Entrevista a Luz Verde — “Nuestra relación con Venezuela es de amor puramente”

Venezolanos residentes en Barcelona desde 2004, Luz Verde lleva desde entonces trabajándose la escena estatal desde abajo. ¿Sus armas?, rock clásico con inequívocos aromas a rock latinoamericano y un asentado éxito en su país de origen. Charlamos con Willbert y Carlos (ambos voz y guitarra) mientras Eduardo (batería) y Pedro (bajo) aguardan en cataluña el nacimiento del hijo de éste último.

“En llamas”, el disco que estáis promocionando ahora, realmente fue editado en 2010…
Pero la distribución [en España] llegó en 2011. En 2010 salió en Venezuela e hicimos toda la promoción allá, mientras tanto estuvimos armando estructuras en España para poderlo promocionar mejor. Ahora estamos de gira de medios, estuvimos tocando en Buenafuente, con Los Suaves…

Precisamente en la actuación de Buenafuente los coros están muy presentes, parece muy típico en los grupos latinoamericanos, dos voces al unísono…
Nosotros siempre intentamos que nuestras voces suenen mucho, siempre hay uno que canta la mayoría de la canción pero casi todos los temas tienen dos voces. En grupos argentinos sí que son comunes las dos voces, pero en venezolanos no tanto. Al principio cantábamos los dos porque no sabíamos mucho, para apoyarnos mutuamente (risas), ahora que tampoco sabemos pero no nos importa (más risas), conocemos un poco más de armonía e intentamos sonar como las armonías de Beatles, Stones…

Otra coincidencia con grupos como Tequila, son las guitarras, muy stonianas, como se escucha claramente en De fiesta por el sol…
Cuando hacemos rock and roll mamamos mucho de Zeppelin y Stones, y bueno, salen cosas parecidas, aunque Zeppelin… lamentablemente nadie puede tocar como ese tío [por Jimmy Page] (risas). Tequila son una de nuestras grandes influencias, también Ariel Rot, Calamaro… hubo una época en la que nos inyectábamos Calamaro todo el día…

Cuando otros grupos latinoamericanos como Bersuit han girado por España la gran mayoría del público son gente de allá, ¿os pasa a vosotros lo mismo?
No. No sé si consciente o inconscientemente hemos intentado no volvernos en un grupo exclusivamente para venezolanos, nosotros encantados de que esten allí, pero vinimos a España para entrar en el mercado español y llegar a todo el mundo. Además, los códigos que manejamos, el rock and roll, no son, por decirlo así, sectarios.

“En llamas” se grabó en Barcelona, ¿cómo fue la experiencia?
Trabajamos con Roger Rodés, que ya produjo nuestro disco anterior, y es el productor de Macaco, Facto Delafé, Nubla… En llamas fue grabado casi en directo, todos a la vez, queríamos captar la esencia y la crudeza del directo. Anteriormente nosotros siempre habíamos grabado por pistas, añadiendo luego muchas guitarras, y Roger dijo de grabar la pureza de la banda. Somos una banda con mucha rueda, hermanos prácticamente, nos conocemos desde que tenemos 7-10 años, excepto el batería, que llegó en 1995, ¡y ya son 16 años con él!. Eso se siente cuando escuchas el disco.

Una vez tuvisteis el disco en la mano, primero lo movisteis por Venezuela…
En Venezuela las cosas estaban más claras en ese momento, la gente estaba esperando el disco y no podíamos retrasarlo. Aquí [es España] las oportunidades estaban un poco más lentas, había que preparar cosas, distribución… no podíamos dejar esperar a Venezuela y perder el momento logrado por [nuestro disco anterior] Manual de buenas costumbres. Además sacamos el vídeo de la canción ‘En llamas‘, que lo grabamos durante una nevada en Barcelona cuando el disco no estaba ni masterizado, y la respuesta [en Venezuela] fue brutal.

Está el vídeo de ‘En llamas‘, el de ‘Solo solo‘ y ahora en las teles y radios estáis tocando ‘Cenando con el diablo‘, ¿por qué tantas canciones a la vez?
Estamos haciendo las cosas según van saliendo, primero el vídeo de ‘En llamas‘ porque nos pegaba con la nevada, curiosamente. Para cuando trabajamos el segundo single ‘Solo solo‘ aquí [en España] todavía no estaba la maquinaria preparada y ahora estamos con ‘Cenando con el diablo‘, que allá en Venezuela es el tercer single y aquí realmente es el primero.

¿Cómo ha sido la respuesta en Venezuela a ‘Cenando con el diablo’?, la letra puede referirse a Hugo Chávez…
Ha tenido muy buena respuesta, hay mucha gente descontenta con el tema político y siempre que dices “el diablo es venezolano” hay gente que se emociona y levanta las manos, pero la canción no trata sólo de eso, aunque mucha gente se lo quiso tomar estrictamente de esa manera. Es a propósito que estoy haciendo ese juego, porque de vivir en Barcelona, con gente de todos lados, me di cuenta de que los venezolanos tenemos mucha malicia, no es maldad, es malicia, viveza… y claro, en la canción me refiero a Chávez, pero también a esto. No es una cosa precisa.

En internet he visto que muchos venezolanos tienen con vosotros una relación de amor-odio…
Visto desde aquí debe ser muy difícil saber quién está hablando de qué lado y tal, nosotros nunca hemos querido politizarnos, pero [la sociedad venezolana] es una sociedad polarizada de por sí, y al serlo es imposible que nosotros no entremos dentro de ese juego. Hay gente que toma el hecho de que nos hayamos ido como de huída, y hay gente muy orgullosa de que lo hayamos hecho. Nuestra relación con Venezuela es de amor puramente, adoro Venezuela, me encanta volver y ver que por fin la banda ha crecido allí. Lo demás es pelea política, ese clima revuelto que está sujeto a la interpretación de cada uno.

Luego hemos trabajado el circuito de Barcelona más que muchas bandas de allí, también somos de Barcelona, pero hay gente que dice que somos de fuera… al final nosotros nos quedamos con los que nos quieran.

Es curioso que casi todas las letras de vuestras canciones son muy positivas…
Parece que somos unos tipos optimistas (risas), aunque toquemos los temas más tristes tienes que verlos de una forma positiva y superar el momento.