Sencilla pero a la vez compleja, Maria de Medeiros enarbola la pasión interpretativa convirtiéndolo en una muestra de comunicación sin parangón. “Pájaros Eternos” contempla estas y otras muchas razones siendo el primer disco donde la propia artista compone por primera vez. Atrás quedaron “A Little More Blue” y “Penínsulas & Continentes” como primeros fragmentos de una historia común entre seres humanos. Ahora “Pájaros Eternos” será la creciente genialidad de música e interpretación. El próximo día 7 de febrero, María de Medeiros actuará en Madrid dentro del Ciclo Madridpresenta 2012. De obligada asistencia.
Maria, este es tu tercer disco pero sin embargo es el primero en el que compones. ¿Estaríamos hablando de un reto personal o de un reto profesional?
Sería un reto tanto personal cómo profesional, porque siempre acabo poniendo mucho de mí en mi actividad profesional. Sin embargo, no sé si se puede hablar de un reto, lo que implicaría que hubiese decidido fijarme un objetivo y hacer todo para llegar a él. Más bien creo que las obras artísticas llegan cómo los niños, por milagro y cuando tienen que llegar.
Normalmente hay quien prefiere cantar (o interpretar) composiciones ajenas por permanecer en una cierta comodidad. ¿Te ha resultado tan complicado como para demorar el tiempo establecido con el trabajo?
Tengo un respeto enorme por los grandes escritores y escritoras de canciones. Una hermosa canción es algo que marca nuestras vidas, se vuelve una referencia. Quizás por eso preferí, con toda la debida modestia, empezar por ser una interprete, que es lo que soy y es algo que me encanta hacer. Creo que en cada intérprete hay una parte de creación y al mismo tiempo es bonito ponerse al servicio de una obra ajena.
Además, supongo, que habrás tenido una presión extra que te intimidaría de alguna forma al tener presente el talento de tu padre (y su figura). Como diría el dicho; “de casta le viene al galgo”.
Es verdad que el hecho de que mi padre, António Victorino D’Almeida, sea un gran compositor y alguien cuyo trabajo admiro profundamente me ha intimidado bastante. Quizás también por eso tardé en lanzarme a la aventura de componer.
Estamos hablando de un título que, según tus palabras, muestra de alguna manera la imagen de un pajarillo ágil que se vuelve vulnerable entre las garras del hombre. ¿Es “Pájaros Eternos” un álbum idealista?
Creo que siempre hay una parte de idealismo en las obras artísticas y quizás más hoy, que la actividad cultural se encuentra tan fragilizada por la crisis. Hacer una película, escribir un libro, pintar un cuadro, grabar un álbum son siempre formas de comunicarse espiritualmente con otros seres humanos, para lo mejor o lo peor.
Y más idealista que la religión no hay nada, ¿verdad? De ahí también que se figure el Espíritu Santo o la paloma de la paz.
Mi convicción es que la religión es algo mucho más práctica que idealista. Es una forma muy terrenal de canalizar las aspiraciones místicas de cada uno y desde mi punto de vista, pertenecen más al dominio íntimo que al colectivo.
La Paloma de la Paz y el Espíritu Santo se me plantean cómo imágenes de lo que serían Pájaros Eternos, o sea algo que sólo puede existir en un terreno de símbolos, de ideas.
Aunque —no sé si por naturaleza- el rencor se erige como algo eterno en el hombre.
Si hay algo de eterno en el “hombre”, que no sea el rencor.
No obstante se trata de un LP muy optimista, al menos así denota el texto de ‘Nace el día en la ciudad’. ¿Es el costumbrismo una manera de ver las cosas desde un punto más optimista habiendo evitado temas más triviales o complejos?
Veo las canciones del disco cómo “fotos”, instantáneas de momentos vividos, unos más diurnos, otros más nocturnos. ‘Nace el día en la ciudad’ es un retrato del amanecer en una de nuestras grandes urbes, en una realidad cotidiana, compleja, contrastada, que se debate con la crisis.
¿Habrá espacio también para el pesimismo?
Más que optimista o pesimista, creo que este conjunto de canciones es un trabajo contemplativo, una forma de mirar el mundo, cómo cuando me sirvo de una cámara.
Pero hay que apuntar que de la canción ‘Nace el día en la ciudad’ (composición de Raimundo Amador a la cual tú pones la letra) sale la idea de “Pájaros Eternos”. Realmente me pregunto si todo el repertorio gira alrededor de esa canción.
La primera canción que compuse para este álbum fue música sobre un poema de la gran poetisa portuguesa Sophia de Mello Breyner, que admiro profundamente desde mi infancia.
El poema se titula “Por delicadeza” y es un homenaje al poeta francés Arthur Rimbaud, que también amo.
La segunda canción, fue un fado intitulado “Se é fado, clama a melancolía”. O sea que, sin decidirlo previamente, de una forma espontánea, empecé por mis orígenes: la lengua y la música portuguesa.
Incluso las dudas me asaltan al pensar en la fragua original de “Pájaros Eternos”. ¿Sin ‘Nace el día en la ciudad’ (u otras canciones) existiría este nuevo disco? De hecho lo hemos hablado, el título es parte de la letra de la canción.
Rápidamente empezaron a surgir homenajes, guiños, referencias a todas las músicas que me gustan: la Bossa Nova, el Flamenco, el Jazz, la Salsa o a un Rock muy minimalista cómo el que hace el Legendary Tigerman con quién he grabado dos temas.
Formulo esta cuestión porque tengo la sensación de que primero nacieron las canciones y después continuaste animada por los frutos del trabajo hasta completar una colección de canciones completa.
Y así llegué a esta colección de canciones, muy diferentes entre si y sin embargo fruto de una misma mirada hacia horizontes distintos.
Antes hemos comentado lo de la composición propia. Hay ocho temas inéditos y dos versiones. Amén de haberte acompañado por Raimundo Amador o por The Legendary Tigerman. ¿Qué has visto en estos dos músicos que te pudiera ayudar en este proyecto?
Admiro mucho tanto a Raimundo Amador cómo a Legendary Tigerman, con quién ya tuve la oportunidad de colaborar en distintos trabajos. Para mí es un honor y un privilegio enorme poder contar con la participación de ambos en este álbum.
Creo que también ha sido un intercambio de aprendizajes con ellos, ¿no?
Sí, de ambos he aprendido muchísimo. Cada cual tiene un universo muy propio y muy original. Y eso es lo que más admiro en un artista: que tenga su universo particular y que sin embargo ese universo sea poroso y generoso, como es el caso de ambos.
Grabar en el estudio cordobés de Fernando Vacas ha tenido que conformar mucho del espíritu que vertebra el long-play. ¿Habría soda “Pájaros Eternos” de haberse grabado, tal vez, en París o Nueva York?
Grabar en el estudio cordobés de Fernando Vacas fue maravilloso. La ciudad no podía ser más inspirante. Y Fernando es un colaborador precioso.
Con The Legendary Tigerman florece ‘Shadow Girl’, tal vez el corte más minimalista, aunque yo observo cierta carga erótica. ¿En lo más sencillo se encuentra lo más seductor?
Sí, muchas veces es el caso. ‘Less is more’ (“Menos es más”) es una de mis brújulas en la creación artística.
Es más, ¿mostrar al mundo un trabajo tan propio y tan personal es como exponerte desnuda (con sus miedos y sus vértigos?
Sin duda, la exposición es grande. Busco no pensarlo demasiado para no morir de vértigo. Pero para mi lo más bonito en el arte no es tanto contarse a si mismo sino comunicarse con los demás.
Y qué mejor vestido o envoltorio que las ilustraciones de Pascal Rabaté y Javier Mariscal. Me parece algo tan acertado que ahora no sería capaz de concebir tu música sin sus trazos. ¿Querías que en un primer golpe de vista la gente relacionara esos dibujos con el disco?
Para mí la música está íntimamente relacionada a la imagen. Desde pequeña dibujo y casi siempre lo hago con música o pensando en música. Cuando preparo mis películas es igual. Por eso surgió la idea de pedir a varios artistas una ilustración para cada canción. Es un inmenso honor contar ya con un dibujo de Javier Mariscal para ‘Nace el día en la ciudad’ y otro de Pascal Rabaté para ‘Shadow girl’.
A título personal te diré que “Pájaros Eternos” resulta ser una especie de película con distintos pasajes y saltos argumentales. ¿Para interpretar o cantar hay que ponerle mucho de actor?
Gracias por la interpretación. Mi formación es la de una actriz. Estoy aprendiendo mucho, cada día, en la música. Pero claro, intento aportar a cada canción una sensibilidad de actriz.
¡Sin olvidar que hay canciones en varios idiomas! Muy bonito pensar que un hombre italiano (por ejemplo) se sienta identificado con una canción en inglés o en español.
Cambiar de idioma es mi realidad desde la infancia, algo que se ha vuelto muy natural para mí. Así, fue de forma espontánea, surgieron canciones en portugués, en inglés, en castellano… y también en italiano, porque tanto a Legendary Tigerman como a mí nos encanta “24 Mila Baci” de Adriano Celentano.
Todo esto mientras que entre España y Portugal, siendo vecinos, hay poco conocimiento el uno del otro. Bueno, siempre nos quedará el “método contemplativo” frente al ignorado. ¿La música como arma de acción (“A Little More Blue”) o como fomento del sentimiento fraternal?
Las dos cosas, seguramente. Y tengo que agradecer al público español el gran cariño con que acoge a los artistas portugueses. Hay poco conocimiento, es verdad, aunque depende de las áreas. Pero del lado español hay más curiosidad, y eso se agradece.
Finalmente, tras “A Little More Blue”, “Penínsulas & Continentes” y “Pájaros Eternos”… ¿queda siempre algo por contar?
Sí. Y mucho por aprender.
Texto: Charly Hernández
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