Cinco años han tenido que pasar para que vea la luz el nuevo trabajo de Sex Museum: Again and Again. Cinco años en los que la banda madrileña, después de presentar en directo United [2006], ha visto parada su actividad debido al gran éxito que han tenido Los Coronas, con quienes comparten tres de sus cinco miembros.
Sin embargo, Sex Museum han vuelto al estudio de grabación, han sacado un álbum convincente y ahora, comienzan su presentación por los escenarios nacionales. Precisamente, tuve la ocasión de charlar con ellos antes del concierto que ofrecieron en Guadalajara dentro de la programación de la Semana de la Música 2011.
Un par de horas del inicio de su actuación, cuando todavía estaban finalizando la prueba de sonido, Marta Ruiz —teclista de Sex Museum- atendió a Musicópolis y nos habló tanto sobre el presente como el futuro de una de las formaciones estandarte del rock patrio en las últimas dos décadas.
¿Por qué han pasado cinco años entre la publicación de United y Again and Again?
United fue el primer disco de nuestra nueva formación, ya que habíamos estado cambiando de bajistas. Funcionó muy bien, pero Locomotive no quería invertir mucho y nos propuso hacer un recopilatorio, menos mal que nosotros les convencimos para regrabar canciones y hacer nuevas versiones.
Cuando grabamos el recopilatorio hubiera sido un buen momento para grabar disco nuevo. No se hizo y nos quedamos un poco parados. Los Coronas tomaron carrerilla, ellos llevan mucho tiempo y les ha venido una etapa buena, con mucho trabajo. Hemos tenido que esperar un tiempo para que ellos estén centrados, con ganas y tiempo de ensayar.
Esto de la música es muy complicado, se necesita mucha concentración y nosotros, cada vez, repartimos más el trabajo del grupo. Hemos tenido que esperar un poco porque se han cambiado los papeles. Al principio, Sex Museum era el grupo principal y ahora es al revés.
Imagino que Los Coronas les quita mucho tiempo para ensayar, componer,…
Éstos ya son ‘unos’ máquinas. Vamos cogiendo el método y como músicos tenemos un nivel, ya no hace falta tanto ensayo. Lo que es difícil es pensar en el concepto porque no deja de ser un pequeño negocio, tienes que verlo de manera que sea atractivo. Nosotros no somos un grupo que se guíe por modas por lo que hay que tener un consenso sobre la dirección que quieres para el grupo, sobre qué tipos de conciertos quieres dar, con qué gente quieres tocar… Es un poco complicado.
Ellos han estado trabajando mucho, viajando mucho y también han pasado cinco años por falta de tiempo físico porque no estaban en Madrid.
Entonces imagino que habéis tardado mucho en componer el disco, ¿verdad?
Ha sido un poco complicado, precisamente para mí que soy de los que compongo. Me preparé muchas canciones, pero cuando ellos empezaron, las ideas no les gustaban ni nos entendíamos. Tuvimos que entendernos porque ellos llegaban de vivir otro rollo, de tocar en otro tipo de sitios,… Veían más defectos, cómo podíamos mejorar…
Ha sido complicado centrarnos. Hemos estado durante dos años haciendo canciones, pero luego no nos convencían, empezábamos de nuevo… Al final casi tuvimos que coger una fecha de estudio para obligarnos. Fue el momento en el que empezamos centrarnos más en el disco, en dejar de pensar cada uno en nuestras cosas.
Ha costado mentalizarse. Miguel se ha exigido cambiar un poco el registro cantando, hemos intentado hacer un pequeño movimiento hacia otro lado. No es un cambio muy grande, pero sí hemos querido hacer un movimiento general.
¿Pero lo de seguir moviendo y experimentando es algo muy propio de Sex Museum, verdad?
Sí, nunca hemos querido quedarnos en un estilo, no somos ortodoxos. En esta ocasión hemos buscado hacia dentro, desnudar el modo en el que cada uno tocamos. También hemos querido dar más importancia a Miguel para que pueda interpretar mejor.
Hemos cambiado pequeñas cosas en las que a lo mejor antes no reparábamos. Antes pensábamos más en el grupo general y no teníamos en cuenta los pequeños detalles que, en realidad, luego son importantes.
Además es el segundo disco que graba esta formación de Sex Museum, ya os conocéis más. Imagino que esto también se habrá notado a la hora de componer y grabar…
United fue un disco que compusimos muy rápido. A la hora de componer no nos complicamos, dejamos fluir… Salió un disco muy variopinto, muchas veces hacemos esto porque es natural.
Sin embargo, en Again and Again hemos intentado que fuera un concepto más general, homogéneo. Son canciones de diferentes estilos, pero en el sonido tienen un nexo de unión más grande.
Además, Javi Vacas —bajista- es un mandón, nos mete mucha caña, pero está bien.
Pero siempre viene bien que en el grupo haya uno así…
Era un elemento que faltaba. Nosotros, lo que es el trío Fernando, Miguel y yo, somos más de disfrutar el viaje, de hacer amigos… Pero Javi Vacas está más pendiente del negocio.
Creo que nosotros hubiéramos seguido hacia delante tanto con Vacas como sin él. Nos ha metido en el mundo real, nosotros teníamos una visión más idealista. Pero yo no quiero renunciar a ella porque es mi forma de entender el arte. Lo tengo muy claro, pero él sí que nos ha empujado al mundo real, a ver cómo es todo.
El disco lo habéis grabado con Barry Savage, que ha trabajado con grupos como Rolling Stones. ¿Cómo contactasteis con él?
Fernando siempre se ha encargado de la grabación, pero esta vez prefería delegar en alguien. Él fue el que lo localizó por medio de un amigo de toda la vida, que nos dijo que Barry Savage pasaba temporadas en Madrid, hablamos con él, vimos que era un tío con criterio y le dejamos hacer.
Él no se metió en producción, sólo ha hecho la mezcla. El sonido y las canciones lo llevábamos muy hecho y a la hora de mezclar lo vio claro. A lo mejor había cosas que le gustaban más o menos, pero él le dio un toque inglés, más psicodélico, que Sex Museum nunca habíamos sacado. Al poner más teclados, más órganos y menos guitarras quita el rollo americano de las guitarras. Habrá gente a quien le guste más o menos, pero todo va en búsqueda de la melodía.
¿Entonces este toque inglés ha sido la mayor contribución de Barry al disco?
Sí, yo creo que sí. Totalmente. Hay canciones, como la última del disco, es una explosión total y él ha conseguido que se escuche todo. Hay unas texturas… Cuando escucha esta canción, pienso que lo ha hecho bien porque es difícil. El bajo está muy alto… Y era complicado lograr un equilibrio. Ha perdido en la presencia de las guitarras, pero también suenan cuando tienen que sonar.
Lleváis más de dos décadas en activo. Imagino que habéis visto muchos cambios en la escena musical, ¿verdad?
No sé qué decir. Ahora hay gente que se identifica más con nosotros porque formamos parte de una cultura parecida, unos gustos, tienes claro que formamos parte de este mundillo… Pero en cuanto a cantidad, movimiento o capacidad para generar movimiento tampoco ha cambiado tanto.
A lo mejor antes todo era más mezclado, unos punkis con uno que le gusta el ska o bien con otro que le gusta mucho el rock and roll de los 50’s… Estábamos más mezclados y éramos un movimiento con ganas de hacer cosas.
Ahora, cuando las cosas se depuran, hay más gente que sabe pero no hay respuesta de verdad. Veo que se hacen cosas muy chulas, pero luego no va la gente. Falta la chispa o la capacidad de motivar a la gente.
También pienso que una de las cosas más graves es que, desde hace unos años, la gente joven no va a los conciertos. Cuando tenía 17 años estaba metida en una furgoneta viajando por el mundo y cuando tenía 14, iba a Rockolla. Hay una generación perdida. Si se enganchan cuando tenga 20 años será maravilloso, pero no han vivido todo esto. Es una castración que nos han hecho y habría que demandar a los políticos. ¿Por qué nos hacen esto? ¿Para que no beban en un bar? Se creen que los chavales son millonarios que pueden pagar 20 euros en un concierto y comprarse tres o cuatro cubatas.
Ahora no puedes entrar en un concierto hasta los 18 años. Toda esa efervescencia que da la juventud, que da la pasión del mogollón de gente joven que se junta, pues lo hecho de menos… A lo mejor, en el País Vasco sí que te encuentras a los chavales y tienen grupos, pero, en general, se ha perdido.
Y vosotros, ¿de dónde sacáis la energía para seguir?
Creo que es algo innato. Somos flacos y con mala hostia [Carcajadas]. Es un tipo de carácter castellano o de dónde lo hemos sacado. Nos encanta viajar, conocer gente, tocar… Tocar es de las cosas más chulas que puedes hacer. El placer de dar un concierto y de conectar. Y si no conectas, pues igual, piensas que tienes que conquistarle de tal forma o de que lo piense en su casa.
Somos un poco cabezones. Es como quien va con una idea y la quiere llevar a cabo. No sé cuanto tiempo más estaremos, pero todavía no se nos ha pasado esta idea.
Texto: Carlos A.S.
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