Un álbum más que sumarse a la corriente de los últimos años en la que se han ido revisando muchos de los grandes clásicos del blues seminal, como hizo por ejemplo Rory Block con The Lady & Mr. Johnson y el propio Eric Bibb con un disco homenaje a su padre, Leon Bibb. La novedad aquí es que los temas son compuestos por el propio Eric Bibb, pero tomando como modelo el sonido de Bukka White. Y todo esto viene de una pequeña historia, de esas que nunca sabe uno si realmente son ciertas o no pero que son estupendas para comenzar una reseña. Pues por lo visto al término de un concierto, un fan se acercó a Eric para mostrarle una guitarra que supuestamente había pertenecido a Bukka White y aquella anécdota fue suficiente para inspirarle la idea de hacer un disco dedicado al legendario bluesman. De ahí el título del álbum, porque el verdadero nombre de Bukka White era Booker T. Washington White, aunque debido a su cerrado acento del Mississippi fue ‘Bukka‘ como al principio todos oían su nombre.
Este pequeño homenaje podría hacerse extensivo a otros clásicos del blues del Delta, como Robert Johnson, Son House, Skip James o Mississippi John Hurt, porque tiene algo de todos ellos e, incluso James Cotton, por la inconmensurable presencia de la armónica cromática de Grant Dermody durante la mayor parte el álbum. Casi podría recordar a aquella gran pareja, Sonny Terry & Brownie McGhee. Por lo demás, tan sólo la voz y la guitarra tocada al estilo ragtime.
El álbum se inicia con una pequeña introducción hablada en la que Bibb explica un poco de qué va todo esto para entrar pronto con uno de sus característicos arpegios sobre el que más tarde nos dirá que “la guitarra de Booker tiene algo que contar“. La cosa se pone seria con la siguiente, With My Maker I Am One, y mucho más con Flood Water, que nos sumerge de lleno en ese ambiente pantanoso y húmedo de la inundaciones del Mississippi de la segunda mitad de los años 20. En Sunrise Blues canta a su amor por esta música y cita a otros bluesmen clásicos como Blind Lemon Jefferson o Junior Wells. Nobody’s Fault But Mine es una estupenda versión Blind Willie Johnson, probablemente de los temas más conseguidos y certeros. En esta ocasión ha regrabado Tell Riley, un tema que se incluía en su disco Painting Signs y en el que, aunque hablaba sobre los inicios de B.B. King, se mencionaba a Bukka White. Así que la ocasión estaba clara.
En este repaso histórico, Eric Bibb no se limita a la música ya que a través de muchas de las letras intenta acercarnos a ese mismo aire que debió respirar White. Sin embargo, en la parte lírica pasa por alto esas historias de alcohol, soledad y mujeres tan habituales en el blues de los años 20 y 30. Muchas de ellas seguro consideradas aún hoy día como profundamente escandalosas para gran parte de la sociedad americana. Pero aquella era la vida de los primeros bluesmen y la retraban fielmente. Quizá sea este el único aspecto cuya ausencia hace que sea difícil tildar Booker’s Guitar como un estudio de los inicios del blues, al más puro estilo de lo que hicieron Peete Seeger o Woody Guthrie en su labor de recuperación del folk americano. Aunque Eric Bibb se le nota la pasión y la labor de estudio que hay detrás de este trabajo. Y es que logra un sonido y un ambiente que si no fuera por la excesiva limpieza con la que depura siempre sus discos podría fácilmente transportarnos a los años 30. La esencia y el feeling están ahí, sólo que con un sonido del siglo XXI.
Eric Bibb — Booker’s Guitar en Spotify
Texto: Juan Manuel Vilches
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