Hay conciertos que se quedan grabados en la memoria para toda la vida. Y es que con cuarenta años ya cumplidos he asistido a conciertos en los que ha habido muertos, conciertos en los que los músicos se han pegado o han salido ebrios al escenario e incluso conciertos en los que el grupo ni siquiera ha tocado. Pero también he sido testigo de conciertos en los que la música ha sido la protagonista indiscutible. En este último apartado incluyo las dos veces que he visto en directo a Gary Moore: la primera hace más de veinte años — en 1987 – en el Rockódromo de la Casa de Campo, compartiendo cartel con los británicos Shy — que salieron “a palos” del escenario — y Barón Rojo — que por aquel entonces ya eran leyenda -. El de Belfast presentaba su álbum “Wild Frontier“. La segunda fue el pasado miércoles día 20 en el concierto de presentación de “Bad For You Baby“, último trabajo del irlandés.
A las 20:40 horas Gary Moore dio el pistoletazo de salida a un concierto que prometía ser memorable y que lo fue. Esta vez la elegida fue “Oh, Pretty Woman“, una bellísima canción extraída de su exitoso álbum “Still Got The Blues“. Arropada por una espectacular base rítmica, la guitarra del de Belfast se erige como protagonista indiscutible del concierto y así lo evidencia en “Bad For You Baby“, que da continuidad a “Down The Line“, ambas de su último disco y en las que Gary disfruta interpretándolas aunque con la última empezará su pequeño calvario con las guitarras que irá cambiando en repetidas ocasiones a lo largo del concierto. “Since I Met You Baby“, el clásico de Jimmy Rodgers, rescatado de su disco “After Hours“, le da pie al músico para improvisar mientras que con “Have You Heard” de su anterior album “Close As You Get” y “All Your Love“, el clásico de Otis Rush y que grabó en “Still Got the Blues“, ralentiza el tempo del concierto apagando la euforia de los asistentes que tan acertadamente había encendido con los anteriores. Homenajea a Johnny Winter con “Mojo Boogie“, también con problemas en la guitarra, en el que anima a la gente a cantar y bailar con él. El concierto vuelve a frenar en seco con el tema “I Love You More Than You’ll Ever Know“, una preciosa balada incluida en su último trabajo y en la que Gary vuelve a demostrar que un blanco de Belfast puede tocar blues con tanto “feeling” como un negro nacido en el delta del Misisipi. Las presentaciones de los temas son muy escuetas: “I´m very shy, you know” nos recuerda, aunque eso es lo de menos cuando a lo que has venido es a escuchar buena música. Los problemas con el sonido se convierten en habituales, aunque vuelve a solucionarlos con maestría y profesionalidad. Apuesto que si a Gary le hubieran sacado una escoba igualmente la habría afinado y habría tocado con ella.
“Too Tired“, el tema de Albert Collins rescatado de “Still Got The Blues“, vuelve a acelerar el concierto brindando a los presentes un pequeño dueto entre teclado y guitarra y que nos traslada a la gloriosa época de John Lord y Ritchie Blackmoore en Deep Purple. La canción termina con un solo de guitarra que hubiera podido firmar el mismísimo Steve Vai y que corrobora el status de élite musical que posee el de Belfast. Y es que para hacer lo que hace este hombre con dos manos la mayoría de los mortales necesitaríamos tres pares. “I Had A Dream“, también de su anterior disco “Close As You Get” y “Walking By Myself” de “Still Got The Blues” — cuyo estribillo la gente canta entusiasmada -, dan por finalizada la primera parte del concierto. Los aplausos y la entrega son una muestra más del amor y respeto mutuo que existe entre el guitarrista-cantante y el público de Madrid.
Menos de tres minutos tarda la banda en volver al escenario para tocar “The Blues Is Alright“, de su disco de 1992, “After Hours“, un tema que levanta de sus asientos a un público totalmente entregado.
Se vuelven a despedir para pasados dos minutos salir de nuevo a escena. Una “Intro” con aires flamencos, taconeo de Gary incluido, que me recordó bastante la frivolidad que se marcó en el concierto de 1987, – en aquella ocasión con guitarra flamenca -, y la apoteósica y magistral interpretación de “Parisienne Walkways“, de su disco “Back On The Streets“,1978, acompañada por un universo de móviles encendidos (pasaron a mejor vida los mecheros), despiden un concierto grabado a fuego lento en la memoria de todos los asistentes.
Quizás los dos talones de Aquiles del evento hayan sido los interminables solos de guitarra en algunas canciones y la no inclusión en el repertorio del tema “Still Got The Blues“. Aunque en estos tiempos que vivimos, arrogantes y soberbios, peligrosos e indisciplinados, en estos tiempos edulcorados y faltos de sabor, materialistas y de razones mal curadas, de gimnasios y no de bibliotecas, han sido suficientes algo más de dos horas para que un irlandés “nacido” en Misisipi nos demuestre con su música que el corazón todavía manda en la cabeza.