Festival de Blues de Cazorla — 19, 20 y 21 de julio — 2ª Parte

Último día de festival y parece que las fuerzas del público no han quedado mermadas, puesto que la plaza de Santa María estaba hasta arriba desde poco antes de la una de la tarde para ver a Steve Jordan, Big Yuyu, un interesante trío mallorquín; y Carlos Segarra con este nuevo proyecto que bebe del blues y del rock a partes iguales. El sonido lamentablemente no acompañó durante la mayor parte de las actuaciones, aunque sí de nuevo el calor que parecía no restar un ápice de profesionalidad en los músicos y desde luego nada de las ganas de pasarlo bien de los asistentes. Por la tarde, ya en el Paseo del Santo Cristo, tuvieron lugar las actuaciones de los pamploneses CC Rider Band, el guitarrista de The Mannish Boys Kirk Fletcher con su propia banda y Txus Blues y Jose Bluesfingers, quienes se ganaron al público con su divertida versión del T.N.T de AC/DC.

Por la noche, ya de vuelta en el escenario principal, daban comienzo en torno a las once Playing For Change, el conocido proyecto del productor Mark Johnson que se hizo mundialmente famoso hace unos años sobre todo por la curiosa versión de Stand By Me. Lo que podría parecer que iba a ser un concierto de un proyecto comercial muy bien pensado se convirtió desde el inicio en la actuación de una auténtica agrupación muy compacta y que derrochan una energía enorme. El repaso a los temas que componen los dos trabajos editados hasta la fecha fue bastante completo y, aunque el repertorio está basado fundamentalmente en versiones, las diferentes sonoridades y estilos les imprimen a todas ellas provoca que la mayoría sean casi irreconocibles en un primer momento.

La banda cumple con creces su trabajo, pero son las voces del enérgico Clarence Bekker, la magnífica Titi Tsira, el entrañable Grandpa Elliot y el congoleño Mermans Mosengo las que toman el protagonismo durante la mayor parte de la actuación. Playing For Change convencen de sobra en directo y buena muestra de ello es que durante un buen puñado de temas el público no dejó de aplaudir ante las muestras de vitalidad y emotividad que prodigaban sus integrantes, especialmente en los momentos que cada cantante tuvo para desplegar sus propias habilidades.

The Mannish Boys se unieron en un principio para grabar tan sólo un disco de estudio, pero aquel proyecto se ha convertido ocho años más tarde en una de las mejores formaciones de blues de la actualidad. En esta ocasión, la presencia del reputado vocalista Bobby Jones aportó al repertorio elegido una fuerza y una intensidad que consiguió que muchos creyeran que se encontraban en un club de blues de Chicago de los años 60. Aunque el grueso de su actuación se basó en su último trabajo Double Dynamite, también hubo oportunidad de escuchar temas como These Kind Of Blues o Walkin’ & Walkin’.

El siguiente en aparecer en el escenario fue Lucky Peterson, un tipo que cualquiera que haya escuchado Black Midnight Sun o alguno de sus dos últimos trabajos sabe bien qué va a encontrar: mucho funk, soul y blues. Pues bien, multipliquemos todo eso por diez y podremos hacernos una idea del directo de este señor. Peterson es un auténtico vendaval, un torbellino que no para más que para sentarse en su Hammond y que de haber tocado más temprano probablemente hubiera conseguido que el suelo de la plaza temblara a fuerza de hacer bailar al público.

Además de tener una banda tremendamente efectiva, Peterson se hace acompañar de la gran vocalista Tamara Peterson y el guitarrista Shawn Kellerman, que se despacha a gusto con su instrumento al inicio del concierto antes de la aparición de Peterson. Kellerman es un tipo enormemente expresivo y dinámico muy capaz de desarrollar su trabajo como miembro de la banda en su justa medida, pero además destila un cierto aire a guitar-hero y demuestra sobrada valía para llevar a cabo su propio espectáculo. Quizá para otro año el festival se anime a traernos a la Shawn Kellerman Band que tan buenas críticas ha recibido en los últimos años.

Las tres y pico de la mañana del último día de festival es una hora en la que ya gran parte del público comienza a notar las consecuencias de tres días extenuantes de conciertos. No sabemos si Lucky Peterson estaba al tanto de eso o no, pero lo cierto es que aquella noche el músico neoyorkino estaba decidido a que nadie se quedara quieto: continuos llamamientos al público a corear ciertas frases, para que levantasen sus manos, llevaran el ritmo con las palmas y algún clásico como Take Me To The River. Pero el momento álgido llegó cuando este señor de casi cincuenta años decidió agarrar su guitarra, bajar al foso y salir tan campante por la derecha del escenario en dirección a la pista. En mitad del público siguió tocando y atravesó toda la plaza para volver al escenario por el lado contrario, lo que provocó unas cuantas carreras de un público entregado y enfervorecido ante tal muestra de dedicación y pasión por su trabajo.

Después de tres actuaciones absolutamente enormes, Eric Sardinas lo tenía difícil para mantener el nivel de la noche con su blues-rock sucio y lleno de slides. Mucho más, cuando el trío salió al escenario con casi una hora de retraso y pasadas las cuatro de la mañana una buena parte de los asistentes ya había decidido que iban a estar mucho mejor en sus camas. Aún así, Sardinas apareció como si la plaza estuviera hasta arriba y después de una breve muestra de sus habilidades comenzó a repasar sobre todo sus últimos trabajos sin descanso con temas como Flame Of Love, I Can’t Be Satisfied, Road To Ruin o Full Tilt Mama. Afortunadamente también hubo hueco para Threat Me Right y Cherry Bomb de su primer y para muchos mejor disco.Tanto Chris Frazier como Levell Price tuvieron también su propio espacio y es que ambos son dos enormes músicos que ejercen de mucho más que de meros acompañantes de una gran estrella.

En un año tan complicado para todos como este 2012 el festival de blues de Cazorla ha conseguido mantener el nivel sin aumentar sus precios de forma exagerada. Si bien es cierto que el cartel estuvo algo descompensado por días y se nota cierta influencia de los cachés a la hora de elegir a los músicos, el resultado global ha sido bastante bueno y la asistencia no ha disminuido conforme a años anteriores. Y, sobre todo, el festival cuenta con una población local encantadora (a pesar de los intentos de algunos pocos listos por timar en las cuentas de las bebidas y las tapas de sus bares) que desde luego hace que el excepcional entorno se convierta en un lugar magnífico para pasar tres días llenos de buena música.


Festival de Blues de Cazorla — 19, 20 y 21 de julio — 1ª Parte aquí.

Selección de bandas del BluesCazorla’12 en Spotify


Texto: Juan Manuel Vilches.Fotografía: Miriam Navarro

jmvilches

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