Volvía a hacer un calor de justicia sobre la explanada del Getafe Open Air pero, aun así, la gente no se amedrento y acudió masivamente a la cita con la música. Las colas a la entrada del recinto hacían presagiar que dentro se “mascaba” un cartel de órdago y que, cómo no, las clausuras siempre guardan lo mejor de un festival. Pero, en fin, no hablaremos de las esperas, del tiempo, de los baños abarrotados, de ocasiones en las que, en un m2 de suelo, se concentraban entre dos y tres personas.
En un intento de refrescar los corazones con buenos temas, salió Canteca de Macao al escenario para regalarnos sus ritmos arrabaleros y desvergonzados, haciendo bailar y moverse a propios y extraños, movidos por los acordes y las voces de esa fusión de estilos que consigue no dejar indiferente a nadie. Canteca tiene el “poder” de hacer que, con su música, se le vayan los pies a cualquiera, al son que tocan. Tiene su mérito que nos hicieran saltar y bailar con el “solano” que caía sobre Getafe a esas horas…
Tras los últimos acordes de Canteca, se iluminó el escenario para dar paso a Gatillazo que, a lomos de buen rock, llegaron a la meta de hacer disfrutar al respetable a pesar del calor, a pesar de las horas. De rigor es que hagamos un inciso en esta crónica, para comentar un detalle: en esta ocasión, dejadme que os diga que Quique González no “pegaba” para nada en este día. No estoy diciendo con ello que Quique no se lo merezca o no pueda estar allá pero, creedme si os digo que, en esta ocasión, su música quedaba lejos de lo que llevaban ofreciéndonos dos día antes y de lo que nos ofrecían para esa clausura. Sin ir más lejos, bailar y saltar han sido dos de las acciones más repetidas en este Festival (ha habido otras pero, en este caso, estarían fuera de lugar).
Enfrentarse a los ritmos endiablados de Los Ilegales, Los Suaves, Soziedad Alcohólica, Berri Txarrak, Celtas Cortos, La Cabra Mecánica o Fito & Fitipaldis era, en verdad, una tarea dura que, como siempre, el gran Quique solventó con maestría, como siempre, dejándose la vida en cada una de las canciones que salieron de sus cuerdas vocales y dándolo todo ante un público, mermado en número pero, aún así entregado.
Entre unas cosas y otras, y con vistas a hacernos una idea de cómo estaba de lleno el recinto, hicimos una parada en el escenario 3 donde, un tal Xhelazz, se enfrentaba a todo únicamente con sus letras. Consejos de amor, de desamor, la vida misma, el momento, el ahora… se encuentran dentro de los temas de este rapero que hizo las delicias de un público ávido de concierto de hip hop durante toda la noche. Además de Xhelazz, derrocharon rimas grupos y solistas como Chacho Brodas, Falsalarma, SFDK, Tote King, La Excepción o CPV.
En este punto haré un punto y aparte para hablaros, brevemente, de un rubiales de no más de dos añitos que, junto a sus padres, llevaba el compás del hip-hop con el cuerpo y la cabeza. Fue gracioso acercarse a él en un momento de la noche y que, como respuesta a un: dale chaval!, chocase sus cinco deditos con una palmada en la mano de esta redactora. La juventud aprende pronto señores y este es el futuro de nuestra música, cuidémoslo!.
A partir de ese momento, la noche transcurrió con cargas de adrenalina que iban y venían del escenario 1 al 2. Ilegales volvieron a derrochar buen rock y grandes letras en su concierto, dando paso a la llegada de Celtas Cortos que, con disco nuevo, siguieron acordándose de ese 20 de abril del 90 y pusieron a bailar a todo el público con sus canciones. Es un lujo ver a Celtas con el paso de los años.
Como el vino, que cuanto más viejo, más añejo, se presentaron Los Suaves en las tablas del escenario 2. No pasan los años por las ganas y la entrega de este grupo que, más que resabiados en eso de encender la llama del rock en quien les escucha, hicieron las delicias de sus seguidores de siempre y consiguieron nuevos adeptos en quienes, a pesar de la diferencia de edad, saben apreciar el trabajo bien hecho.
La Cabra, la cabra, la … uy, perdón! Que no fue esta la Cabra que revolucionó al público del En Vivo, que fue la Cabra Mecánica. Siempre que hace un directo, los chicos de Lichis rompen con el rol de poperos que puede dárseles al escucharles en determinadas emisoras y derrochan sus mejores temas al son del rock más directo. Buscamos la Felicidad (a saber dónde estaría) y gritamos ese No me llames Iluso (tan reconocido por el anuncio de Lotería). Una auténtica gozada que disfrutaron (disfrutamos) todos y que hizo que nuestros pies se moviesen, acompasados (a veces) con el ritmo arrabalero de la Cabra.
Sociedad Alkoholika llegó, como siempre, con la polémica colgando tras su espalda pero, eso es algo que dejaremos para otro momento. Con polémica o sin ella fue un auténtico Conciertazo. La potencia y la garra que salió de los bafles fue arrolladora. Un directo muy potente de Sociedad que hizo que el disfrute llegase a límites insospechados. Hubo quien me comentó, al final de ese concierto: “de lejos, este ha sido el mejor concierto del festival… en tres días no había sudado tanto de saltar y bailar“.
Y Antes de que cuente diez os hablaré del directo de Fito y sus Fitipaldis (otro de los platos fuertes del festival). El bilbaíno salió a las tablas con toda su banda para ofrecernos (como siempre) su mejor directo. Fito Cabrales sabe cómo encantar a las masas y por ello elige canciones de hoy y de siempre que sabe, llegan al público con mayor facilidad. Rompedor un concierto (con saludo para Extremadura incluido) en el que a Fito se le recordó su pasado en Platero y, al final, tuvo que cantarse un temita (guitarra y voz) de aquella banda que lo lanzó a ser quien es ahora. Directo intachable, lleno de energía y electricidad que sirvió para abrir paso a otros vascos, los Berri Txarrak.
Ya lo dijo Gorka Urbizu: “vamos a tocarnos unos temas antes de que nos apaguen“. Descarga de adrenalina la que soltó Berri Txarrak con un directo rompedor y lleno de energía que dejó exhaustos a todos los seguidores de la banda. La algarabía y las caras de felicidad al escucharlos fueron la nota que cerró este festival.
Había dudas de cómo se defenderían los Berri en directo después del abandono del batería Aitor Goikoetxea y la reciente incorporación en su lugar de Galder pero, es de rigor decir que los Berri dieron el Do de pecho ante el público del En Vivo, sin duda. Con su nuevo disco: Payola, y unas ganas locas de disfrutar lo que hacen, lo que se les da bien, y a pesar de las críticas de muchos por sus letras y demás… estos chicos van rompiendo escenarios con su buena música allá donde van.
Un cierre brutal para un festival que el sábado obtuvo la nota de sobresaliente.
Para terminar, grupos tributo hasta las 8 de la mañana que, es de justicia reconocer, no lo hicieron nada mal.
Se acabaron tres días de buena música, donde más de 70 grupos han pasado por los tres escenarios del Getafe Open Air, donde el único lenguaje era el que se hablaba con ritmo y con acordes, donde la Música se escribió con mayúsculas.
Texto: Toñy Espada
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