cinco Movimientos que tanto está gustando.
En 2002 publicas Recuerda y en 2007 Makes Me Happy, dos lanzamientos en los que ya vuelves a grabar canciones de la primera etapa de Azul Y Negro antes de la disolución. ¿Cómo te guías llegado el momento de acercarte a composiciones que, lo quieras o no, ya son en su mayoría clásicos del sythn pop y la electrónica nacional?
El decidirme a hacer remakes de los éxitos ochenteros fue una consecuencia lógica ante la gran demanda de temas clásicos por parte de los seguidores y por la ausencia de reediciones en CD de aquellos antológicos álbumes, que tendría que hacer Universal que es la compañía que tiene los derechos en la actualidad.
En 1998, después de casi seis años de silencio, retomo la producción musical de manera independiente y creo mi propio sello Vaso Music. Al principio no quise utilizar la marca Azul Y Negro por simple modestia aunque soy el titular de los derechos. Así edité los tres primeros álbumes: Innovate (1998), Simbiosis (1999) y Musical Mystery Box (2001) con el nombre artístico de Carlos Vaso.
En 2002 la antigua agencia de management de Azul Y Negro, Élite Prod, nos propuso una gira con varios grupos de los 80. Yo estaba muy ilusionado pero mi compañero Joaquín Montoya rechazó la oferta y no se pudo hacer. A partir de ese momento me sentí libre para utilizar la marca en solitario y preparé el primer recopilatorio de remakes de la nueva etapa llamado Recuerda (2002). El resto de los álbumes se editaron todos bajo el nombre Azul Y Negro. Pero como todas las producciones las he hecho en solitario y de la misma manera, he decidido que las reediciones de aquellos tres primeros álbumes serán también tratadas como Azul Y Negro. Por eso en la Web aparecen como obras de Azul Y Negro en lugar de Carlos Vaso. Tanto monta, monta tanto.
Sé que eres un artista inquieto al que en la música le gusta moverse de un estilo a otro. Como ya pasara con los primeros LPs de la banda, en esta segunda juventud del proyecto has ido haciendo lo mismo, es decir, has tocado diversos palillos dentro de la electrónica. ¿Podrías describir con pocas palabras tu manera de hacer y el sonido que se va a encontrar el oyente en cada uno de los discos compactos de esta nueva travesía?
Se trata, sobre todo, de no repetirme, para que los discos sean variados y atractivos. No puedo con aquellos artistas que cuando han tenido un éxito, se limitan a hacer temas lo más parecidos posible. No es mi caso, y para ello empleo todas las herramientas a mi alcance, ya sean instrumentos antiguos o de nueva generación, físicos o virtuales. Y es que me atrevo con cualquier cosa, aunque mis instrumentos favoritos son los sintetizadores y las guitarras eléctricas.
Y regresando a los orígenes de Azul Y Negro, ¿cuál considerarías que fue tu primer contacto con Joaquín Montoya y cuál el momento en el que le propones crear ese inolvidable dúo?
Éramos conocidos desde muy jóvenes. Yo sabía que era un buen teclista. En los años 70 él tocaba en pequeños garitos de Cartagena, nuestra ciudad natal; incluso tocó el órgano en un par de temas de las maquetas de tres óperas rock —que siguen inéditas— que compuse en los 70. En 1976 me vine a vivir a Madrid e inicié mi carrera profesional con grupos como Granada y Greta. En 1980 conocí a Julián Ruiz, el productor con el que finalmente desarrollé el proyecto Azul Y Negro. La idea era crear un dúo con protagonismo para los sintetizadores. En principio estuve buscando compañero aquí en Madrid pero ninguno cuajó, hasta que finalmente me acordé de Joaquín. Me fui a Cartagena, le conté el proyecto y se ofreció a colaborar; así, en la distancia, nació Azul Y Negro.
Entre nuestros lectores hay verdaderos admiradores del rock progresivo. Tú fuiste una pieza clave en la grabación del LP Valle Del Pas del conjunto Granada. ¿Qué cambió en tu vida cuando entraste a formar parte de dicho proyecto?
Fue mi primer grupo profesional. Aprendí mucho con ellos porque eran muy exigentes y me esforcé al máximo. Valle del Pas es para mi el mejor de los tres álbumes del grupo y es que en esa última formación de la banda nos juntamos unos músicos “de aquí te espero”, con gaitero incluido. Una pasada de disco. Compuse dos de los temas en colaboración con Cárcamo y con Antoñito Smash. Los conciertos también fueron muy guapos, muchos eran festivales junto a bandas como Triana, Iceberg, Companyia Elèctrica Dharma, Asfalto o Ñu.
Y centrándonos en este género, ¿existían rivalidades reales entre bandas sinfónicas en la década de los 70 o todos combatíais por un mismo fin?
La normal que existe siempre en cualquier época y estilo. Pero era sana y nos lo pasábamos de muerte compartiendo escenario con todos ellos. Quizá con Triana era con quien más rivalizábamos, aunque ellos eran más famosos porque hacían temas cantados, los nuestros era instrumentales.
Entre medias de aquellos años y la formación de Azul Y Negro participaste en una apuesta cargada de glamour que funcionaba bajo el nombre de Greta. ¿Qué relación teníais con respecto a la escena glitter nacional y qué influencias bebíais del extranjero?
La carga de glamour, de puesta en escena que presentaba Greta la aportó el primer cantante y bailarín, Pancho Cordero, junto a su mujer, la bailarina Carmen. Ellos venían del mundo del music hall, tenían grandes ideas y habían estudiado ballet clásico y moderno. Estaban muy puestos en la materia. Yo me encargué de la faceta musical, construí la banda y compuse la mayoría de los temas. Las influencias en la primera etapa eran las de los grupos de rock y blues ingleses y americanos, aunque cuando llegó el contrato con CBS en 1979, ya sin Pancho, a los cuatro “gretas” se nos impuso como condición adaptarnos a la new wave.
Y regresando a Azul Y Negro, ¿cuáles consideras los cinco momentos clave de vuestra carrera?
1-La Vuelta Ciclista de 1982: ‘Me Estoy Volviendo Loco‘. Representa un antes y un después en Azul Y Negro. El salto a la popularidad con mayúsculas.
2-La edición del primer CD español en 1984: Suspense. Esto es cultura, es historia de la música española y pregunta de trivial.
3-La grabación en Londres del álbum Mercado Común en 1985, con el productor de Pet Shop Boys David Jacob como técnico de grabación y rodeados de los más grandes del pop mundial en los estudios Advision. Es el sueño de cualquier artista.
4-La decisión de retomar el nombre de Azul Y Negro para esta nueva etapa en el 2002.
5-La edición en 2003 del primer álbum surround 5.1 nativo español: ISS. Esto también es historia de la música española.
¿Qué disco que grabases o en el que participases a lo largo de tu carrera y que no esté en formato CD te gustaría que se reeditase?
El de Greta, El Mundo De Greta, y los de la primera etapa de Azul Y Negro en los 80; incomprensiblemente, Universal, que es la que tiene los derechos, no está demasiado interesada en hacerlo. ¡Menuda ironía! El primer artista español en editar un CD, y resulta que no tiene el resto de su obra en ese formato. Increíble pero cierto.
Texto: Sergio Guillén