Igor Paskual es el antiguo líder de Babylon Chat, lleva más de 10 años de lugarteniente a las 6 cuerdas de Loquillo y también ejerce de escritor, columnista, padre, dandy o erudito de todas las artes. Por todo ello -y razones que se nos escapan- es uno de los mejores entrevistados posibles del rock en castellano. Nos enfrentamos a él para que nos hable de su segundo disco en solitario Tierra firme, está cansado, pero satisfecho, lleva todo un día de trabajo haciendo lo que más le gusta: hablar de sí mismo.
Los asturianos tenéis fama de ser muy fríos, pero luego es fácil acabar en el Savoy de Gijón tomando copas con Rafa Kas.
(carcajada) Rafa Kas fue profesor de guitarra mío muchos años, es un guitarra de la polla, muy técnico. Rafa es muy Asturias, muy de invitar, ese rollo, (le imita) ¡¡venga otra copa, más volumen!! (risas). El Savoy es un lugar maravilloso, muy bueno para escuchar música, suena muy bien. Antes estaba el Savoy 2, con sus escaleras hacia abajo, se entraba y no se salía, era muy divertido. Las bandas molaban y era muy Cavern, molaba el rollo, pero tenía mucho peligro (risas).
Has tardado mucho en sacar tu segundo disco, de hecho has sacado entre medias dos libros, y eso que se supone que su lanzamiento era inminente cuando salió el anterior.
Ha pasado de todo un poco, todo tiene sus motivos. Cuando estaba con Equilibrio Inestable lo saqué con una compañía relativamente pequeña y en una compañía así hay que pelear mucho el disco. Me fui un par de veces a Argentina con una banda de allí y, la promoción me llevó mucho tiempo. Luego me salió una cosa muy interesante en la Universidad de Oviedo, un aula de música pop rock, y estuve muy implicado en alguno de los cursos, uno de Springsteen, uno de Nick Cave, otro de brit-pop… también terminé la tesina sobre estadios de fútbol en mi carrera de historia del arte. Luego me reincorporé con el Loco, que había terminado su gira de poetas, hice varias giras con él, saqué el libro El arte de mentir que también peleé bastante, tuve dos hijos más… muchas cosas que llevan tiempo.
Además con este disco quería un paso realmente adelante, ya no me valía con hacer un buen disco, tenía que poner en el disco todas las cosas que había vivido en este tiempo. Quería hacer algo tan sencillo y tan difícil como -sin dejar de hacer rock- no hacer el rock que hace todo el mundo en España, con los mismo arreglos, las mismas guitarras, las mismas letras, el mismo tipo de voz… quería algo distinto, y eso me llevó tiempo. Por eso no grabé de forma continuada, iba descartando temas, haciendo pruebas con las canciones, arreglando, desarreglando… y me llevó mucho tiempo, más del que pensaba. Ahora estoy muy contento de haber tardado ese tiempo.
También hay canciones antiguas, la de Nuevo cine español ya la tocabas en la gira del primer disco, y respecto a los cambios que comentas, el productor es el mismo, lo has grabado en el mismo sitio… a mí no me parece que sea tan diferente en temas de producción.
Me importa que la narrativa del disco sea coherente y esa canción no entraba en Equilibrio inestable. Cuando empezamos con el primer disco nos estábamos conociendo y quisimos rematar lo que habíamos empezado. Los músicos sí que son distintos, y un montón de ideas que se habían quedado fuera en el primer disco ahora sí que están.
¿Qué tipo de gira harás esta vez? recuerdo que la de tu primer disco fue muy rara, fechas muy espaciadas, a veces aparecías tú solo, a veces con banda…
Lo que pasó entonces es que la gira del Loco, que en teoría iba a terminar, no terminó, y se me montó la primera parte de mi gira con la suya. Luego nos fuimos a Argentina y a la vuelta nos fue mejor, íbamos un poco a salto de mata. Ahora sí que habrá una gira más sólida. El nuevo disco del Loco ya está grabado pero no saldrá hasta abril, faltan las mezclas, pero lo mío ya lo terminé y ahora tengo tiempo libre para hacer mi gira y que no me vuelva a pasar lo del primero.
Hablamos hace 5 años y estabas muy preocupado por el gran cambio que había sido para ti tener un hijo, ¿sigues en equilibrio inestable?
No, no (sonríe), hemos pasado de la inestabilidad a la tierra firme, gracias a dios. Cuando tienes hijos la inestabilidad, como mínimo, te la tienes que comer, ellos no pueden vivir sobre suelo inestable. Además creo que los años te enseñan mucho mejor a convivir con esos dos lados que tenemos que antes nos causaban tanto daño y al final acabas teniendo herramientas para saber manejarlos. Eso no quiere decir que te conviertas en una persona aburrida y sin ánimo de aventuras, todo lo contrario, cuando tenemos una tierra firme -un amor, una familia o el rock- somos más valientes y más arriesgados. A lo largo de cinco años he aprendido lecciones muy importantes, muchos nacimientos -tengo 3 hijos ya-, muchas actividades, muchas cosas… ha sido una verdadera lección vital.
¿Qué te has traído de tus viajes a Argentina?
Del rock argentino me he traído lecciones que todavía estoy incorporando. Hemos hablado mucho de que el rock argentino gusta en españa y realmente es mentira, gusta los Rodríguez y ya, y por derivación Calamaro y Tequila, pero de rock argentino apenas logró salir un poco Moris en su tiempo. Aquí Spinetta no gusta, Fito Páez muy poco… asumo que no son realmente conocidos, tienen una complejidad armónica de la que nosotros carecemos, progresivo por momentos, y líricamente están muy bien ubicados, ahí realmente destacan, no tienen miedo a la metáfora, a ser pedantes… que a veces lo son pero, cuando aciertan, aciertan de pleno.
Lo que siempre me traigo de argentina es el entusiasmo de sus músicos, que sobreviven en unas condiciones muy precarias, es una vida mucho más dura que la de aquí. Buenos Aires a veces parece un lugar idílico, y te transmite una energía, pero también te roba otra. Es una ciudad caótica, violenta por momentos. No es DF, pero es una ciudad cada vez más violenta con unas situaciones de seguridad que los europeos no estamos acostumbrados… aunque viendo lo que estamos viendo seguramente nos acostumbraremos pronto.
En cuestión de letras Tierra Firme es como has comentado, no tienes miedo a ser pedante.
Me gusta mezclar los mundos, así como hay una canción que es Opulencia que habla de que no nos digan no a nada -de que queremos todos los vicios y los queremos ya- de una manera muy instintiva y animal, también he incluído otros vicios que son más refinados. He incluido la poesía, el mundo de la gastronomía… la temática del rock y del pop, al menos en España, está limitada a temas muy reducidos y nuestras experiencias son muchísimo más ricas. Por ejemplo, el tiempo que dedicamos en España -¡y sobre todo en Asturias!- a comer es muy grande, y luego hay muy pocas canciones que hagan referencia a la comida ¿cómo puede ser? con el tiempo que pasamos hablando de comida… ¡¡que comemos hablando de comer!!
A mí me gusta hablar de la generación del 27, de comida, de fútbol, de Aristóteles y de coños. A todo le doy la misma importancia, todo tiene la misma validez para hablar y ser tratado y todo es disfrutable. Me gusta juntas mundos que tienen sensualidad: el recitar poesía, la comida…
Usas muchísimo la primera persona y queda todo muy autobiográfico, no te creas ningún personaje, eres tú el que canta y hablas por ti mismo.
Eso tiene unas ventajas, mientras tu material vital esté funcionando tienes cosas que contar y es muy interesante. De cara al oyente creo que lo hace muy creíble, pero es verdad que es algo de lo que me gustaría aprender a salir, al igual que hizo Springsteen con Nebraska. Él venía de un mundo muy autobiográfico, de sus experiencias como hombre adulto, como hombre joven, y en Nebraska se metió en personas que no eran él, y dio voz de manera creíble a gente que -por ejemplo- eran asesinos.
El hecho de usar la primera persona no sé si lo veo como una virtud o como que he hecho virtud de un defecto, que puede ser falta de imaginación, falta de empatía… no puedo encarnarme en nadie, no sé si es un defecto por momentos. Es un paso necesario que a mí me gustaría dar, el utilizar la tercera persona,
Un gran letrista como es Josele Santiago me contaba hace poco que le gusta mucho usar la tercera persona para ponerse en el lugar del malo.
Josele es muy fan de Ray Davies de los Kinks, que utiliza básicamente la tercera persona y siempre usa muchas encarnaciones de personajes. De ahí luego lo aprendieron los Jam o Blur.
Lo de ponerse en el lugar del malo es una cosa muy necesaria y muy sabia. Precisamente nosotros que somos un país muy católico, creo que todo ese rollo del perdón al otro, de poner la otra mejilla o de que el malo también entre en nuestro jardín, en el único lado donde se puede hacer es en el arte. En la vida real nunca puedes poner la otra mejilla ni perdonar de la manera que dice el evangelio. En cambio, el arte es el único lugar que nos permite ponernos en la piel del malo, justificarlo o al menos tratar de hacer comprensible su punto de vista, una de las grandes funciones del arte es esa. Creo que ahí Josele acierta con ese punto de vista.
¿Entonces crees que la incorrección política sólo tendría que estar en el arte?
Yo creo que lo políticamente correcto en la vida diaria es necesario, no te puedo llamar puta o negro de mierda, me parece bien que los periodista utilicen un lenguaje apropiado, es necesario porque el lenguaje construye la realidad. Me parece un avance el lenguaje políticamente correcto. Pero el arte, igual que el sexo, son los lugares donde la violencia -si está consentida- se puede tolerar. Son esos límites como de escape, de agujero, de carnaval que tenemos para respirar y tomar un poco de aire. En el arte, en el cine en el teatro es el lugar donde se pueden glorificar a verdaderos malos, el padrino no deja de ser la glorificación de unos malos, en la vida real no puedes hacer eso.
Respecto a los cursos que me comentabas antes que impartiste, el de brit-pop me cuadra mucho, porque precisamente tú pareces muy británico, por como vistes, tu estética, tu discurso… parece que hubieras nacido en Sheffield.
Pues muchas gracias, porque Richard Hawley es de Sheffield, así que encantado (risas). Siempre he tenido más querencia por el rock británico que por el americano, y eso que me gusta mucho el rockabilly.
Quizá los ingleses son los que añaden al rock que llega de estados unidos el toque de escuela de arte, el toque inteligente. A la entrepierna y a la urgencia le añaden el cerebro, y a mí esa mezcla me parece fascinante. Todo un concepto artístico en torno a una música, y eso me parece que lo hacen todos los grupos británicos de los 60, incluso en los 70, porque los Clash pasan por escuelas de arte y así enfocan su música de una manera muy estética, muy reflexiva, pero a su vez no han perdido esa animalidad.
Siempre ha sido una isla de piratas, pasa incluso con la música de baile, Inglaterra lo devora y le da la vuelta, el hiphop ellos lo ralentizan y lo convierten en triphop, el punk -que se inventó en Estados Unidos- ellos lo dan la vuelta y parece que lo han inventado ellos… todas estas cosas, que parece que el ska es británico, ¡como el curry! que parece que el típico plato británico es el pollo con curry, han conseguido dar la vuelta a todo, lo hacen muy bien, es fascinante.
¿Es más fácil ser un dandy con 40 años que con 20?
(risas de dandy) El dandy no es sólamente una apariencia externa sino un sentir interno. Creo que los 40 te dan un saber estar, una jerarquía dentro de la vida, que con 20 no tienes. Me veo con 20 y no veo ningún dandy, como mucho un aspirante a muchas cosas. La sabiduría de la experiencia puede ser muy erótica.
Al terminar la entrevista aparece Josu García, también integrante de la banda de Loquillo. Los primeros temas de conversación entre Igor y él: qué cenamos y qué escucharemos.