Todo músico tiene algo que contar. Si me refiero a uno que ha militado junto a nombres de cabecera en la escena rock como Rainbow, Ozzy Osbourne, Whitesnake, Black Sabbath, MSG, Jethro Tull o Gary Moore, seguro que sus anécdotas ganan en contenidos. Si además ese instrumentista es uno de los mejores teclistas que ha dado para el género el Reino Unido, ¿queda alguna duda de las razones por las que planteo esta entrevista?
¿Qué significado se ocultaba tras aquel CD de 2008 titulado A Light In The Sky? ¿Era aquello la sublimación de un Don Airey sin cadenas en cuanto a las influencias de otras bandas se refiere?
Ese disco representa una hora de travesía sonora a través de espacios interiores y exteriores. He traído a las canciones muchas influencias ganadas a lo largo de los años: Rainbow, Deep Purple, Jean Michel Jarre, The Mahavishnu Orchestra, al igual que algo de clásicos modernos como Prokofief o Ginastera. De la misma manera tomo referencias estilísticas de gente como Keith Emerson o Jimmy Smith.
No hay que olvidar que te has pasado la mayor parte de los últimos treinta años girando con algunas de las formaciones británicas más respetadas de la escena rock. ¿Con qué combo te has divertido más en todo ese tiempo?
Deep Purple ha sido el mejor reconocimiento profesional para mí, aunque si hablamos en términos de diversión debo nombrar a la primera banda en la que milité. Aquel Cozy Powell’s Hammer de los primeros 70 era de carcajada por minuto. Nos lo pasábamos muy bien. Allí estaban Neil Murray o Bernie Marsden, y todos nos sentíamos como cumpliendo el sueño de todo rockero: girando a la largo de Europa, actuando con éxito por el Reino Unido, viajando en una furgoneta, tres sencillos de éxito, mucha televisión, alocados partidos de fútbol, al igual que tocando buena música a la forma en la que se debe hacer. Todavía hoy sigo en contacto con Neil, Bernie o Frank Aiello, vocalista del proyecto; a Cozy le echo de menos cada día.
¿Podrías hablarme de las diferencias entre el Ozzy Osbourne de tus días en su banda y el “Madman” del nuevo milenio?
No he visto mucho de Ozzy desde que abandoné la apuesta en 1985, aunque estoy seguro que más allá de la nueva fama obtenida, la celebridad y el dinero, él continúa siendo el mismo líder loco y talentoso que siempre fue.
En el álbum de Rainbow Down To Earth tocaste con Cozy Powell a la batería y en el siguiente LP Difficult To Cure con Bob Rondinelli. Un cambio bastante significativo. ¿Resultó difícil trabajar con el segundo tras venir de compartir estudio y escena con un Cozy que siempre sabía dar sentido completo a la palabra estilo?
Resultó algo problemático pues Bobby por aquellos días era bastante inexperto. También hay que contar con la salida de Graham Bonnet del seno. Difficult To Cure quedó como un lanzamiento bastante interesante, aunque jamás tendrá la clase de Down To Earth.
Retrotraigámonos a tu pasado antes de ser un instrumentista de prestigio. Volvamos a tu hogar. ¿Qué primeros recuerdos te vienen a la cabeza si te nombro Sunderland?
Mar, arena, mucha nieve en los inviernos, barcos en construcción, gran excitación cada sábado cuando el Sunderland jugaba un partido en Primera División. Fui muy afortunado de ser parte de una familia unida donde siempre estaba sonando música y mi padre apoyaba todas mis inquietudes artísticas a este respecto.
¿Qué querías ser de adulto en aquella infancia?
Deseaba ser un concertista de piano clásico. ¡No lo he conseguido! (Risas)
Y ya en la actualidad, ¿cómo te sentiste al aterrizar en un trabajo como el de ocupar el puesto de teclista en Deep Purple?
Muy sorprendido y encantado, al igual que respetuoso por el puesto del que a partir de ese momento me haría cargo.
¿Qué significó para ti aparecer en escena junto a Jon Lord en sus conciertos de despedida?
Inicialmente estaba aterrorizado, al igual que pienso le pasaba a Jon. Al final todo funcionó a la perfección. Aprendí algo especial mirando sobre su hombro y viajando a los conciertos en su coche; solíamos hablar muchísimo.
Ahora mirando a tu faceta de melómano y seguidor de otras propuestas, cuéntame qué bandas te han llamado más la atención sobre una tarima. ¿Cuál ha sido el mejor espectáculo musical al que has asistido?
Es difícil decidirme pues he visto a muchas en directo. La mejor de mi juventud era The Move. Absolutamente demoledores en escena, con una pinta fantástica y un vocalista, Carl Wayne, que solía machacar televisiones en sus puestas ante el público. Qué decir además de esas canciones: ‘Brontosaurus‘, ‘Blackberry Way‘, ‘Fire Brigade‘, etcétera. ¡Eran maravillosas! Recuerdo ver a Deep Purple en 1972 cuando era estudiante de piano, y eso resulto algo totalmente impresionante. Jon Lord, menuda figura de escena. Recientemente te diría que a Faith No More y a Keith Emerson.
Si echas un vistazo sobre Don Airey en el portal de la Wikipedia el lector puede encontrarse con lo siguiente en el apartado de “notable facts“: “Su introducción para la canción ‘Mr. Crowley‘ es una de las más reconocidas de piano junto a la de ‘Jump‘ de Van Halen”. ¿Qué te parece todo esto?
Fue algo que creo y grabo en una sesión de veinte minutos. Cuando Ozzy llegó al estudio y la escuchó me dijo: «Es como si te hubieses enchufado a mi puñetera cabeza». Supongo que es bonito ser recordado por algo, aunque preferiría que esto fuese un épico Kbd Concerto o el score de un filme de Stephen Spielberg.
He leído que les hiciste el apaño para Eurovisión al conjunto de éxito Katrina And The Waves. ¿Puedes hablarme un poco de ellos? Eran un conjunto con grandes canciones pop-rock.
Viven cerca de mi casa, además tienen un buen estudio y ya había trabajado con ellos, hasta llegué a girar durante un tiempo con la banda. Son una de las mejores formaciones de los 80, grandes compositores de temas pop. Soy el que suena en el principio de ‘Love Shine A Light‘. Nos adentramos en el contexto de lo de Eurovisión tomándonoslo con humor, aunque cuando el tema ganó el testado del Reino Unido la BBC me propuso ser el MD y lo ganamos. Puede que sea la cosa más extraordinaria que me ha pasado.
Hablando de aciertos, ¿cuál ha sido la mejor decisión que has tomado en tu vida?
Decidir no convertirme en un profesor de música clásica, centrándome así en probar y gestar mi propio camino en el terreno popular allá en 1973.
¿Quién ha significado la persona más influyente en tu vida?
Mi padre Norman Airey jugó un gran papel en mi aprendizaje, no sólo en los terrenos de la música clásica. Me introdujo en todo tipo de grabaciones de jazz, gente como Duke Ellington, Charlie Parker, Bill Evans, Frank Sinatra, y al mismo tiempo se embelesaba con The Beatles. Igualmente me ha marcado la gente con la que he trabajado: los miembros de Deep Purple, Ritchie Blackmore en mis años con Rainbow, Jon Hiseman cuando milité en Colosseum II y, claro está, Cozy Powell.
Cerrando esta interesante charla, ¿hay algún libro en el que te bases para hallar conceptos digeribles en tus álbumes de estudio?
En A Light In The Sky estuve muy influenciado por los libros de Stephen Hawking, igualmente que por las sorprendentes obras de John Gribbin Stardust y Biography Of The Universe.
Posiblemente Airey no sea recordado por marcar una revolución frente a los teclados como algunos de sus contemporáneos. A quién le importa eso si se sabe que Don continuará imprimiendo un personalísimo sello a cada canción que grabe. Así lo lleva haciendo durante largos años de carrera. En ocasiones vale más la constancia y el detalle certero que la pirotecnia pasajera, y de lo que este instrumentista puede estar seguro es que cuando llegue la hora del retiro no tendrá que avergonzarse de ninguno de sus arreglos frente a las teclas.
Sergio Guillén
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