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Fozzy — Remains Alive / Chasing The Grail (Ear Music / Edel, 2011)

¿Quién no recuerda el arranque profesional del combo Fozzy? Olvidados ya los años 90, cuando pensábamos que el heavy se estaba volviendo algo demasiado serio, y que cada vez había menos tiempo para la imaginación o el humor, llegaban estos artistas para demostrarnos que no todo está perdido. Si te gustaban los Spinal Tap y lo que su “legendaria historia” escondía, en esa apertura del nuevo siglo se presentaba una nueva formación nacida en su concepto originario cual proyecto cómico-musical. Cuidado, no mal interpretemos esta expresión, ya que lo que salía de cada corte de Happenstance —y de su anterior Fozzy de 2000— atesoraba tanto calidad como seriedad.

Y es que, tras el éxito de sus versiones de ‘Freewheel Burning‘, ‘Mob Rules‘, ‘L.O.V.E. Machine‘ o ‘Balls To The Wall‘ —las cuales, en un saleroso mockumentary, aseguraban que eran piezas originales suyas—, el wrestler Chris Jericho y sus compañeros de aventuras se centraron en dar continuidad ya real para lo que en un principio el nombre de Fozzy pudiese representar. Así aterriza en el mercado de 2005 All That Remains, el primer disco “serio”, por llamarlo de alguna manera. Un redondo con material propio de bastante calidad, que vendió bien pero que la crítica especializada no quiso entender.

Ahora 2011 nos trae un recuerdo a sus siguientes asaltos: Remains Alive (2005) y Chasing The Grail (2010). El primero de ellos nos los enmarca sobre las tablas, captando la intensidad de sus directos y, a la postre, dejando que Jericho demuestre que, sin ser un verdadero talento como vocal, cubre su puesto con gran respeto y garra. Por su parte, Chasing The Grail luce como modernización de conceptos, cual grabación que trae al presente inmediato el metal norteamericano. Un disco compacto del que se llegarían a extraer tres sencillos: ‘Martyr No More‘, ‘Let The Madness Begin‘ y ‘Broken Soul‘. Esta edición se ganaría los mejores piropos desde la casa Iron Maiden, que lo catalogó de “clásico”, mientras que Chris empujaba a sus compañeros de banda a disfrutar del metal progresivo gracias a la extensa ‘Wormwood‘. Hoy, y por mediación de Ear Music, subsidiaria de Edel, podemos entender mejor cómo una buena broma privada se puede terminar transformando en algo muy serio, respetable y con carrera a envidiar.

sguillen

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