Entrevista a Xoel López: “En el Circo Price pensé que todo había merecido la pena”

El músico gallego se enfrenta a los últimos conciertos de la era Paramales (2015), su premiado segundo disco con el que ha afianzado su estatus de artista en solitario. Aunque para el fin de gira se verá arropado por su impecable banda, también se dará unos últimos caprichos por su cuenta; dos formatos de directo que le han mantenido muy ocupado en el último año y medio. Y no sólo eso. Hablamos con Xoel López para hacer balance de esta etapa y de todas las actividades extramusicales, así como del próximo disco en el que se meterá de lleno después de un merecido descanso.

Se acerca el final de una etapa. ¿Cómo ha evolucionado Paramales en este año y medio?
Hay una evolución de sensaciones, por un lado, que es muy buena. Creo que Paramales creció bien, al menos en mi cabeza y en la de mi entorno, las canciones fueron a más. Creo que es una tónica general en mi música, me lo han dicho muchas veces, que gusta más con cada escucha. Quizás puedo concluir que es una música a la que le favorece el tiempo, corre a su favor. No sabría decirte por qué, pero veo que sucede, porque lo veo. Paramales no fue una excepción y creció bien. También es verdad que la gente va incorporando las canciones a su vida y, de repente, van tomando una profundidad que ya depende de lo que la gente le da, para mí también.

¿Cómo te sientes con las canciones?
Han cambiado mucho. Yo mismo he ido reinterpretando en mi cabeza letras que nacieron de una forma y ahora las canto desde otro lado, que significaban una cosa que yo pensé que significaban y ahora creo que significan otra. Y desde el lado musical, también han cambiado. Unas son ahora más rápidas, más lentas, más rockeras…

¿Le has cogido manía a alguna?
Podría pasar, sí. Algunas que estamos dejando siempre para el final, no las estoy disfrutando igual, porque parece algo así como, “venga, a terminar el concierto”. He pensado en cambiarlas de sitio, e incluso me he planteado la posibilidad de tocar el disco entero, de “Patagonia” a “La casa hace ruido”, en orden. Esto es algo que no he hecho en mi vida y, ¿por qué no? Lo hemos ensayado así hace poco y podría pasar.

Como disco que ha supuesto tu regreso permanente a España (al menos de momento) y te ha afianzado como Xoel López, que resultara reconocido en los últimos Premios MIN (Mejor álbum de pop y Mejor producción musical) no está nada mal. ¿Los premios dan confianza?
Te dan confianza para seguir apostando, pero no creo que dejara de apostar por eso. Es una palmadita en la espalda, es un empujoncito, un cariño, un apoyo. En definitiva, suma, claro que vienen bien, pero no creo que uno deba pensar en los premios cuando hace un disco. Lo dije cuando me los dieron y lo sigo pensando: para mí lo importante es que haya una escena que tenga una calidad y una infraestructura, que se pueda seguir desarrollando, que se pueda mantener económicamente, y que haya mucha más gente que pueda sacar buenos discos, vivir de la música y trabajar en esto como profesionales. En ese sentido, está bien que nos den el premio a uno o a otro, pero creo que tenemos que pensar un poco en términos de conjunto. Yo no me puedo separar de mi contexto, porque yo tampoco haría la música que hago si no fuera por la gente con la que he compartido música, contemporáneos de los que aprendo mucho, el hecho de ver a otros grupos sonando bien te lleva a querer sonar mejor… Establecer una especie de competencia sana que creo que suma. Lo hago un poco extensible el tema de los premios, hay que pensar en conjunto.

Al residir en España, has tenido la oportunidad de dar un buen puñado de conciertos. Y te queda el fin de gira con banda y algunas citas como el Festival Deleste. ¿Cómo los ves?
He tocado más que nunca, no tocaba tanto desde la época de Deluxe. Los conciertos de fin de gira son los últimos con banda. La banda se deshace, la mayoría se van a proyectos diferentes, de gira con otros artistas… Es probable que se deshaga y que hasta dentro de un año o más no monte otra banda. Ahí se cierra una etapa, claramente. Eso no quita que yo dé algunos conciertos más, solo. Los veo con la ilusión y las ganas justas para hacer esto y parar. Si me dices que tengo otros dos o cuatro meses de gira… Realmente uno tiene una energía. Ha sido un año de muchos conciertos y hacía muchos años que no tocaba tanto, y eso me fuerza a tomarme un tiempo de descanso. No va a ser como cuando me fui a América, ni mucho menos, porque me quedo en Madrid. Quiero descansar para grabar un disco, estar más tranquilo, recapacitar un poco y luego volver, pero ya dentro de un año o así.

Y tienes a tu niño. ¿Cómo está?
Sí, sí, claro. Está muy bien. Ya tiene casi dos años… (sonrisa de aquí a América).

A lo largo del año hemos visto todas tus facetas: con banda, en acústico, de hombre orquesta…
El Sonorama fue un día clave. Para bien o para mal, me surgió una gira paralela, la de los acústicos, y por eso toqué tanto. Entre conciertos con banda y los que iban saliendo solo, al final, solamente en 2016 han sido más de 40 conciertos, y eso es un montón.

¿Cuál dirías que disfrutas más?
Con banda disfruto un montón, es una energía conjunta y la banda que tengo es de lujo, son muy buenos músicos y disfruto de lo que ellos tocan, de lo que me aportan, de lo que sucede de forma conjunta. Cuando estoy solo tengo ese dominio total, que también me gusta, lo reconozco, me pone, pero creo que no se podría comparar. Como todo en la vida, a veces nos gusta estar solos y otras veces acompañados, y con los formatos ocurre lo mismo. Y como los he ido compaginando, han ido conviviendo perfectamente. Suelo querer lo que no tuve y me va llevando la vida por las cosas que me van haciendo falta, y van saliendo en contraposición a lo que ya he tenido. Hace poco me preguntaron que si me veía haciendo lo de Argentina, y no, ya lo hice y ahora ya no me lo pide el cuerpo. Todo son ciclos.

Y no todo han sido conciertos al uso. Has hecho clases magistrales, citas culinarias, y has hecho hasta radio en Oh my LOL…
Puf… Resoplo porque ahora lo pienso y, vaya dos años de locura… Las entrevistas son como una terapia, te obligan a intelectualizar todo lo que estás haciendo, viviendo y sintiendo.

¿Con cuál te quedarías de estas experiencias extramusicales?
Siempre son enriquecedoras, aportan muchas cosas, pero también es verdad que suponen un extra de energía. Y de la misma manera, te da un plus, son cosas que vas incorporando a tu crecimiento, tu conocimiento, tu aprendizaje. Luego me doy cuenta de que las voy usando. Vas a un programa de radio a que te hagan una entrevista y ya ves la radio de otra manera, porque trabajaste desde dentro. También me sirvió para conocer a un montón de grupos de una forma más intensa y hacer cierto trabajo periodístico para poder entrevistarlos y saber más de ellos. Fue una muy buena experiencia, aunque un poco rara al principio. Al final, no era lo mío, y por eso también tuvo una fecha de caducidad, yo decidí ponerle fin de momento.

¿No vas a volver a la radio?
Más que nada por seguir haciendo lo mío, no porque no quiera. Fue una etapa muy divertida de la que aprendí mucho y de la que siempre guardaré muy bien recuerdo. Mi intención es dedicarme a lo mío y es una cuestión de falta de tiempo. Si fuera por mí, haría hasta pintura, que me encanta. O fotografía. Pero no puedo.

¿Y cómo fue volver de invitado?
Muy bonito, aunque raro. Nos dimos cuenta de todo lo que habíamos vivido juntos, de lo que ya nos conocíamos y de la complicidad que había. Hasta que te vas y vuelves no te das tanta cuenta de todo lo que habíamos hecho juntos. Mira, a veces separarse de los proyectos, salirse, parar, te permite tener esa perspectiva y tomar conciencia de todo eso que hiciste. Antes me decías cosas que hice de las que yo casi ni me acordaba. Seguramente, cuando pare en enero, empezaré a acordarme de cosas. Llega un momento en el que va todo tan seguido que no te da tiempo ni a digerirlo. Me toca descansar un poquito.

¿Te sería posible elegir algún concierto en concreto de todos los que has dado este año?
Venga… Es verdad que cuesta elegir, pero creo que si hago un balance, un día muy importante fue el del Circo Price, en Madrid. Es una sala muy especial, a mí me gusta mucho, y estaba llena.

Vaya, a ese no pude ir.
Pero fuiste a Joy Eslava, aunque en ese había mucho nerviosismo, las manos… Había tensión, parecía que no salían las cosas, aunque luego funcionó todo muy bien, pero nosotros estábamos muy nerviosos. El primer concierto siempre es duro, y aquel fue el primero, y en Madrid, que es todo un ejercicio de nervios. Me quedo con el Price, por lo que supuso. Fue el día en el que pensé que todo el esfuerzo y todo lo que había pasado había merecido la pena.

Qué bonito.
Sí, porque cuando me fui a América y luego volví y saqué Atlántico (2012), tampoco fue una vuelta lo grande. Fue despacio, poco a poco. Y cuando se llenó el Price y tuvimos que abrir gradas, pensé, “Ya está. Salió bien la cosa”.

Esta es la consecuencia de haber vuelto a España: estás más accesible para dar muchos conciertos. ¿Un cambio muy brusco respecto a la promoción de Atlántico?
Un poquito. Ahora estoy en ese punto en el que tengo ganas de recluirme un poco porque me lo pide el cuerpo. También me he dado cuenta de que estaba muy expuesto, que he hecho muchas cosas y ahora estoy diciendo “no” a muchas otras.
El hecho de que haya 20.000 propuestas tampoco quiere decir que tengas que hacer todo. Estoy en un momento en el que si me piden hacer una banda sonora -que ya la ha hecho, para Estirpe, la película de su hermano, Adrián López- o cualquier otra propuesta, probablemente diría que no. Quiero centrarme en cosas mías. Y pocas.

Has vuelto a la rueda de la promoción y las entrevistas, que creo que era algo que te había agotado un poco con Deluxe. ¿Lo llevas mejor ahora?
Lo llevo mejor porque lo dosifico más. La primera tanda, cuando sacas el disco, es dura, lo reconozco. Hacer muchas entrevistas en plan maratón, es agotador. Se te queda el cerebro frito y llega un momento en el que ya no sabes ni lo que estás contestando, y por eso lo intento evitar. Es un tira y afloja, tienes que tenerlo claro y transmitirlo a la gente que trabaja contigo para que no suceda,h ay que negociar. Es verdad que mucha promoción, muchos bolos o mucho estudio, en general, tampoco es bueno. Intento dosificar. Es un trabajo, no es tan sencillo.

Ya andas preparando el próximo disco. ¿Qué nos puedes contar? ¿Alguna de las etapas que retomaste en Paramales cobrará protagonismo en este?
Todavía es pronto, porque tengo bocetos y cosas que no son nada, en el sentido estético. Tengo melodía y letra, y no sé si las voy a hacer, las puedo tocar de mil maneras y no te digo nada si te las toco con la guitarra. Hasta que les dé el carácter en el estudio, pueden ser de muchas formas. Muchas veces, las evoluciones musicales tienen más que ver con los elementos que eliges para llevar a cabo esas canciones que con la propia canción en sí misma. No sé si las canciones de Bob Dylan, los Rolling o Serrat cambian tanto de una década a otra. Creo que lo que cambia básicamente es la producción, el sonido y la estética musical. Hasta que empiece a probar cosas, me meta en el estudio y empiece a trabajar con Ángel Luján, que va a ser el productor del nuevo disco —que ya trabajó con Xoel en Paramales-, no lo sé. Pero sí tenemos los dos una mentalidad muy abierta, y te puedo adelantar que hemos hablado de meter más guitarra eléctrica, porque yo tengo ganas, pero eso no significa que vaya a ser un disco de rock. Estoy tocando más la eléctrica que la española, por ejemplo. A ver qué sale, yo mismo tengo mucha curiosidad.

Me has dicho que ya no querías hacer tantas cosas, pero me he enterado de que estás preparando un libro de poemas.
Sí, pero porque ya estaba incluido en mi cabeza. Lo tengo que terminar, perfilarlo, pero está muy avanzado. Tengo que sentarme para ver si recupero cosas de otros años. Este 2016, parece increíble y no sé a qué responde, pero he escrito mucho. Te diría que, en realidad, no tuve tiempo para hacerlo, pero cuando la escritura sale, sale en muy poco tiempo. No necesitas mucho tiempo para escribir, necesitas el tiempo para plasmarlo, que pueden ser cinco minutos. Es curioso. He escrito cosas hasta en la furgoneta. Por lógica tendría que pensar que no fue un año para tener tiempo para escribir, pero me he encontrado con que tengo un montón de versos por ahí y sé que no van a entrar en el disco.

¿Cuántas tienes?
Hace poco le mandé a mi editora entre 40 y 50 poemas/canciones. Algunas que sé seguro que son canciones no se las mandé. Habrá algunas cosas que estén en libro y también en el disco, y habrá cosas que sean exclusivas del disco y muchas del libro. A lo mejor el año que viene hay que entenderlo como esas dos cosas. Espero no tener que hacer promoción del libro y luego del disco, porque si no voy a palmar… Voy a intenatr venderlo como una cosa sola (risas).

Retomando la última pregunta de la otra vez… ¿Has plantado el árbol?
Me sigue faltando lo del árbol, pero, insisto, hay que dejar algo para hacer. Es bonito tener esa ilusión. En el momento que plante el árbol, ¿qué? ¿me tiro por un barranco? (risas).

De la mano de SON Estrella Galicia, el fin de gira de Xoel López llega esta noche a La Riviera de Madrid y el sábado 29 pasará por la sala Apolo de Barcelona. Aún puedes hacerte con tu entrada en taquilla.com


Texto: Beatriz H. Viloria Fotos: Lola García Garrido

Beatriz H. Viloria

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