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Entrevista a Tito Ramírez “Mi estilo no es puro, es bastardo y pervertido”

La historia era maravillosa, se habían rescatado varias canciones de la época dorada del boogaloo. Sonaban frescas, era imposible no bailar con ellas, ¿cómo habían permanecido ocultas durante 55 años? Aunque quisimos creerlo, la realidad es que Tito Ramirez es un artista actual, con acento sureño y afincado en Madrid, que ha revolucionado la escena underground con explosivos singles como Mambo Nº 666 y ecos a los Teen Tops, Pérez Prado o Los Saicos.

Acaba de editar su segundo LP “El Prince” y aprovechamos la ocasión para quedar con él. Ya a lo lejos adivinamos su silueta. ¿Tito? Tito Ramírez se quita sus gafas de sol de ojos de gato, sonríe, te estrecha una mano con un as de picas tatuado y enseguida tuerce el gesto “¿No serás del New York Times? ¡no hago declaraciones para el New York Times!”. Suelta una carcajada y la entrevista comienza mientras sacude su mechero con unos nudillos en los que podemos leer TNT.

Cuatro años después de “The Kink Of Mambo” editas “El Prince”, ¿qué diferencias crees que hay entre uno y otro?
Una de ellas es la velocidad, este segundo disco me salió más rápido. El primero es más lento, más denso. Quizá en aquel momento de mi vida estaba tratando de detener el mundo y, después de que se detuviera, me dieron más ganas de correr. Me ha salido un disco más rápido en el tempo.

Otra diferencia es que he podido hacer un trabajo de preproducción más fuerte junto con el productor, que sigue siendo el mismo del primer disco, Óscar Martos de Greenville Records. También utilizamos más músicos en la sección de vientos y más instrumentación: hay un trombón, percusión latina, un cuarteto de cuerda … digamos que todo suena un poco más gordo y está más preparado.

Ahora que comentas lo del cuarteto de cuerda, me gusta mucho el arreglo de la canción Get Your Money, es muy cinematográfica, ¿te han llamado para incluir tus canciones en alguna película?
Pues sí que están saliendo -como dicen en el argot del gremio- muchas sincronizaciones. Como en seis o siete series y películas, sobre todo de México, aunque algunas están por salir todavía.

Otra que me parece muy visual es Yadda-Haddabadoo, con su toque oriental y la guitarra surfera a tope de reverb
La reverb me gusta para todo, los que trabajan conmigo saben que me gusta mucho ese sonido. Ya sea metido por un efecto de reverb antiguo o, como hicimos en mis discos, utilizando reverbs naturales. También hay reverb de placas, que es una placa de metal de 80 kilos, o puedes usar un efecto mediante un plugin… soy muy fan de las reverbs.

Este disco se grabó en dos estudios diferentes: El Purgatorio -que cerró y por eso cambiamos- y estudios Brasil. Los dos tienen la misma características, techos muy altos, y están preparados para que se capte el sonido natural de la banda con la reverb natural de la sala. Luego aparte para voces usamos la reverb de las escaleras y cosas así.

¿En la grabación intentaste hacerlo todo como se hacía hace 50 años, aunque ahora existan plugins que te lo simulen?
El sonido cambia y, aunque los plugins están avanzando mucho, el sonido analógico que te da la microfonía, los previos o grabar en cinta tiene un punto accidental -imagina una señal que por lo que sea sature el equipo- que es muy agradecido para la música que yo hago.

Si haces música digital no tiene sentido, el trap u otras músicas con origen digital no necesitan este tipo de sonido, pero en mi caso sí que le da una accidentalidad, una humanidad.

Tampoco busco sonar como se sonaba antes, pero grabar en analógico es algo que siguen buscando a día de hoy muchos grandes artistas, que se dieron cuenta de que la utilización de la cinta o de la microfonía antigua les da un sonido que no les da el digital.

Cuando llevas un par de vueltas al disco destacan los arreglos, muy variados y acertados sobre canciones de estructuras clásicas y sencillas, ¿los tenías ya pensados antes de ir al estudio o surgieron allí?
En el estudio hay que perder el menor tiempo posible, los arreglos fueron muy estudiados, preparados y ensayados antes, a diferencia del disco anterior que fue un poco más aquí te pillo aquí te mato, más improvisado.

A mí, en general, me gustan canciones que no tienen muchos acordes, 2 o 3 a lo sumo. Soy muy fan de Bo Diddley, que la mitad de sus canciones tienen un acorde. Al mismo James Brown le gusta mucho el bucle, la repetición, el loop, que a mí me gusta mucho también. Es como en una base de rap, que al principio puede ser un bajo muy sencillo y tú vas añadiendo detalles, que es lo que forma después el todo.

Además haces arreglos que no son para nada típicos, como montar algo teatral en la canción del juicio (Culpable, guilty was the bugalop), ¿en quién te inspiras para estas cosas?
Voces habladas a principio de canciones hay muchas -en el boogaloo también se da- y siguiendo esa tradición pues solté esa parrafada: “¡He dicho orden en la sala!”. La canción va de cuando has vuelto demasiado tarde y no lo tenías que haber hecho. Hay alguien esperándote y entonces es cuando comienza el juicio: ¿por qué has vuelto a esta hora? Puede ser tu padre, tu novia, tu jefe… la canción trata sobre el juicio simbólico que se monta cuando vuelves a hora indebida. Y la culpa es del boogaloo, claro (risas).

Te presentas como el príncipe de perversia o excelentísima perversidad, ¿qué es la perversión para ti?
En el primer disco titulado The Kink of Mambo la traducción que se puede hacer es la perversión del mambo o el perverso del mambo. Con la perversión del mambo me refiero a que yo no hago un estilo puro, es como bastardo, pervertido. La frontera de los estilos a veces están difusas en la música en general, y en la mía en concreto es bastante difusa.

A veces una canción congloba dos o tres estilos en la misma canción, es un poco a lo que me refería en el primer disco con pervertir. Por un lado respetamos mucho los estilos, pero por otro tampoco los respetamos tanto y lo hacemos a nuestra manera.

Entonces digamos que tu estilo propio surgió después de tanto pervertir otros estilos
Evidentemente todo el mundo bebe de influencias, nadie nace con el oído virgen y nadie empieza a tocar música con el oído virgen, pero intento que mi música también tenga un aporte personal, para que cuando escuches una canción mía me reconozca a mí y no pienses en otro artista. Incluso a la hora de elegir canciones para trabajar en el disco intentas que sean las más personales.

En un tema cantas: “Pal barrio, yo quiero, i wanna come back”, ¿qué significa para ti esta canción?
Es por toda la gente emigrante, por así decirlo, las que no están en el barrio donde se han criado. Para mí el barrio es contexto más que un sitio. Yo precisamente ahora que vivo en el centro echo de menos el ambiente de barrio, allí hay un ambiente más personal con el tendero, con los vecinos… la canción va un poco por ahí, un sentimiento de nostalgia a tu tierra.

¿Haces mucha labor de arqueología buscando inspiración entre antiguas orquestas de Puerto Rico o Cuba?
Sí, yo busco bastante en artistas que practicaban cha cha cha, mambo… y la época dorada. es inabarcable, te tirarías una vida entera para escuchar sólo lo que es producción latina. Si ya englobas Estados Unidos con su R&B, garage… pues necesitas mil vidas más. Es una fuente inagotable, pero creo que también es interesante conocer qué es lo que se está haciendo actualmente, tanto en esos estilos como en los de ahora.

En los 90 hubo un revival de lo latino, pero desde la copia adaptada a los gustos de la época, por ejemplo en 1999 Lou Bega sacó su Mambo No. 5 (canción original de Pérez Prado 50 años antes) o Gloria Estefan intentó varias veces ser Celia Cruz. Tú te inspiras también en artistas como Pérez Prado pero da la sensación de que lo haces desde otro lado, cambiando cosas pero a la vez siendo más respetuoso con la tradición.
Imitar a Pérez Prado sería una tarea bastante audaz, no me atrevería. Yo ahondo en la tradición, y con los parámetros que esa tradición me da intento innovar. En la música los avances y la innovación en los estilos suceden gradualmente, casi nunca -aunque a veces ha pasado- llega una canción que lo cambia todo. Es la acumulación y un trabajo colectivo entre todos los que practican un género los que llevan ese género a otro estadio. Y si en un momento dado ha cambiado mucho ese género entonces le ponen otro nombre. Con un pie en la tradición y otro en tu personalidad compones lo que es tu sonido.

Tienes tu propio sello, discos Antifaz, donde editas en vinilo tus propios discos y los de otros artistas, a veces también enmascarados.
El primer single que lancé fue a través del sello, y a partir de ahí hemos ido sacando singles con regularidad, aunque tampoco ha sido un ritmo frenético. Mucha gente que compra nuestros discos son disc jockeys, y los compran para la pista de baile. Sea garage o sea soul siempre editamos música de baile.

Además en nuestros discos no siempre se sabe la identidad del artista que lo interpreta, reproduciendo un poco lo que hicimos también con mi primer disco. Con esto queremos darle la misma sensación y misterio de cuando te encuentras con un disco en una pileta, un disco del que no sabes nada, no tiene portada, no sabes si quién lo canta es blanco o negro, si es hombre o mujer… es esa ausencia de información lo que hace que al final lo que mande sea la música, y la gente juzga ese disco por la música y no por su procedencia.

A veces el artista utiliza un seudónimo, y con eso podemos saltarnos contratos de confidencialidad con alguna discográfica y cosas así. También editamos artistas que no son enmascarados, próximamente va a salir un LP de Ian Kay, un francés afincado en Barcelona que ha hecho un disco impresionante, yo diría que uno de los mejores de la década en su estilo.

Próximas fechas en directo de Tito Ramírez:
21 abril: Sala Upload, Barcelona
23 abril: Gijón Sound, Gijón
29 abril: Guadalajara, 33ª Scooter run Alkarria
19 mayo: Logroño, Sala Stereo
20 mayo: Tafalla, Sala la Informal
3 junio: Tarragona, Amposta
24 junio: Almería, Candil Rock
7 julio: Valencia — 16 Toneladas
13 julio: Alcalá La Real — ETNOSUR
29 julio: Lugo, Festival 17 Grados Ribeira Sacra
5 agosto: Espejo da terra


Texto y fotos: Rafael Mozún
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