Acercándonos al ocaso del Festival Internacional de Jazz de Madrid nos encontramos el pasado viernes a un artista con un sentido del jazz muy genuino, Ernesto Aurignac. El saxofonista y compositor se desnudó, metafóricamente hablando, con el público asistente, presentándonos su inédito proyecto: Na es eterno. Como referente el cantante de flamenco Camarón de la Isla, Ernesto, junto a una formación de once músicos, recorrió ideas y viajes musicales de lo más variados. Desde un estilo clásico hasta composiciones con influencias del cubop, pasando por los solos frenéticos de saxo y trompeta, el malagueño nos compartió un éxtasis musical de hora y veintitrés minutos de duración. Y es que el compositor nunca deja de sorprendernos, a pesar de sus magníficos trabajos anteriores: Uno (2014), Annunakis (2015), MAP Mezquita (2016) y Plutón (2020).Ernesto, oriundo de Málaga, estudió saxofón clásico en el Conservatorio Superior de Málaga. Finalizando su carrera como saxofonista clásico, siguió profundizando en su instrumento, acercándose a una vertiente más jazzística e improvisatoria, desplazándose a Barcelona. Sin embargo, su mayor aprendizaje en esta modalidad sería autodidáctico.
El saxofonista puede presumir de haber acompañado a numerosos artistas: Chano Dominguez, Perico Sambeat, Eric Alexander, Andrea Motis, Moisés P. Sánchez, entre otros. También cabe destacar la afinidad que tiene Ernesto con compartir escenario con célebres del flamenco, como son: Gerardo Núñez, Antonio Rey, El piraña o Israel Fernández. Actualmente, además de dar conciertos, imparte seminarios de jazz nacionales e internacionales, además de ser profesor residente en el Centro de Artes y Música Moderna ‘Maestro Puyana’ (CAMM).
El concierto inició con una pequeña introducción del andaluz. Con su personalidad despreocupada junto a la pasión y sensibilidad características en él, nos lanzó una reflexión: “Todo se acaba, todo se descompone”. Esta idea, como protagonista de su nuevo proyecto, es la que nutre al mismo y le nombra como: Na es eterno. A pesar de que tenía un parecido muy razonable, en cuanto a inspiración en las raíces del folclore español, al álbum lanzado en 1960 por Miles Davis, Sketches of Spain, tomó una distancia abismal a este en su contenido. En Na es eterno encontramos una gran variedad de influencias, no solo flamencas ni jazzísticas como en el caso de Miles, sino también clásicas y latinas. Y es que los instrumentos de percusión tuvieron una gran importancia en la obra, dando paso a la ruptura entre los momentos de calma y frenesí.
Como base la degradación, la muerte, inspiradas en las letras de Camarón, se dio la combinación entre un jazz experimental junto a un estilo más clásico, con características atonales y experimentales similares a Stravinsky en The Firebird. Aparecieron detalles del folclore y cultura española, como el cante flamenco o el grito de un afilador acompañado de su sonido peculiar. También se jugó con baladas donde la percusión y los vientos se apoderan de la escena y se dio pie la improvisación.
En cuanto al jazz más experimental, con un estilo afrocubano, recordó al estándar A night in Tunisia y al álbum de la big band Jazz at Lincoln Center Orchestra con su álbum Live in Cuba (2015), en concreto Dalí. Como solista distinguimos al músico de fiscorno Julián Sánchez por su increíble improvisación y similitud a Roy Hargrove.
La banda estuvo formada por: Ernesto Aurignac (saxo alto, composición), Sabina Pamblanco (flautín, flauta), Antonio Subires (corno inglés, oboe), Julían Godínez (clarinete bajo,clarinete), Juande Robles (fagot), Julián Sánchez (fliscorno), Rubén Carles (contrabajo), Antonio Perabá (piano), Néstor Pamblanco (láminas), Víctor López (percusión), Agustín Jiménez (batería), Raquel Pelayo (voz).
La formación consiguió el aplauso estremecedor del público, que duró no menos de tres minutos, con este nuevo trabajo. Interpretando estilos tan diversos, Ernesto se convierte en un compositor de gran relevancia, tanto en el panorama nacional como internacional. Sus estudios tanto en el estilo clásico como en el jazzístico como sus raíces españolas, hacen de él un artista esencialmente genuino, apostando siempre por sus ideas innovadoras. Aquella noche nos lanzó una propuesta: “Ojala poder llevar este proyecto al Auditorio Nacional”, avanzando un paso más en su carrera, y nosotros, disfrutando una vez más de ese maravillo despliegue musical.
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