El armonicista Marcos Coll comenzó a tocar blues en varios grupos de Galicia y continuó su carrera actuando junto a Tonky De La Peña, Mick Taylor o Buddy Miles, aunque su proyecto más conocido es haber sido el 50% de Los Reyes del KO, dúo nómada que surgió en Santiago DC, saltó a Madrid y finalmente a Berlín, donde actualmente tiene su residencia. Su último proyecto, junto al guitarrista Stefano Ronchi, es el disco Street Preachin’, donde Coll confiesa que hay “tanto blues tradicional como frikadas de las que me gusta hacer”. El disco sale oficialmente el próximo 16 de marzo, y ese mismo día estarán presentándolo en el Big Mama Ballroom de Madrid. Charlamos con el bluesman para que nos ponga al día.
Antes de nada preséntanos a tu compañero Stefano Ronchi, con el que acabas de grabar un disco y te dispones a girar.
A Stefano lo conocí en la jam session que organizo todos los lunes en Berlín, en un sitio muy conocido de allí que se llama White Trash que ya es como mi (nuestra) casa. Nada más verlo me di cuenta de su talento y conocimiento tocando blues, tanto acústico como eléctrico, pero ya lo que me acabó de ganar fue cuando me dijo que era también un amante del hip hop. Hay mucho purista del blues que cuando le hablas de este estilo te tuerce la cara.
Aparte de ser un gran músico de blues, hace bases de música electronica y hip hop, toca jazz, ragtime, swing… ese es el tipo de músicos que busco, músicos que conocen bien el blues pero que también están abiertos a otros estilos. Encima de todo es un músico superprofesional con el que da gusto trabajar. Ya llevamos un tiempo tocando juntos prácticamente todas las semanas y ya tenemos esa complicidad tan importante para tocar en directo.
Leo sobre Stefano que le da sabor mediterráneo a su blues, ¿te persigue (para bien, claro) la etiqueta latin-blues?
Me encanta la música latina, es un tercio indígena, otro (el ritmo) africano y el otro la armonía y melodía. La mayoría son de raíz española y europea, o sea que lo tenemos dentro aunque no queramos. Stefano, al ser italiano, también tiene su trocito de corazón latino, por lo que aunque no quisiéramos tendría que salir por algún lado. La etiqueta latin-blues sobre todo me la ponen fuera de España, y más aún después de mi proyecto con músicos mexicanos Los Mighty Calacas.
Vuestro nuevo disco se titula Street Preachin’, ¿qué has podido incluir en él que tenías ganas de hacer?
Sobre todo lo de mezclar algunos temas y melodías de blues tradicional con ritmos de hip hop. Desde que escuché ciertos discos de RL Burnside me apeteció hacer algo así, y ahora al conocer a Stefano di con la persona adecuada para llevarlo a cabo. Realmente en este disco hicimos lo que nos dio la gana en cuanto a música y sonidos, y yo pude experimentar con muchos pedales de efectos para la armónica. Alguno de los llamados blues-nazis nos odiarán…y eso me alegra.
Me gusta mucho cuando “os salís del tiesto” del blues, ya sea en plan country-gospel en On Revival Day, regustos electroswing en Trust o el rollo new orleans-hiphopero en Hip-Harp, ¿cómo surgieron estas canciones y sus arreglos?
La primera que hicimos en ese plan fue precisamente Hip Harp. La marca de armonicas Hohner me pidio un tema para un video promocional y querían algo diferente. Le pedí a Stefano varios beats (¡es un crack haciéndolos!) y salió eso. A raíz de ahí nos animamos a hacer mas.
En Revival day esta invitada mi amiga Dorrey Liles que es una gran cantante de blues, soul y gospel que vive aquí en Berlín. Su padre es predicador y se crió en la iglesia, o sea que sin duda era la perfecta para hacerlo. En Trust está ella también y otro amigo, un rapero de Angola que se llama Mc Diamondog del cual soy fan. La verdad que todo fue saliendo de una manera muy natural y con cero prisas, que es como deben de hacerse estas cosas, creo yo.
Recuerdo en tu carrera otras -como tú dices- frikadas: los rapeos de El beat de mi corazón, The Scratch o el afro de Komanine. ¿esos arreglos parten de ideas tuyas?, ¿de los colaboradores?
El Beat de mi corazón era una canción de Los Reyes del KO, que antes se llamaba Turkey on The Barn. Decidimos hacerla en castellano, y estando en el estudio se me ocurrió que rapeara el sobrino del productor, que es de Detroit, y para él echarse un rapeo es como para nosotros hacer una tortilla de patatas, algo muy natural.
Las otras dos salieron en la recopilación Under The Wings. Komanine es una canción de mi batería -y también bajista en otras formaciones- el mozambiqueño Carlos Dalelane. Siempre me gustó esa canción y le pedí grabarla dándole mi toque. The Scratch es sobre un riff de Luther Snake Boy Johnson que llevo tocando toda la vida, y que siempre me pareció que le iba a quedar perfecto un rapeo y unos scratches de mi amigo FonkyOmar. Para el rap llamé a Kileza(KG), que es otra amiga sudafricana que vive en Berlín. Quizás salen así estas cosas por vivir en Berlín, donde hay gente de todo el mundo y un montón de estilos de música que te van influenciando.
Vuelve a colaborar contigo el gran Guitar Crusher con la canción Can’t Share Your Love, un tema compuesto por él, ¿sigue actuando habitualmente en Berlín? ya estará bastante mayor…
Crusher…ufff….podría hacer varias entrevistas sólo hablando de él. Es de los pocos bluesman de verdad que quedan vivos, tiene 84 años y es incapaz de sentarse durante las dos horas que dura el concierto. Esta gente es de otra pasta, él se morira el día que no pueda seguir saliendo al escenario. Gracias a derechos de autor y a su mujer -que es una manager muy avispada- tiene el resto de sus días solucionados a nivel económico, o sea que no tendría que seguir metiéndose esas palizas, pero como dice él, se quiere morir en el escenario. Aparte de todo él y su mujer son muy buenos amigos míos, como familia, por lo tanto siempre que él quiera estará en mis discos.
Aquí en Madrid vais a tocar en una sala de baile, Big Mama Ballroom, algo que es una auténtica novedad (y revolución) por estos parajes, ¿lo hacéis más a menudo fuera?
El blues es música de baile, sobre todo en Estados Unidos, donde están los famosos ballrooms. Creo que, de todos los países donde toco, España es donde menos se baila. No entiendo porqué, ya que con lo que nos gusta la fiesta deberíamos ser los que más. En Alemania -que según dicen son muy aburridos y sin sangre- hay sitios donde tocamos que hay gente de 60 y 70 años que bailan durante todo el concierto.
Aparte de eso hay ahora una escena muy importante de baile blues de gente joven, en la jam que hago los lunes vienen muchas parejas que saben bailar realmente bien. Hay escuelas, festivales de baile como el Berlin Blues Explosion donde cientos de personas, ya sean solas o en pareja, bailan temas de Robert Johnson o Lightnin Hopkins hasta las tantas de la mañana. ¿y sabes lo más curioso? los temas que más les gustan bailar son los lentos.
En vuestro próximo concierto en Madrid habrá varios reconocidos bailarines de blues, ¿tú sabes bailar blues o algún otro estilo?
Realmente creo que para ser músico es imprescindible saber bailar. No me refiero a hacer volteretas y malabares, pero sí a poder llevar el ritmo y no hacer el ridículo, o sea que un mínimo claro que sé. Aparte, la novia de Stefano es profesora de baile blues, organiza eventos de este tipo ¡y ya nos está enseñando a vacilar con clase! (risas). Cumbia y salsa sé otro poquito de pasarme tanto tiempo en México, ¡si allí no bailas estás perdido!. A la gente de Big Mama Swing los conoci en Berlín en el festival del que te hablaba antes, van a competiciones por todo el mundo y es un espectáculo verlos bailar.
Te pregunto lo mismo que a Adrián cuando hablé con él hace unas semanas: ¿Te siguen pidiendo La Paloma en los conciertos? (echamos mucho de menos a Los Reyes del KO)
No hace falta que me la pidan, muchas veces cae. ¡Si algo funciona no lo cambies!. Sé que hay bastante gente que se acuerda de los KO, muchas veces me sorprende cuando gente me dice que empezó a tocar blues al vernos, o bandas a las cuales influenciamos y tocan nuestras canciones. La verdad, es un sentimiento muy bonito.
¿Qué te parece el nuevo proyecto de Adrián, The Criers?, ¿y la indumentaria que ha escogido para la ocasión?
Adrián siempre tuvo esas influencias. Cuando empezamos a tocar juntos de niños yo -al tocar la armónica- estaba más en el blues clásico, y él -aunque le gustaba el blues- estaba más en los Kinks, Who o el rock-soul americano. Por lo tanto eso siempre lo ha tenido dentro, y encima ahora mezclado con todo lo que ha aprendido del blues, soul, funk… ¡qué te voy a decir de Adrián! el que tiene talento, haga lo que haga, va a sonar bien. En cuanto a la indumentaria, pues también muy Adrián, eso sí, ¡¡el pobre se debe gastar un pastón en tintorería!!
Por cierto, ¿llevas en la foto del interior del disco una camiseta de Sabonis de cuando estaba en los Portland Trail Blazers de la NBA? te da un toque muy hip-hopero.
(muchas risas) La de Sabas también me gustaría llevarla, uno de los mas grandes europeos que ha habido, pero este es el número 11 del Chacho (Sergio Rodriguez), ¡que me encanta! Soy un loco del basket, jugué competición hasta los 17 y llegué a las categorías inferiores del Obradoiro, que era mi sueño, pero ahí fue cuando ya empezaba a tener muchos bolos, me fui a vivir por mi cuenta y me hice músico profesional, y claro, tuve que elegir entre madrugar con un entrenador gritándote y mandándote sprints defensivos… o los encantos de la noche. ¡Hoy en día sigo jugando dos veces a la semana en un equipillo y me la gozo!
Estéticamente es muy hip hopero, aunque al día siguiente para el bolo puedo llevar un traje clásico o ropa de otro estilo muy diferente. Sinceramente, la ropa para mí dice muy poco de cómo es una persona, o sea que lo que me guste me lo pongo (risas).