Han pasado tres años desde el regreso del exDeluxe de Latinoamérica, un largo viaje que le cambió la vida para siempre. El Atlántico (2012) trajo de vuelta a Xoel López, un artista que dejaba de escudarse tras un apodo para imprimir más personalidad a unas canciones que transportaban un nuevo sabor y una nueva sonoridad, pero no dejaban de reflejar a su autor y sus vivencias. Instalado en España, el gallego publicó en mayo Paramales (Esmerarte), trece nuevos temas que conforman la crónica de otro viaje vital: 20 años de carrera, sus distintas etapas y todas las emociones vividas con la música siempre como antídoto. Hablamos con Xoel y hacemos “terapia” de su nuevo trabajo.
Presentaste Paramales ante los medios para darnos una primera idea del disco y evitar intelectualizarlo demasiado. ¿Ya te arrepientes de algo que hayas dicho?
No tuve tiempo ni para saber que dije. Además, tampoco me gusta leerme, me aburro de mí mismo, es algo que no me pide el cuerpo. Sí que es verdad que cuando pasa el tiempo y en una época más tranquila de mi carrera he retomado alguna entrevista y he visto las chorradas que decía. Sinceramente, las entrevistas me ayudan mucho a entender qué he hecho. Con el periodismo casi me obligáis a hacer una terapia de mi propio disco, intelectualizar el por qué y tal. No quiere decir que acierte, pero sí que me obliga a ver por qué pude hacer ciertas cosas.
Con lo que sí acertaste es con esto que contabas hace un año y medio: “Atlántico seguro que va a estar presente en el próximo disco, pero seguramente también estará presente todo mi pasado musical”.
Probablemente tenía perfilada la idea, y, sí, fue tal como lo vaticiné. Paramales es un disco que no renuncia a nada de mi pasado. En Atlántico sí que quería cambiar, hacer algo diferente, fue un ejercicio de libertad. Con Paramales me sentía más cómodo para retomar cosas. ¿Por qué no voy a recuperar todo mi pasado, que sea como una bola de plastilina con todos los colores mezclados, un crisol donde todo tiene cabida? Esa es mi realidad, es lo que yo soy como persona, y todo lo que hice musicalmente se junta en un momento donde tampoco tuve prejuicios para hacerlo. Y creo que se junta todo para abrir puertas nuevas.
El trabajo que llevaste a cabo para editar el libro El Asaltante de Estaciones, ¿te inspiró de alguna manera para componer? ¿Acentuó la melancolía del regreso?
Seguro, me condicionó. Ese ejercicio que tuve que hacer, sobre todo abriendo y desempolvando álbumes de fotos, archivos y carpetas me puso en contacto con el pasado, y fue inevitable. Creo que esa etapa se corresponde con “Almas del Norte” de hecho, un tema que tiene que ver con mi etapa mod. Ahí tienes la muestra de cómo uno va haciendo un poco lo que le pasa. Si no hubiera hecho el libro, pues probablemente hubiera salido otra cosa.
“Todo parece igual, pero nada es lo mismo” cantas en “Patagonia“. Si Atlántico contaba tu experiencia americana, ¿Paramales es la crónica de la vuelta a casa, donde te encuentras de golpe con la nostalgia del pasado y los cambios del presente?
Totalmente, y esa frase sintetiza esa idea. Tiene que ver con la importancia de la vuelta. Tú puedes ver el mismo sitio y todo está donde siempre, pero de repente tú lo ves todo de otra manera. Has viajado y has ampliado tus horizontes, tus emociones, tu empatía. Ahora veo a los inmigrantes de otra manera, porque yo he sido inmigrante, y tengo una empatía especial con la gente que no vive en su país de origen. Me ha enriquecido mucho el viajar. Es así de sencillo y de complejo a la vez.
Se han dado varios cambios: has vuelto a grabar aquí, con banda de aquí y procedente de distintas etapas de tu carrera, has sido padre…
La paternidad fue posterior a la grabación y no influyó en ese sentido, pero creo que sí que estaba ahí en el estado de ánimo. Creo que el hecho de volver aquí, trabajar con gente con la que ya había trabajado pero de otra manera, cómo yo les transmito cosas que aprendí y cómo ellos las canalizan… es muy bonito. Creo que no hubiera hecho Paramales jamás si no hubiera viajado a América Latina. Condicionó a Atlántico pero condicionó el resto de mi carrera, está incorporado y no va a desaparecer jamás, pero se va a ir transformando. Todo va a ir reflejando un momento de mi vida y a veces ya no sé qué influye más o menos, lo que yo hago es dejarme llevar. Yo no hubiera esperado que el libro me influyera, y me lo dices ahora y, efectivamente, quizás fue clave. No pretendo nada más allá de reflejar cada momento de mi vida.
No eres un artista que componga con un disco o un concepto en mente.
Cuando compongo no, eso me tiene que salir muy puro, pero cuando voy a producir sí me gusta conceptualizar. El elegir si meto batería o un sintetizador es un proceso más intelectual y pensado y no tan salvaje. El arte es toma de decisiones.
Para no ser artista de discos conceptuales, Paramales tiene un hilo conductor muy claro. ¿Qué época de tu carrera te ha gustado más recordar?
Quizás el haber recuperado la guitarra eléctrica, que me animó bastante Angel Luján, el productor. Fue algo que quizás yo no hubiera hecho al principio, pero cuando me quise dar cuenta estaba disfrutando como un niño. Si no me hubiera empujado él quizás no lo hubiera hecho, y me alegro de haberme reconciliado con el instrumento.
Hemos dicho antes que Paramales contiene distintos estados de ánimo. Hay optimismo en un “Un Año Más“…
Creo que es un disco que habla mucho de eso, de superar lo malo pero reconociéndolo, no siendo ingenuo o ignorante incluso. Tratar de entender que la vida son cosas buenas y malas y que lo importante es la actitud que tomes y hacia dónde vayas.
Y te enfrentas a todo con la música como antídoto, pues te ayuda también a liberar la rabia o la decepción. Creo que “Sol de Agua” y “Todo lo que merezcas” son buenos ejemplos.
Esta última es una exageración y no siento ni que represente mi forma de ser. Me dejé llevar, había cierto morbillo incluso. No se la dedico a nadie concreto y sí que aparecen personas en mi cabeza que a lo mejor tienen culpa de que la haya escrito, y gente que socialmente también la tiene. Pero no es representativa del resto del disco, que tiene momentos más oscuros de lo normal, y al mismo tiempo momento más luminosos. “Caracoles” es una canción de amor que canto sin ningún tipo de tapujos. Viniendo de la música que había hecho hasta ahora, creo que nunca me había atrevido a cantar ni con tan mala ni con tan buena hostia. Me alegro de haber llegado a esos picos de emociones y sentimientos.
También comentaste la otra vez que querías enfocar el título hacia las tres ciudades que han marcado tu vida y tu música, y al final se han visto reflejadas en las canciones, con expresiones e imágenes.
No es que viajes y pienses en meter ese amanecer en una canción. Luego empiezas a escribir y aparece ese amanecer, aquel desengaño, aquella orilla… Todo eso forma parte de tu vida y es inevitable que aparezca en tus canciones. Por eso insisto mucho en que me es difícil hablar de lo que quería hacer. Me dejo llevar y a veces me sale bien, y a veces no.
Entonces, te parece bien todo lo que te podamos decir.
Al final uno se proyecta en las canciones, lo hago con las canciones de otros. Incluso las mías significan para mí una cosa y después de unos años, significan otra. Yo mismo me redescubro, me voy dando cuenta de cosas. A veces hay algo mágico que sucede cuando escribes, una síntesis de un montón de sentimientos que has vivido, y se condensan en esas metáforas y esos versos que acaban conformando una canción, pero luego explicarlos es complejo. Al final lo importante es el cesto, no cada parte del mimbre que usaste. Pero es divertido intentar ir a la raíz.
Lo has descrito como un disco arriesgado, ya no solo porque has mezclado diferentes estilos, sino porque te has atrevido con cosas nuevas, como el sonido afrogalaico de “A serea e o mariñeiro”, donde además cantas en gallego. Reivindicas tu tierra.
He madurado aún más la definición, hace poco dije que era “neofolclore afrogalaico” y me eché a reír. Intento reírme de mí mismo porque, al final, las canciones te gustan o no te gustan. Es divertido hablar de los estilos, pero al final a la gente o le gusta o no, y le importa un pimiento si está hecho con un ritmo africano u otra cosa. “A serea” nace en Buenos Aires, muy lejos de mi origen, pero creo que tiene que ver precisamente con eso, con la morriña. Si no me hubiera ido igual no la habría hecho. Tenía una cuenta pendiente con el gallego, por que con mi tierra creo que estoy en paz, siempre aparece en mis canciones. El single Canciones Paganas era claramente un homenaje a mi tierra, pero era en castellano.
La portada parece simbolizar esa unión con el otro lado del charco, con una tipografía parecida a la de Atlántico pero una paleta de colores muy Bauhaus-europea… ¿o son cosas mías?
Para mí sí que tiene algo de Bauhaus, y algo moderno y folclórico, pero moderno de hace unos años. Me parece que refleja bien lo que está dentro; por un lado el diseño, y por otro, el hecho de haber elegido una palabra inventada. Eso abre muchas posibilidades, igual que el disco creo que abre muchas puertas. Paramales tiene muchos significados, tantos como tú quieras darle, igual que el disco tiene muchas aristas y muchos puntos de vista. Cabrían muchos comentarios dispares y todos tendrían sentido. Creo que es un disco muy libre y que se abre al mundo y a la gente que lo quiera escuchar. Me gusta pensar que es así, porque siempre he buscado esa sensación de libertad y el poder transmitirla a la gente con mi música.
Participaste en Giralunas, el disco de homenaje a Luis Eduardo Aute con “Al alba”. ¿Un recopilatorio así te gustaría para repasar tu carrera?
Aute es casa, lo escucho desde niño y me sé canciones de memoria de escucharlas en el coche. “Al alba” es una canción que descubrí más tarde y acabé cogiéndola manía. Nadie la escogió, y sentí que era una buena oportunidad para tocarla, me tiré a la piscina. Y, hombre, sería muy bonito hacer algo colaborando con gente. Sí siento que lo necesito, llevo 13 discos. El otro día pensaba en eso pero luego ya estaba pensando en otra cosa nueva. Igual se puede combinar o puede que no tenga sentido dentro de un año. Si acierto como cuando te dije aquello, quién sabe. Lo que sí me propuse es tomarme las cosas con calma y sacar discos cada bastante tiempo, cada dos o tres años, y no pegarme atracones como antes. Estoy en una etapa más reposada. El estrés y la creatividad no es algo muy placentero, acabas trabajando como loco. Si algo me traje de ese viaje creo que es eso.
¿Qué sensación te quedó después de estrenar Paramales en directo en Madrid? Dijiste que los ensayos habían sido muy duros.
Sinceramente fue un pico de trabajo y estrés, pero el barco ya zarpó ese día y estamos navegando. Disfruté mucho en Joy Eslava, y había una concentración extra por el hecho de estar tocando por primera vez 12 canciones (una no me convencía en los ensayos) de Paramales y otras 11, un total de 23. Una de mis paranoias era acordarme de la letra de todo, no equivocarme con los acordes… Tenía mucha información en la cabeza y, al mismo tiempo, poco tiempo para hacerlo calma. No se dio lo que me gusta, se me fue de las manos, pero salió bien y fue liberador. Y creo que la gente aportó su grano de arena.
El 2014 lo empezaste con un libro, 2015 con un hijo… El año que viene toca el árbol.
(Risas) ¿Sabes que no lo he hecho? No he plantado un árbol en mi vida. Pero, sí, lo vamos a dejar ahí. Podría ser un buen título para algo, no sé.
Xoel López estará el próximo 15 de agosto en el Sonorama Ribera. A continuación, puedes consultar el resto de fechas previstas hasta el momento:
27 de agosto – San Vicente do Mar
3 de octubre – Toledo
21 de noviembre – Murcia
Tus entradas, como siempre, puedes adquirirlas en taquilla.com
Texto: Beatriz H. Viloria Fotos: Lola García Garrido
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