Los granadinos acaban de publicar Diez, décimo disco de gran significado para el cuarteto. En 2016, después de que Niños Mutantes se encontraran con un homenaje por su 20º aniversario en forma del álbum Mutanciones, que luego llevarían al directo en La Riviera de Madrid, una pelea estuvo a punto de dar carpetazo a su proyecto musical. Nos reunimos con dos de los cuatro mutantes, Juan Alberto y Miguel, para hablar de cómo la música salvó al grupo, que este fin de semana actuó en el WAM de Murcia y la sala Ochoymedio de Madrid.
Lo primero, ¿cómo se afronta un disco después de casi separaros?
Juan Alberto: Como un salvavidas, una forma de recuperar nuestros lazos a través de la música, de darnos cuenta de que, por muchas cosas que puedan separarnos o por muchos roces que pueda tener una relación por el paso del tiempo, si está cimentada sobre algo tan importante para nosotros como es la música y la magia de saber que juntos seguimos creando cosas, eso es una argamasa que une después de una crisis. La crisis personal está ahí, se debe a que las relaciones sufren, pero seguimos siendo amigos y seguimos queriéndonos. Estos son amores familiares, es la gente a la que más quieres y a la que más odias. Quizás perdimos la virginidad en ese año, en el sentido de que nuestra relación había sido idílica siempre.
¿Habíais tenido alguna bronca antes?
Miguel: De esas dimensiones, nunca. Nunca había planeado sobre nosotros el fantasma de la separación y fue la primera vez que lo sentimos tan cerca. Eso te ayuda a reconsiderar muchas cosas. En una crisis de pareja, si se supera, sales reforzado porque te das cuenta de las cosas buenas que tienes, y de las malas. Nosotros hemos intentado centrarnos en la música, que es nuestro bálsamo, el que nos une a todos.
Creo que le chocó a todo el mundo que decidierais contar abiertamente lo que había pasado. ¿El 20º aniversario pudo con vosotros?
JA: Sí, porque esto ocurrió una semana después, no tuvimos ni tiempo de disfrutar como se merecía lo de La Riviera. Todavía teníamos en el cuerpo esas sensaciones tan bonitas y, de repente, nos vimos metidos en un torbellino que casi nos arrastra. El disco de Mutanciones y el concierto de La Riviera fueron muy intensos emocionalmente porque te dabas cuenta de que, a lo tonto, llevamos media vida en esto y hemos dejado cierta huella, pues salieron muchos compañeros a reivindicar nuestras canciones. Fue muy emocionante y quizás nos dejó los sentimientos tan a flor de piel que, precisamente por eso, afloraron otras cuestiones que podían estar subterráneas en nuestra relación, y salieron de una forma abrasiva. Pero es mejor que haya pasado, que hayamos podido soltarnos mucha mierda a la cara y que sepamos en qué punto están nuestras relaciones. También que hayamos decidido que nos merece la pena pelear por nuestro proyecto común y seguir peleando por nuestras relaciones personales.
¿Qué cosas han cambiado en vuestra dinámica y cómo os metisteis con el décimo disco?
JA: Quizás estamos intentando aceptar que cada uno es como es.
M: Más que cambiar cosas, lo que hacemos es aceptar que hay cosas que no se pueden cambiar (risas). Ya había canciones antes de Mutanciones y, de hecho, estábamos muy contentos con cómo iban tomando forman. Con ese disco tuvimos que hacer una parada, y como teníamos la máquina engrasada, salir de eso nos movió un poco los esquemas. El homenaje también supuso volver atrás, rescatar canciones que estaban olvidadas, y ese espíritu del principio creo que también ha calado en este álbum, que intenta recuperar un poco la crudeza, esa forma de expresar más ruda y directa al corazón.
JA: En cuanto a cómo creamos, las cuestiones personales no nos han afectado. Si acaso ha podido afectar al sonido del disco, tiene más rabia, músculo y energía, puede que tenga que ver con esas emociones intensas. También puede que el cuerpo nos pida una descarga de adrenalina más fuerte.
Diez discos, diez canciones y un velo crudo y oscuro sobre ellas, que en parte tiene su origen en vuestra crisis, pero ya teníais algunas canciones de antes. ¿Ya buscabais ese sonido? ¿Cómo habéis encajado todo?
M: Se ha ensamblado todo muy bien. Nosotros sabíamos que queríamos dar un cambio, sin volvernos locos, pero queríamos que hubiera una diferencia entre El Futuro (2014) y el décimo disco. Después del homenaje también era muy importante para nosotros dar el do de pecho, que tuviera sentido sacar un disco más y no quedarnos en la zona de confort.
JA: Queríamos plantearnos retos, que fuera un desafío. Un décimo disco impone, y no queríamos que fuera simplemente el que va después del noveno y continuar con inercias y rutinas. Sólo merece la pena ponerte a hacer un décimo disco si te planteas retos. Teníamos variedad de canciones, quizás no estaba unificado por dónde queríamos plantearnos ese reto, y ahí quizás sí fue condicionante el encuentro con los productores, Abraham (Boba) y César (Verdú), de León Benavente. Ellos estuvieron escuchando las canciones previas con nosotros y nos sugirieron que apostáramos por la energía, por las canciones que volvían a un sonido más crudo. Veían en nosotros esa necesidad de cambio y nos llevaron bien por ese camino.
M: La elección de trabajar con ellos creo que fue muy acertada para ese giro que estábamos buscando.
Y en las letras, algunas se notan que nacieron después de la bronca. Unas expresan rabia, pero luego está “NM“, donde dejáis claro que estáis aquí y que vais a seguir. ¿Ha sido como una terapia de grupo?
JA: Sí, “NM” claramente es una crónica de ese momento en nuestra relación y de por qué seguimos adelante. Es como una declaración de intenciones, un decálogo de cuál es nuestra relación como banda y con la música. La mitad del disco es previa a Mutanciones, la otra mitad es posterior, pero no está claro qué canciones vienen de cada momento. En cuanto a hilos conductores, la temática de los temas, me costaba trabajo encontrarlo, pero con un poco de perspectiva, sí que los veo. Es un disco que habla de las distintas cadenas que tenemos y de un grito de libertad. Una cadena es el propio tiempo, el trabajo, el deseo, nuestras propias ideas negativas y el pesimismo… Hay muchas canciones que hablan de la liberación de esas cadenas, de quitarte mochilas de mierda de la espalda y sentirte libre.
¿En algún momento os sentisteis encadenados al grupo, en el mal sentido?
JA: Estamos encadenados al grupo y unos a otros, pero somos dueños de los grilletes de esas cadenas. Nos los podríamos quitar en cualquier momento, pero creo que estas cadenas las hemos abrazado voluntariamente. No es como otras, que vienen de fuera y son más difíciles de quitar.
¿Es este el disco que mejor representa el momento en el que lo estáis sacando?
M: Quizás sea más patente ahora, pero creo que casi todos los discos son como una especie de cuaderno de bitácora de la situación que atraviesa personalmente el grupo, y, sobre todo, Juan Alberto. Van de la mano porque tenemos unas relaciones muy intensas; si no tenemos concierto un fin de semana, este señor y yo quedamos con nuestras mujeres y los niños y nos juntamos, somos así de intensos.
JA: Nos vemos a diario. A las nueve de la mañana estamos dejando a los niños en el colegio y tenemos media hora que vamos juntos. Luego nos separamos el resto del día, salvo que ensayemos. Los discos son todos fotografías de un momento, sobre todo cuando haces canciones que intentan ser muy honestas con tus propios sentimientos. En el fondo, en nuestros discos están contadas nuestras vidas desde que teníamos 20 años hasta ahora que tenemos 40. De hecho, y no me gusta reconocerlo, este disco habla mucho del paso del tiempo, de esa percepción de que las cosas pasan, y eso es muy de la crisis de los 40. El primero, Mano, parque, paseo (1998) va de amores platónicos y conflictos hormonales, y está nuestro disco de la paternidad, el de las primeras rupturas amorosas, el de la crisis, el de cómo salimos de la crisis… Está retratada la vida de gente de nuestra edad y sus acontecimientos principales. Y quizás aquí tenemos uno de ellos, que es la ruptura con amistades que parecía que iban a ser eternas, por aquí se pueden otear.
Uno de los cantos a la libertad es claramente “Pura Vida“. ¿Esta nació después de la movida? ¿Os fuisteis cada uno por vuestro lado?
JA: Sí, es AM, after movida (risas). El año pasado tocamos poco, conscientemente, y lo tenemos localizado como uno de los motivos de nuestros problemas. Las giras son catalizadores de diversión y de la parte más bonita de estar juntos. Como no tocamos, algunos aprovechamos para viajar, que no hay muchas oportunidades. Yo estuve en Costa Rica y me quedé muy atrapado, como creo que le pasa a todo el mundo que va por allí. La naturaleza tiene tanta fuerza y se respeta tanto, la gente es tan consciente de que es lo principal que eso te marca. Y “Pura Vida” es el saludo nacional, así de claro lo tienen. Es una canción que nació en medio de una tormenta en la que no podía hacer nada, y salió un riff de un tema que habla de eso, de la fuerza de la vida, y de que a veces tenemos que pararnos en esa vorágine de velocidad, estrés y peleas que en el fondo no son tan importantes.
Otro símbolo de libertad podría ser vuestro homenaje a Lorca en “FGL“. ¿Ha sido una fuente de inspiración?
M: Lorca siempre está presente en la sociedad granadina, es la gran figura; están la Alhambra y Lorca. Esa letra refleja también un poco qué tipo de sociedad tenemos en Granada. Es una ciudad muy provinciana que se quiere poner las etiquetas de ser muy cultural, pero a los que intentan levantar un poco la cabeza, rápidamente salimos a… Y digo salimos porque es un espíritu que impregna a toda la sociedad granadina: si a alguien le va bien, no te gusta.
JA: Se conoce la cara luminosa, pero Granada tiene una cara siniestra, es provinciana, pequeña y está llena de envidia. Es capaz de matar a su mejor poeta y darle cuatro tiros en las tapias del cementerio, y sigue matando gente todos los días, con tuits, juicios sin capacidad de defensa por las esquinas… Tiene lo bueno y lo malo de las ciudades pequeñas: lo bueno es que todo el mundo se conoce, y lo malo, que todo el mundo se conoce.
Hablando de Granada… ¿qué está pasando con las salas granadinas? Cerró Peatón, Ruido Rosa…
JA: Se están diciendo muchas cosas, se ha generado bastante debate con ese tema. Creo que asistimos a un cambio de hábitos. La gente que seguía yendo a esos bares musicales, que son en los que nosotros hemos aprendido, en el fondo seguíamos siendo los mismos, pero ahora vamos menos. No se ha producido un relevo. Claro que hay gente de veintipocos años a la que les gusta ir a esos sitios, pero creo que son una minoría y no es suficiente para mantenerlos. Da mucha pena y crea cierta nostalgia. Creo que algo que hay que asumir es que hay que seguir defendiendo que se pueda hacer y oír música en Granada, sea en el Ruido Rosa, el Peatón o en otro sitio.
Ahí está el proyecto ‘Granada, Ciudad del Rock’, en el que se metió Nani (batería), como una posible vía para recuperar eso, ¿no?
M: Es un camino difícil, porque se intentan recuperar muchas cosas que no son rápidas, y más si te mueves con los políticos. Con los políticos las cosas van muy despacio, no tienen esa urgencia que tenemos nosotros. Pero creo que se dan pasos, ya vuelve la música a la calle. Hacía mucho tiempo que la música no estaba en las plazas de Granada y se está recuperando. Es un primer paso, pero hay muchas cosas por hacer.
JA: Para empezar, hace unos años, si hubiera cerrado el Ruido Rosa, hubiera pasado inadvertido. Pero como se habla de Granada Ciudad del Rock, ha generado un impacto muy fuerte, porque importa. Vamos a ver qué pasa con todo este tema.
De cara a la nueva gira, después de la bronca, ¿le habéis cogido miedo a la furgoneta, la rutina?
JA: Estamos todos convencidos de que la carretera o nos une mucho o acabará separándonos definitivamente (risas). No, además tenemos catalizadores para coger la furgoneta con muchas ganas. Tenemos un nuevo miembro en el escenario, un fichaje del que estamos muy orgullosos, Alonso de Napoléon Solo. Es un sueño hecho realidad porque es un tío al que seguimos y admiramos desde hace tiempo y le emocionó que se lo propusiéramos, disfrutamos muchísimo con él. La banda con cinco llega más lejos.
Próximas fechas de la gira Diez:
13 de Mayo – Festival En Órbita, Granada
29 de Junio – Sonoracc Festival, Cáceres
1 de Julio – EMDIV Music Festival, Elda
13, 14 y 15 de Julio – Festival PORTAMÉRICA, Caldas de Reis (Pontevedra)
10, 11, 12 y 13 de Agosto – Sonorama Ribera, Aranda de Duero (Burgos)
1 y 2 de Septiembre – Festival GIGANTE, Guadalajara
Fotos: Pepe Marín