Pidieron ayuda a sus seguidores y ellos, por su parte, han dado un buen trabajo. Como debe de ser. Los chicos de Freedonia han pasado de puntillas, por la puerta de atrás y sin hacer demasiado ruido (desde el 2006), colándose en la alta venta de entradas con muy poco en el bolsillo y un LP de debut homónimo que acaba de ver la luz.
Una fuerte instrumentación Soul y la genial voz de Aurora García compactan once canciones muy bien traídas sin ahogar al oyente en un binomio de música negra y metales demasiado pesados. Todo en su justa medida. Como debe de ser, también. Sin embargo, y pese a todo, todavía tienen que madurar la actitud del directo, pues promete y mucho que una banda de diez músicos (y una cantante) realicen un magno espectáculo con canciones del palo de ‘Shut up‘ o ‘What did I do wrong‘, abriendo y explotando el álbum para los que esperaban el silencio.
La tónica de las letras ahonda en la culpabilidad y el desamor tan propio del Soul. Nada banal, claro está, pues parten de un amargo dolor más propio de la relación en sí que de una rabieta de celos, como supone bien ‘I won’t play your game (no more)‘ y la solitaria ‘It hurts‘. Por otro lado, ‘Heaven bells‘ se lleva la palma en caso de elegir una única pieza como favorita para rememorar a Etta James o a Aretha Franklin y los buenos años de la Tamla / Motown de Marvin Gaye. Sin olvidar que editan también un 7″ con ‘Heaven bells‘ en la cara A y el cover de The Rolling Stones ‘Under my thumb‘ en el reverso.
No faltan los golpes de batería con groove y algo de Funky en los teclados y en el wah-wah y el fuzz de las guitarras llegados a ‘Working class‘. Algo así como la parecida sensación que ofrecía en su tiempo el ‘Outa space‘ de Billy Preston.
Freedonia se divierten jugando sin más y eso es lo que los hace más auténticos dentro de un estilo que difícilmente podría sorprender a estas alturas de la película. Además, grabado totalmente en analógico, por lo que el sonido “a madera” rebota en los ceros y unos del CD (y en surcos, si hablamos del vinilo).
Música llevada al barro, a la hediondez embadurnada de sudor mientras penetra con sensuales movimientos de cadera una consistente melodía expulsando al interior el más ardiente maná del Soul.
Texto: Carlos H. Vázquez