Pese a su juventud, la cantante Judith Hill tiene una trayectoria impresionante, ha trabajado con Stevie Wonder, Elton John, Prince o Michael Jackson, ha concursado en el reality The Voice, ha sido una de las protagonistas de la película 20 Feet From Stardom (A 20 pasos de la fama) y le ha dado tiempo a editarse ella misma varios discos en solitario. Hablamos con una de las mejores voces del mundo días antes de que actúe en la sala Clamores de Madrid.
¿Crees que el programa The Voice te ha ayudado en tu carrera?, ¿tenías miedo de que se eligiese a los ganadores por motivos de prensa rosa y no por talento musical?
Sí que me ha ayudado, The Voice fue una experiencia divertida que me permitió ganar un montón de fans y conectar con personas de todo el mundo. Mucha gente veía el programa y todavía recuerdan las actuaciones que hice. Creo que los ganadores son elegidos en base a la empatía que pueda sentir sobre ellos el público. El show es sobre crearse un personaje y que la gente vote a ese personaje. Y la música también tiene un papel en esto, claro.
El circo mediático sólo habla de la música cuando es un gran éxito o un gran fracaso, puede ser muy tóxico, ¿verdad?
Sí, los medios se deleitan con los pelotazos y las grandes caídas, hay muchas ganas de contar ese tipo de cosas y creo que es peligroso, pero también es importante para todos ser compasivos y vernos los unos a los otros como seres humanos valiosos, seamos superfamosos o personas que viven en la calle.
Es curioso que tus padres (músicos ambos) siempre estuvieron “a 20 pasos de la fama”, ¿cómo te ayudaron a evitar la parte mala del negocio musical?
Mis padres han sido un gran apoyo para mí, su amor y pasión por la música me ha dado la fuerza para seguir trabajando duro. Tampoco es que me hayan hecho de escudo para las cosas malas, creo que nadie puede hacerlo, pero me han ayudado a sobrellevar los tragos más duros con oraciones y ánimos.
En los últimos meses has cantado en un homenaje a Prince, otro a Janis Joplin, algunos conciertos benéficos e incluso hace unos años actuaste con la California Philharmonic, ¿crees que estos bolos han sido necesarios para ayudar a tu carrera en solitario?
No, realmente no lo veo así. Una carrera en la música sería muy complicada de construir de esa forma. La música es una labor muy poderosa y me siento humildemente agradecida de poder dedicarme a ella a tiempo completo. Simplemente escojo actuar en los eventos que me inspiran, y siempre que lo hago me siento afortunada. Mucha gente se me ha acercado para compartir sus historias y expresar su amor y aprecio por lo que hago.
Tu música es blues, soul y funk. Ahora mismo hay un montón de mujeres que están reinventando estos estilos con toques urbanos, como Lizzo o Janelle Monáe, ¿te gustan las “nuevas” versiones de estos estilos?
Me encanta lo que hacen Lizzo y Janelle Monáe. Creo que la música es finita y no creo que el blues, el soul o el funk se estén reinventando, son estilos tan puros y poderosos como piedras preciosas. Una vez descubrimos estos estilos los humanos podemos disfrutar de ellos en varias formas, podemos diluirlos, mezclarlos o tomarlos puros, es sólo cuestión de gusto.
Has trabajado con varios de los artistas más importantes del mundo, ¿con cuál de ellos crees que has aprendido más?
Con el que más aprendí fue con Prince. Fue un mentor muy cercano para mí y un rebelde que asaltó las puertas del negocio discográfico, creando un camino para que todos pudiéramos seguir sus pasos.