Entrevista con Barón Rojo — “Habrá gente que nos critique, pero luego oirán el disco y se lo comprarán”.

Era más que esperado el regreso de Barón Rojo entregando nuevo material de estudio. Sí, sacaron directos como “Desde Barón a Bilbao” (Santo Grial, 2007) o “En clave de Rock” (Sony, 2009), pero desde 2006 no aparecía material fresco de estudio con canciones nuevas. También estaba de por medio la gira de reunión que conmemoraba el 30 aniversario de la banda, así que las confabulaciones y rumores generaron una expectación tan grande como escéptica. ¿Qué iba a pasar después? Finalmente, el tiempo dejó su impronta dando paso al ocaso de la espera con “Tommy Barón” (Casadiós, 2012), una adaptación épica al castellano del “Tommy” (Decca, 1969) de The Who que lleva el auténtico sonido de Barón Rojo. Carlos y Armando de Castro se reunieron con Carlos H. Vázquez en el centro de Madrid para hablar largo y tendido sobre el disco.

“Tommy Barón” es un disco que nace después de desechar la grabación de un disco tradicional, por así decirlo.
Carlos: Bueno, el último disco que hicimos fue el “En clave de rock”, un directo grabado con la banda sinfónica C.I.M. de Mislata, pero el último de estudio fue “Últimasmentes”, un disco, por decirlo así, con temas originales. Luego hicimos “Desde Barón a Bilbao”, que fue anterior y de la misma época. Pero ahora “Tommy Barón” es nuestra última apuesta porque pensábamos en hacer algo diferente.

Antes de hacer “Tommy Barón”, ¿había alguna idea que no estuviera grabada?
Armando: Sí, claro. Había bocetos de canciones, como siempre. Además, había muchísimas canciones porque los grupos siempre estamos trabajando en eso, pero en este momento hemos apostado por una opción diferente en el sentido de que no queríamos hacer un LP más de continuidad. Aunque luego, al final, da igual porque la gente tiene un prejuicio de antemano. Así que, hagas lo que hagas, no va a gustar. Esto es así. Si sacas temas nuevos van a poner pegas, y si sacas un LP como éste, que es una recreación española de un clásico de todos los tiempos (cosa que se llevo haciendo en la literatura y el cine desde que el mundo es mundo), también. Pero bueno, habrá quien se rasgue las vestiduras. Ya te digo que esto es algo que queríamos hacer desde hacía ya mucho tiempo.

Hombre, son 40 años, creo que os podéis permitir el “lujo” de poder hacer algo así.
Armando: Era un reto, algo de una envergadura especial. Además, modestamente pensamos en que esto no lo puede hacer un grupo cualquiera. Nosotros pensamos en que esto podía ser un nuevo reto en nuestra carrera, además de ser algo diferente.

Y algo muy ambicioso. ¿Hablamos entonces de un disco de versiones o de una adaptación? Son dos cosas muy diferentes.
Carlos: Date cuenta que las letras están traducidas, por lo tanto ya no son los mismos textos.

Armando: Es una adaptación, por supuesto. Musicalmente está adaptado a nuestro sonido. A mí me encantan The Who y me gusta cómo suenan The Who, pero para hacer las versiones de The Who ya están ellos. Hemos sacado algo a nuestra medida, algo a lo que nosotros podemos aportar, darle nuestro sonido. De ahí viene el título de “Tommy Barón”. Es el “Tommy”, vale, pero hecho por Barón Rojo. Habrá a quien le gusta más lo de The Who y habrá a quien le guste más la nuestra, pero evidentemente el resultado es muy distinto. ¡Y encima es en español!

¿Para entender “Tommy Barón” habría que entender vuestra obra o la de The Who?
Armando: Yo creo que ninguna de las dos cosas. Lo que debería de hacer el oyente es situarse delante del disco quitándose todos los prejuicios para escucharlo como un disco de Rock, le guste o no le guste. ¿Por qué vamos a complicarnos la vida pensando en por qué hemos hecho esto o en si era o no el momento? Es que son ganas de no disfrutar el disco. Pon la cabeza en plano, despéjala y escucha el disco con objetividad. Y luego, si te gusta… pues te gusta, y si no te gusta… pues no pasa nada, como con muchos otros discos. Hay trabajos de Iron Maiden que no me gustan nada, pero para la gente son la hostia. En el Rock pasa eso, pero no nos pongamos la venda antes de hacernos la herida, que es algo que está haciendo mucha gente con este disco.

“Perversiones” fue un disco de versiones que iba a haber tenido continuidad. No sé si la idea de “Perversiones” está también basada en “Tommy Barón”.
Carlos: Lo que pasa es que el planteamiento era distinto. Para empezar, “Perversiones” está en inglés. Era hacer versiones de temas que nos gustaban de muchos otros grupos, pero ya está. En cambio, “Tommy Barón” es una obra completa. Es más: es de las pocas Óperas-Rock que hay.

Sin olvidarnos de “Quadrophenia”.
Carlos: Cierto, pero yo tengo más identificado “Tommy” como una Ópera-Rock.

Me consta que cuando se hizo “Tommy”, alguien definió el disco como Cantata-Rock y no como Ópera-Rock porque no tenía ese alma operística tan recargada. De hecho, vosotros en los conciertos no llevareis esa parafernalia.
Armando: Es una obra musical un poco ambientada en una Ópera por ese nivel de personajes que tiene y porque cuenta una historia. Pero evidentemente, es un concierto puramente musical. Además, yo soy un absoluto detractor de la Ópera, la odio. En cambio, una Ópera-Rock me entra mucho más porque no es una Ópera propiamente dicha.

Una perversión de la Ópera, ¿no?
Armando: ¡Exactamente! Es una cosa que haces para subirte encima de lo otro con el objetivo de lograr algo que a mí me suene como me tiene que sonar.

¿Pisotearla más bien?
Armando: Bueno, no sé si ex profeso, pero al final el resultado puede ser ese. Cuando pongo la radio (que a veces me pasa) y escucho a una soprano dando unos gritos terribles en un idioma que no entiendo —porque me suena rarísimo-, ya me pongo en contra de la Ópera. No puedo evitarlo.

¿Y eso no es un prejuicio?
Armando: No, no es un prejuicio, es una reacción ante lo que oigo. En absoluto es un prejuicio. Hay muchísimas cosas clásicas que me gustan y que las disfruto. Yo empecé cantando música de Händel y de Wagner en el coro del colegio. Pero no, no tengo ningún prejuicio con ningún tipo de música. ¡Faltaría más!

Creo que el personaje de Tommy es un poco como Barón Rojo. Sois un hijo de alguien que se queda sordo, ciego y mudo a raíz de un suceso. Vosotros habéis vivido tantos sucesos, como lo sucedido con Sherpa, que al final habéis decidido ser como Tommy. O sea: ciego, sordo y mudo.
Armando: (Risas) Insensibles a las críticas. Hombre, yo pienso que cualquier grupo o cantante debe ser un poco insensible a las críticas si realmente quiere ser él mismo y hacer lo que realmente le apetece, que es lo que debe de hacer alguien que se dedique al arte. Lo que no se puede hacer es trabajar en algo pensando en lo que vayan a decir los críticos o los detractores porque ya estarías haciendo música a la medida de ellos, no música a tu medida. Ya te digo; cualquiera que se dedique al medio artístico tiene que ser fiel a sí mismo. Si uno es fiel a sí mismo, tendrá muchas posibilidades de que el público conecte con él, pero si hace música a medida de las modas, dejará de ser algo que realmente tenga una vigencia.

Carlos: De todas formas, cualquier artista tiene siempre detractores, del estilo que sea y con razón o sin razón. Hay a quien le gusta y otros que opinan de un modo negativo, pero lo asumimos. Nosotros decíamos hace muchos años que “lo importante es que hablen de ti aunque sea para bien” (risas). O sea, que se da casi por supuesto que van a hablar muy mal de uno, con lo cual lo tenemos ya asumido. Cada uno que opine. Tú haces lo que quieres y el tiempo dirá quién ha tenido razón.

Bueno, cuando una banda de Rock mítica (con componentes muy grandes) se separa, eso crea una especie de mítica y termina separando a los seguidores por facciones. Pero aún así, escuchan “lo otro” por puro morbo, por ver cómo suena.
Armando: Sí, eso sería un poco el show-business. Pero a nivel de público, ¿eh? Es que el público es de un cotillo que flipas, se llamen como se llamen. En el fondo, lo que les gusta es la carnaza: que si se separan, que si el otro le ha dicho a tal y se han criticado… ¡Eso le encanta a la gente! Pero son ellos los que crean esa especie de submundo de intrigas y de rencillas.

Carlos: Los heavys son como las revistas del corazón (risas).

¡Venga!
Armando: Los grupos, cuando hacemos eso, es por una ley de supervivencia. Si tú estás trabajando con alguien con el que ya no sintonizas ni te llevas bien para crear buena música con él, ¿por qué mantener algo que no funciona? Los grupos funcionamos así, pero la gente es la que crea esos mundos de rencillas y de rumores terribles.

¡Qué divertido! Más que una Ópera-Rock… podríamos crear una Telenovela-Rock de Barón Rojo.
Armando: Sí, totalmente. A la gente le encanta las Telenovelas-Rock.

Carlos: Además, nadie ha hecho todavía una Telenovela-Rock (carcajada). Es una idea para el próximo álbum.

Encuentro otra relación entre la banda y la portada de “Tommy Barón”, pues el pinball, presente en la portada y en canciones como ‘Pinball wizard’…
Carlos: Esa es otra cosa… ¿sabrá la gente lo que es el pinball? (risas)

Armando: Hombre, yo creo que sí lo saben…

Yo creo que también.
Carlos: Bueno, puede que lo confundan. Saben mucho de las máquinas y videoconsolas, pero de una máquina de pinball…

Ya te digo, no creo que la gente se haya olvidado del pinball.
Carlos: Hombre, cada vez se ven menos, por eso te lo digo. Aunque sea como concepto, por lo menos espero que lo tengan.

Armando: De hecho, entras en Internet y hay miles de páginas en las que puedes jugar al pinball, así que no es algo tan extemporáneo.

Al final se me ha ido la pregunta… ¡Ah, sí! Hablaba sobre la relación que hay entre la portada de “Tommy Barón” con la banda, y es que “Larga vida al Rock and Roll” tenía en su portada otro juego…
Armando: Sí, es verdad, el famoso juego de los marcianitos. Es algo que también encaja con toda la gente que va en moto. Las máquinas de pinball son un icono. Realmente todo tiene unos puntos de contacto puesto que el padre de Tommy es también un aviador que cae en la guerra. Además, la obra tiene el ambiente de la I Guerra Mundial, que es de donde salió Manfred von Richthofen, el Barón Rojo. En fin, todo tiene puntos de contacto que ayudan para que la entrada de Barón Rojo en “Tommy” no sea tan extraña.

Parece que The Who pensaron en vosotros cuando lo hicieron.
Armando: Sí, ¿verdad? ¿Y por qué no? Aparte, la Ópera “Tommy” tiene —en el fondo- algo para mí muy trágico y decadente pero que le da a la vez esa intensidad porque cuando oyes algunos cortes hechos por The Who, respira una tristeza la obra… que a la vez le da esa grandiosidad que tiene.

De hecho, hay una canción en “Tommy” [‘The Hawker (Eyesight to the blind)’] que es de Sonny Boy Williamson II, un Blues.
Armando: Así es, sí señor. Lo que pasa es que la letra del Blues encajaba muchísimo con el concepto de la Ópera y por eso lo metió Pete Townshend ahí.

Pienso que las instrumentales ‘Ráfagas’ (‘Sparks’) y ‘Underture’ (‘Undertura’) son piezas clave para seguir el hilo de la historia. En ‘Sparks’, Tommy empezaba a aunar la música con sus propios sentimientos.
Armando: Con sus alucinaciones y con sus viajes fuera de su propio cuerpo para intentar comprenderse a sí mismo. The Who vivieron también la época de la psicodélia, y es que en los últimos sesenta estábamos en plena época psicodélica con esas maneras de ver, el ácido y todas esas cosas… que a los grupos motivaba. Por supuesto, “Tommy” tiene también ese modo de entrada en el mundo psicodélico. Aparte, ¿qué sensaciones puede tener una persona que se queda sorda, muda y ciega por voluntad propia?

Os pilló un poco tarde, pero… ¿cómo vivisteis vosotros la época de la psicodélia en España?
Carlos: Yo era un niño…

Armando: Date cuenta que aquí estábamos por entonces en pleno Franquismo. Yo fui un tardo-hippie total, pero total. No llegué a vivir en comunas porque no tenía tanto espíritu de sacrificio (risas), pero sí he pasado por la experiencia de reunirnos gente para hablar, fumarnos ciertas cosas y llevar los pelos largos.

Bueno, aún sigue ese pelo…
Armando: (Risas) Bueno, lo que queda de él… Pero en aquellos momentos, en los primeros setenta, había que echarle narices para ir así por la calle. ¡Te llamaban de todo!

Prosigamos con el disco y su sonido, más exactamente mentando a Eddie Kramer.
Carlos: Eso es algo que ha encajado muy bien en el disco porque es un tío de aquella época.

Armando: Era el productor perfecto para estas mezclas.

¿Y cómo trabajasteis con él?
Armando: Pues fue una casualidad, como tantas cosas que pasan en esta vida. Hay muchas cosas que han sucedido en este disco gracias a Juan de Dios, y una de ellas tiene que ver con el tema de Eddie Kramer. Tomó contacto con él como ingeniero de superprestigio porque quería asistir a una de sus clases o convenciones, y tan estrecho fue el contacto que al final acabó proponiéndole la producción de nuestras mezclas.

Carlos: ¡Y de hecho sale en el disco! Kramer es El Doctor.

¡Coño, qué curioso!
Armando: Como a cada uno nos sitúan en un personaje, a él le ha tocado El Doctor.

¿Y quién es El Amante?
Armando: Ese me lo han puesto a mí… y duro un telediario (risas).

Carlos: Mientras que yo soy el Capitán Walker, el que termina matando a El Amante (risas).

¡Ah, fantástico! ¡De puta madre!
Todos: (Carcajada)

Sigamos con algo que le ha chocado mucho a la gente, y me refiero a la participación de Eva Amaral.
Armando: Amaral hace el Pop más interesante que se ha hecho en España en los últimos años. Y no me extraña, ella y Juan [Aguirre] son dos tíos muy capacitados —musicalmente- que van más allá de lo que es la simple banalidad de hacer un tema de Pop. Se lo curran y tratan de hacer cosas muy majas y buenas letras. Eva Amaral fue batería además, cuando empezó.

En Bandera Blanca, para más señas.
Armando: Efectivamente, y es algo que no sabe mucha gente. Es una tía que controla un montón. ¡Cuidado con ella!

Y hace el papel de La Reina Ácida…
Armando: Y fue un papel que adapto ella, además, porque algunas partes de las letras las adaptó ella misma porque se sentía mejor diciendo otras frases.

Carlos: Se esforzó un montón y se apuntó encantada.

¡Ojo, que habrá alguno que piense que Eva está ahí para enganchar a los fans de Amaral!
Armando: Hombre, es muy lógico poner a una chica que cante para el papel femenino de La Reina Ácida. Y dentro del panorama no…

Carlos: Se juntó el hambre con las ganas de comer, vaya. Si no, hubiéramos tenido que cantar nosotros, como lo hacía Pete Townshend, pero es un poco raro verle cantar esa canción a un tío. Sin embargo, a una tía, pues no lo es tanto, como cuando la hacía Tina Turner hace un montón de años. Estaba genial.

El rollo mesiánico que hay al final de “Tommy” os va también perfecto puesto que Tommy acaba como un Mesías arrastrando a la gente. De hecho, en ‘We’re not gonna take it’ (‘No lo aceptaremos’) influye sobre sus seguidores para que terminen jugando al pinball.
Carlos: Así es, aunque la gente también pasa mucho de él al final… aunque tiene esos seguidores.

Armando: Sí, hay gente que nos mira como un grupo de culto, ¿no? Como que estamos por encima de las modas, del bien y del mal… y esas cosas. Sí, puede tener un cierto paralelismo una historia con otra. De todos modos, lo que realmente me interesa de “Tommy” es el concepto musical, sobre todo. Después, el modo en el que se encajan los protagonistas en la historia, le da un aliciente adicional. Yo me considero músico y lo que más me interesa es la música. Luego, la letra, lo acompaña y lo convierte en algo más asumible y más digerible que llega antes a la gente.

¿Cómo fue el tema relacionado con los derechos? Se tradujeron las letras teniendo a la editorial presente.
Armando: El tema de los derechos ha sido sencillísimo porque no han cedido ningún derecho (risas).

¿Entonces?
Armando: Pues porque no. Nos dijeron que no había problema en adaptar las letras, que las hiciéramos a nuestro aire. Pero vamos, que no te dan nada por hacerlas en español.

Carlos: Además, los arreglos nunca han estado pagados, así que puedes versionar cualquier obra en su idioma original y no hay que pedir ni permisos. Es algo que mucha gente no sabe. Pero en cambio, si cambias el idioma sí tienes que pedirlos. Entonces, hay que pedirle al autor una autorización, y él tiene que ver la traducción de las letras para darte su permiso. De hecho, se les mandaron. Ahora, eso sí, no cedieron ningún derecho. Pero bueno, ¿qué más da? Ha sido por amor al arte.

El desarrollo tardó en fraguarse… ¿cuatro semanas?
Armando: Sí, pero no tardó tanto como podría haber tardado. Fue ponerse a ello y luego salió más fluido de lo que en principio podía parecer. No fue tan difícil como se pintaba antes de ponerse a hacerlo.

¿Y cómo es que Barón Rojo haga algo tan ambicioso sabiendo que el disco va a ser escuchado, analizado… y no vapuleado, pero sí van a querer saber por dónde vais? ¿Cómo se plantea después de la gira de reunión con los miembros originales?
Armando: Yo personalmente pensaba, y tenía muchísimas esperanzas, de que íbamos a salir bien parados de meternos en el tema de versionar “Tommy” en español. Creíamos que teníamos una cierta capacidad como grupo curtido, pero porque Barón Rojo siempre ha hecho un Rock que no es el Rock que se hace habitualmente en España, ese que tiene unas connotaciones y unas etiquetas llamadas Rock-Urbano… y demás historias que no son más que ganas de ponerle paños calientes a cosas que no se tienen mucho en pié. Sin embargo, Barón Rojo siempre fue un grupo que estuvo codeándose con lo que es la élite del Rock and Roll internacional, que no son más que nuestras fuentes y de donde hemos mamado. Entonces, desde ese punto de vista, pensábamos que meternos en algo como “Tommy” no iba a ser mayor problema para nosotros porque íbamos a salir bien de ello. Tal vez de los pocos grupos que se atreverían a hacer algo así. Era uno de los alicientes porque además es una adaptación de “Tommy” al idioma y al sonido, puesto que es una revisión eléctrica del original sin ningún instrumento acústico. Es un reto más, de los muchos que hemos superado en toda nuestra trayectoria. Llevamos toda la vida superando retos y poniendo picas en Flandes haciendo lo que nunca había hecho nadie.

Carlos: Y en el fondo, si te pones a pensar, la polémica genera movimiento; a nivel de medios, a nivel de la gente… habrá muchos que nos critiquen, pero luego oirán el disco y se lo comprarán. La polémica te beneficia porque hace que hablen de ti. Con lo cual, lo asumimos.

Ha quedado más que claro…
Armando: Yo creo que nadie, en su sano juicio, dirá que este disco es malo. Y si lo dice, es porque no lo está sintiendo realmente. Lo dirá desde una perspectiva desde la que nos quiere criticar o perjudicar, con muy malos ojos, pero no porque lo piense realmente. Sinceramente y modestamente, creo que nadie que escuche este disco con objetividad podrá decir que es un disco malo o que no tiene nada que aportar. Podrán decir que no es su estilo. Vale, es aceptable. Pero no que es malo.

Carlos: Simplemente porque lo rechaza de antemano.

Bueno, ya caerán.
Armando: Yo espero que al final se caigan del guindo para tener que rendirse a la evidencia. Además de ser una obra difícil de por sí, tiene unas dosis de creatividad importantes que reúne las dos ventajas: sigue sonando al disco clásico pero también suena a Barón Rojo. No sé, hay pequeñas obras que quedan ahí para siempre, así que tengo la esperanza de que “Tommy Barón” sea una de esas obras que quede ahí para siempre y en los anales del Rock en España… si la historia es justa. Y creo que nadie hará algo similar, fíjate lo que te digo.


Texto: Carlos H. Vázquez.

Fotos: Juan Pérez-Fajardo y Maite Moreno
charlyh

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