Volvemos a Alhaurín de la Torre una semana después de la apertura del festival Portón del Jazz con Avishai Cohen para ver a Freddy Cole Quartet. El hermano menor de Nat King Cole siempre ha jugado con la enorme sombra de su hermano sobre él, lo que no le ha impedido labrarse una buena reputación a base de muchos directos y una extensa colección de versiones de clásicos.
El entorno del Portón del Jazz es perfecto para una actuación como la que propone el señor Cole y su cuarteto: un escenario bien iluminado con unos alrededores en penumbra y rodeado de árboles y vegetación, que refrescan el caluroso ambiente veraniego. Una ambientación que favorece el tono íntimo y romántico del grueso del repertorio.
Acompañado de su banda, Randy Napoleon a la guitarra, Curtis Boyd a la batería y Elias Bailey al bajo; el señor Cole apareció con algunos minutos de retraso sobre el escenario. Lento, tranquilo, con toda la sobriedad y la templanza que le dan sus más de ochenta años. Sentado al piano, acometió con rapidez su labor y sin apenas descanso entre canción y canción enlazó clásicos de Count Basie, Billy Holiday y hasta de su propio hermano, con la magnífica Walking My Baby Back Home. Randy Napoleon se encarga de casi todos los solos con una solvencia que nada sorprende en un tipo que conoce bien el género y el negocio, puesto que ha tocado con gente como Benny Green o Michael Bublé.
Con un repertorio basado en su mayoría en las baladas románticas, no faltaron temas como Love, original de Milt Gabler y Bert Kaempfert, Love Walk Ride In y You And Me Against The World, entre otras. Sin embargo, se echó en falta una mayor cantidad de temas de blues. Porque Freddy Cole es un músico que se creció en los años en que la línea que separaba el blues del jazz no era tan amplia como ahora y su faceta blues es probablemente la más interesante. Aún así, no dejó escapar una de sus composiciones clásicas, con un título que en aquello primeros noventa sonaba a declaración de intenciones: I’m Not My Brother, I’m Me. Para los bises dejó Lovely Day, original de Bill Withers, y la inevitable Time To Say Goodbye, en la que Cole otorga todo el protagonismo a su ronca y personalísima voz.
En un cartel este año en el que prevalece el jazz contemporáneo, la inclusión de un señor como Freddy Cole nos ha dado la posibilidad de vivir por una noche el jazz más asequible y popular de mediados del siglo pasado. En unos años en los que gente como Miles Davis, John Coltrane, Charles Mingus, Ornette Coleman y otros se dedicaban a reinventar el género disco tras disco también hubo quienes optaron por un camino más ligado al pop y a la canción ligera. Freddy Cole es uno de los pocos que aún podemos ver en directo, así que bienvenido sea.
Texto: Juan Manuel Vilches