Toda vida de un grupo tiene un final, todas las que se conocen. Algunas se rompen en el punto álgido y dejan un bonito cadáver. Otros no llegan a explotar y se quedan como héroes caídos del underground. Y los más… siguen caricaturizándose año tras año en giras de plástico para rememorar lo que fueron y dejando claro lo que ya no son. El caso de los ovetenses Stormy Mondays no es así. Ni lo uno, ni lo otro. Grupo mítico del rock nacional que a pesar de llevar más de quince años en la carretera y de haber compartido micro con Bruce Springsteen, Elliott Murphy, Slash o Willie Nile, no aparecen en portadas de medios “especializados”, ni los más cool del momento los llevan en sus iPods. ¿Les hace falta? Para nada. No entiende de modas ni de elitismos. Esto tampoco les quita el sueño. Se han bajado del carro de la SGAE y se autoeditan, se han liado la manta a la cabeza y piensan seguir así. Suenan como tienen que sonar y que siga siendo así por los siglos de los siglos… amén.
Veteranos, con todo un gran camino rodado… y el último long play data del 2002, titulado “Días de lluvia, corazones rotos”. A partir de ese trabajo, las siguientes entregas de estudio como “París” (2004), “On the run” (2007), “On my radio” (2010) y “Días mejores” (2010), han sido Ep’s. Sin contar “Radio”, el cual recopilaba algunos de estos Ep’s. ¿Preferís dar las nuevas canciones poco a poco antes que soltar (por ejemplo) doce de golpe en un mismo Lp?
Para nosotros es más divertido grabar y editar las canciones cuando están más frescas, y para la gente también es más fácil absorber las canciones en dosis pequeñas. Los buenos discos de larga duración son muy bonitos, y pueden tener su momento, pero en general sirven más para alimentar el ego del artista que las ganas del público. Son un vestigio del pasado y sobre todo del funcionamiento clásico de las discográficas grandes. Nosotros estamos fuera de eso.
Lo mismo puede que se esté volviendo a la canción única o formato single… De hecho, vosotros habéis editado “Tú y yo / A las 9″ recientemente y, además, gracias a la colaboración de noventa y dos mecenas a través de la web de microfinanciación Verkami.
La música popular comenzó con los singles, y realmente siempre se alimentó de los singles, de esa canción con gancho que te hace comprarte el LP. Hoy en día la gente ya no tiene que comprar 11 canciones malas para hacerse con una buena, y eso marca el retorno al single.
Nosotros queríamos hacer un vinilo en formato sencillo de 7 pulgadas. No sabíamos si algo tan raro tendría aceptación, así que recurrimos a nuestros fans y a la microfinanciación popular, y nos llevamos una grata sorpresa.
Eso sí, para nosotros es un single de “doble cara A”, como los grandes singles de los últimos tiempos de The Beatles.
También es cierto que tal y como está la industria es más “caro” lanzar un disco de larga duración, aun así, ponéis a disposición del que quiera la descarga gratuita de estos trabajos. Un grupo como el vuestro que tiene un directo tan potente, ¿tiene claro que el verdadero gancho está en los conciertos donde además el público puede adquirir vuestros discos?
La verdad es que una vez que estás metido en el estudio, tampoco hay tanta diferencia entre grabar 4 canciones o grabar 12, siempre que tengas las ideas claras, las canciones trabajadas y una banda solvente.
La descarga gratuita es una cosa que para nosotros lleva siendo obvia desde hace más de una década. El enemigo del artista “independiente” es la oscuridad, no la piratería. Necesitamos que la gente escuche nuestras canciones para que vengan a los conciertos, y también para que compren los discos; una cosa no quita la otra, por extraño que parezca.
Tampoco la música es gratis, el oyente nos la paga con el bien más preciado que tiene: su tiempo y su atención.
A nosotros nos encanta tocar en directo, y nuestros conciertos son mucho más que una simple sucesión de canciones correctamente ejecutadas. Para eso están los discos. En estos últimos años estamos trabajando mucho para que cada concierto sea único y vaya mucho más allá del disco. Queremos que la gente salga de nuestros conciertos con la misma satisfacción que te da el haber visto una buena película (de esas que ya no hay) en el cine.
Esta última pregunta viene porque de hecho, vuestros discos rara vez se encuentran en las grandes superficies. Se pueden adquirir en la tienda de vuestra web y sobretodo en los conciertos. Salen tiradas de edición limitada e incluso en vinilo. A pesar de “regalar” las canciones en la web, el que lo compre original se lleva algo único y muy cuidado. Bajo vuestro punto de vista, ¿es esencial el cuidado de todo el disco desde las canciones hasta el artwork?
Por supuesto. Si alguien se va a molestar en comprar un objeto físico que contiene nuestra música, y va a dedicar un espacio —probablemente precios- de su estantería a nuestro arte, debe llevarse algo que merezca la pena tener y conservar.
Con todo esto, llegamos a la conclusión de que el objetivo es llegar a cuanta más gente mejor. También saberse adaptar a los tiempos, como es vuestro caso distribuyendo vuestro material con licencia Copyleft o Creative Commons. Junto con la salida de SGAE, ¿el liarse la manta a la cabeza ha resultado más beneficioso a la larga?
La verdad es que nosotros nunca hubiéramos encajado en una gran discográfica, y en la SGAE ya se vio pronto que tampoco encajábamos y a lo que no queríamos pertenecer. El tiempo además nos ha dado la razón, sin necesidad de hacer leña del árbol caído.
Siempre recuerdo esos boletines de la SGAE que comenzaban con “una vez más, internet se configura como el principal enemigo de…”.
Centrándonos en “Días mejores” y “Radio”, vuestros últimos trabajos. Volvéis a cantar en castellano tras ocho años. ¿A que es debido este giro en el idioma? ¿Puede ser algo cíclico?
Es totalmente cíclico. Nos pasamos un tiempo sin tocar tanto en directo, o sin publicar, y queremos editar canciones en inglés, que siempre ha sido nuestro idioma principal. Ello nos lleva de nuevo a tocar más, y sentimos la necesidad de que el público entienda nuestras canciones. Vuelta al castellano.
Sin olvidarme de ‘Dormi Ya’, vuestra primera canción en asturiano.
Sí, hemos roto la dualidad con una minúscula aportación a la defensa del asturiano, un idioma que procede directamente del latín y que lleva décadas de maltrato, erróneamente calificado como dialecto del castellano, cuando no descrito con una absurda palabra de origen sajón (“bable”).
Ya que estamos metidos en la tesitura de las letras. Destaco el texto de ‘Satélite’, un texto —llamémosle- espacial donde un satélite ve como el planeta que orbita se está desmoronando. Desgraciadamente, la letra puede aplicarse a la situación mundial actual, con un necesario “reset”. ¿Hay todavía esperanza o al final ‘nadie escucha ya mi transmisión’?
Esa canción es un germen de nuestra aventura espacial; cuando la escribí ya estaba alucinando con las fotos de la Tierra desde la estación espacial. Tenía algunas frases y la idea general desde hacía mucho tiempo, pero me faltaba la pieza clave: ese satélite que lo ve todo pero que no puede hacer nada.
Creo que siempre tiene que haber esperanza. Creo también que hay mucha gente (políticos, banca) que ha dejado de escuchar “nuestra transmisión”, y deberían pagarlo caro. No sé si lo lograremos.
Incluso en el corte que da título al Ep (‘Días mejores’) tiene ese poso algo entristecido. También el contenido de la canción explica como los ‘días mejores están por llegar’, por lo tanto siempre hay algo de luz. Yo veo un nexo común entre todas las canciones, pero ¿en que está basado el conjunto total del track list de todo el Ep?
Hay una intención de escribir canciones de rock sencillas, pero con las letras sustentadas en algo más profundo. “Días mejores” es un homenaje a la épica de Springsteen, comenzando por el título, y con algún guiño sonoro a la E Street Band, pero con un enfoque más moderno y guitarrero… o eso creemos.
Porque en contrapunto, ‘Saltar sin red’ que a pesar de tener ese título, habla de lanzarse, arriesgar… ¿Quién no arriesga no gana?
A nosotros no nos motiva asegurar, sino arriesgar. Y todo es un riesgo, un salto sin red, desde algo tan efímero como un concierto, o un solo de guitarra, hasta las decisiones más transcendentales de tu vida.
Y no podíamos olvidar ‘Fuego’. Totalmente rápida, con unos teclados excelentes, así como sus guitarras (incluida la aportación de Ángel Parada) todo ello —junto con la voz, evidentemente- forman un conglomerado muy soul. Leyendo y escuchando la canción, reparo en esta parte que dice así: “Tu estás pensando en acostarte ya / Yo estoy pensando en no dejarte dormir” ¿Cuántas veces nos habrá pasado “eso”? ¡Que buena manera de que la gente se identifique con una canción así!
¡Gracias! El castellano es un idioma difícil para el rock y más aún para el soul. Intentamos buscar el ambiente de Memphis y una cierta chulería e intrascendencia en la letra. Al fin y al cabo, ¿de qué puede hablar una canción soul si no es de sexo?
Veo que no reparáis en gastos en cuanto a exploración e instrumentación clásica se refiere. Especialmente en los teclados donde hay desde un Würlitzer, hasta un mellotrón, un glockenspiel o el omnipresente Hammond. ¿Hasta que punto sois fieles al sonido más vintage?
Somos muy fieles, pero sin caer en lo retro. Nos gustan las cosas que suenan muy bien, y da la casualidad de que hay sonidos antiguos, como el del Hammond, que nunca serán superados. El estudio donde grabamos, ACME, es una mezcla perfecta de material vintage y tecnología digital. Tenemos lo mejor de los dos mundos para conseguir sonar exactamente como queremos.
Sin embargo, nada suena antiguo, si no muy actual y tampoco sois puristas. Por ejemplo, con “Rainy Days And Broken Hearts” había una tónica más ‘blusera’. Vamos, que no os quedáis en un único registro, vaya.
En nuestros primeros años podríamos haber corrido el riesgo de caer en el purismo, con esa tónica muy marcada de blues y soul, pero a la vez había canciones con un sonido más actual. Siempre nos hemos dejado llevar por lo que nos gusta, y hemos logrado mezclar varios registros, como dices, sin perder la esencia de Stormy Mondays.
Por todos es sabido las colaboraciones y momentos compartidos que tuvo el grupo con gente como Elliott Murphy, Willie Nile, Slash, Springsteen en New Jersey (gracias a Joe Grushecky)… ¡sin olvidar aquel Woodstock del 99! Con todo esto, que no es poco, sinceramente, ¿os habéis sentido rechazados de alguna manera por los medios especializados?
Stormy Mondays tiene una pequeña maldición: nunca hemos sido, ni seremos, un grupo “cool”. Eso nos impide aparecer en ciertos medios. Supongo que estar en Asturias, con el aislamiento geográfico que implica, también tiene algo que ver.
Cuando sacamos nuestro primer disco, hablar de The Jayhawks o Wilco, o ser apasionados del soul, nos convertía en unos extraterrestres. Años más tarde, esas bandas de Americana se convierten en iconos indies y el soul copa las listas de éxitos, pero nosotros seguimos siendo unos extraterrestres…
¿Puede ser que exista cierto elitismo con bandas y grupos que aunque tengan una calidad indiscutible, no terminen por caer en gracia a ciertos medios especializados por las razones que sean?
A nosotros, desde nuestra pequeña aldea irreductible, nos da la sensación de que es así. Como no nos gusta quejarnos, no lo vamos a hacer, preferimos seguir nuestro camino, y ya nos encontraremos.
Supongo que se debe sentir alegría al ser “reconocido” por ‘Sunrise Number 1′, pero también un poco de impotencia. ¿Ahora reparan en vosotros? Igual hacéis esta canción sin nada que tenga que ver con la NASA y no os hacen ni caso…
Lo más gracioso de lo de la NASA es que se hizo eco toda la prensa y radio. ¿Toda? No. Toda salvo la prensa musical y la radio musical. Por supuesto, con honrosas excepciones, pero quien apoyó nuestra subida al espacio fueron los espacios de radio generalista y los periódicos.
Conscientes de vuestra larga trayectoria. ¿Veis un final concreto de una etapa que se cierra o Stormy Mondays estará “ahí” como el primer día?
Al final, el secreto del éxito consiste en resistir, o más bien a la inversa: la única receta segura para el fracaso es abandonar. Nosotros pensamos resistir muchos años más.
Texto: Charly Hernández
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