Nos sentamos con Jairo Zavala, o lo que es lo mismo, DePedro. Desde nuestra última conversación ha grabado un disco nuevo (La increíble historia de un hombre bueno), ha visitado con su guitarra nuevos territorios y no ha parado de tocar. Con este currículum su zurrón de anécdotas e historias -del pasado y del presente- sigue siendo inagotable.
Tus discos parece que están cada vez más producidos, este último tiene aún más capas
No está hecho intencionadamente, sólo voy jugando en la eterna búsqueda de la voz propia, y no sé si lo estoy haciendo bien, pero en el proceso de encontrar mi voz es cuando disfruto.
¿Te habías encargado alguna vez del trabajo de producción y arreglos?
Este último disco (La increíble historia de un hombre bueno) lo he producido yo. En la vaca (Vacazul) también, pero era todo más conjunto. En todos los proyectos en los que he estado siempre he intentado -a lo mejor para pesadilla de otros (risas)- exponer cómo me sonaban a mí las canciones. Siempre me ha gustado y me interesa mucho el papel de la producción en la música.
Cada disco nuevo tuyo tiene más ingredientes de músicas del mundo, y como no dejas de visitar nuevos países supongo que esto no dejará de crecer…
¡Dios mío! tienes razón (risas). En la Vaca ensayábamos y sabíamos lo que queríamos, pero con DePedro me dejo llevar, es como una cebolla a la que le voy quitando y quitando capas hasta que se queda algo que me agrada. Pero vamos, cuando hago una canción tampoco lo tengo muy premeditado.
¿Qué viajes has hecho últimamente?
Estuve en Australia, la segunda gira que hago con DePedro y la tercera vez que voy. Allí vi a un grupo de rock mongol, medio surferos, pero con la vestimenta típica de su país y con instrumentos tradicionales mongoles en electrico. También he estado en Brasil, que nunca había ido, hemos hecho un proyecto en una favela que se llama Parada de Lucas, con un compañero periodista, Ángel Carmona, y ha sido espectacular a nivel humano. (Rotundo) La música es parte de mi vida, no es mi vida, y necesito hacer cosas como esta para que mi vida tenga sentido.
¿Compras muchos discos en esos viajes?
¡Ya no me caben en casa!, compro música digital porque es cómodo para llevar, y también algún vinilillo.
Con DePedro desde el principio la prioridad era tocar fuera…
No, ¡qué va!, es algo que ha pasado, pero yo quiero tocar cerca de mi casa, de mis chavales (risas). (Para DePedro) España es un territorio más, para mí es muy importante porque es mi país y me gustaría estar más por aquí, pero me llaman de otros sitios y tengo que ir.
La música de DePedro se presenta abiertamente como latina, sin embargo esta es una etiqueta menospreciada en España, como si no fuera seria, hay gente -incluso en círculos de músicos profesionales- para la que el latino es sólo el reggaeton y derivados.
Pues ellos se lo pierden, es esta país es imposible no haber escuchado a Los Chichos o a Los Chunguitos. Además ¿sabes por qué no tocan fuera los grupos españoles que hacen rock? porque fuera el rock ya lo tienen, no tiene sentido, lo mismo que aquí no vienen a triunfar grupos japoneses de flamenco. Interesan los grupos con voz propia y por eso los que salen son los latinos, Amparo (Amparanoia), Manu (Chao), Macaco… han salido mucho y han currado a muerte. Por mucho que le escueza a la gente están tocando de cabezas de cartel en festivales por todo el mundo. En el Sziget Festival estaban grupos como Placebo, pero el grupo gordo era Ska-P. Creo que uno de los motivos por los que DePedro toca en el extranjero es porque está dentro de una corriente estética que interesa fuera.
Además tú participaste en un homenaje a Peret
¡Peret, qué grande! se lo digo a mis colegas que tocan funky, nunca vais a poder con el borriquito como tú, ¡baila hasta el apuntador! (risas). Tuve el placer de hacer ese disco con Peret y con Amparo, la banda éramos la Vacazul, fue brutal (canta y da palmas) “esta noche voy a verte, ay, ay que suerte”.
Como DePedro puedes tocar tú solo, con Lucas, trío, con banda…
Porque la música de DePedro es muy flexible. El show no pierde, no es ni mejor ni peor, simplemente es diferente, y eso creo que a los fans les interesa… y a mí me divierte mucho.
¿Con qué formación giras por Europa?
En trío, Andrés Litwin, Lucas y yo. Por un criterio estético y porque creo que en el futuro DePedro va a ir por ahí. Tengo mucho interés en el power trío por las improvisaciones que se pueden hacer y estoy volviendo a esa fórmula, te permite pasar de texturas super extremas a nada de inmediato. A mí me gusta mucho jugar con el silencio, y así se generan vacíos. Tocar con una banda grande es maravilloso porque tiene un sonido enorme, pero estas cosas son más difíciles de hacer, aunque en parte es por mi culpa, que hago muchos arreglos.
Andrés además está desarrollando una técnica que no le he visto a nadie, que es tocar el bajo con el pie izquierdo, el bajo de órganos , y toca la batería a la vez. Es espectacular, si no lo ves en un bolo no te lo puedes creer, es de otro mundo. Yo estoy flipado, pero no se lo digas a él (risas)
¿Ahora mismo eres miembro de Calexico?
No, Calexico son Joey y John, los demás somos sus músicos, aunque hay gente que lleva mucho tiempo en la banda. Yo he hecho las últimas dos giras y ahora que Paul Niehaus está tocando con Justin Townes, el hijo de Steve Earle, estoy tocando yo el pedal steel.
Soy feliz tocando en Calexico, es diferente a DePedro, no es mi papel estar en primera fila, no es mi grupo. Es más relajado porque no tengo ninguna responsabilidad, sólo tocar la guitarra.
Hace poco murió Lou Reed, del que haces una versión (What Goes On), y creo que conociste su música porque una chica te regaló un cassette…
(Carcajada) una chica no, ¡mi mujer!, me dio una cinta en plan “aprende música chaval”. Fue antes de que fuéramos novios, y bueno… como dice ella, “¿que tal? de momento bien” (risas).
Llevas con un ritmo de trabajo brutal desde hace muchos años, sólo que antes lo repartías entre muchos proyectos y ahora estás únicamente con DePedro y Calexico…
No me da la energía para hacer más cosas. Me encantaría, soy muy curioso y se me ocurren cosas, pero hay que ser realistas.
Desgraciadamente cada vez son más habituales los robos de instrumentos, y hace unos meses sufriste uno…
Sí, me robaron todo… hasta la guitarra de la vaca, la dorada, me he quedado sin ella. Lo que siempre digo para sentirme bien es que no te pueden robar lo que tú haces, que es tocar, las cosas materiales no tienen importancia.
DePedro presenta en Madrid su nuevo disco La increíble historia de un hombre bueno el próximo sábado 14 de diciembre en la sala Joy Eslava. Entradas en taquilla10.com