Sus fans le esperaban desde octubre (fecha original de su visita, pero tuvo que aplazarse), habían agotado las entradas (con ampliación de aforo incluida) y la edulcorada jornada de los enamorados tenía revolucionadas las hormonas de un aforo cuya media rondaba los veintipocos años. Era de esperar que el personal rugiera como lo hizo cuando George Ezra terminó de cantar el primer tema de la noche, “Cassy’O“, deseó un feliz San Valentín a todos y lo encadenó con la juguetona “Listen to the Man“.
El joven británico presentó hace unos días en la capital su exitoso debut, Wanted On Voyage (2014), un disco de viaje que a su vez le ha permitido viajar por toda Europa, y, por fin, a nuestro país. Quizás algo abrumado ante la calurosa respuesta del excitado público, Ezra sonreía de forma tímida en un principio, pero poco a poco fue capaz hasta de reírse hasta de sí mismo. Invitó a los no seguidores que hubieran ido “obligados” a su concierto que vieran el vídeo de “Blame It On Me” —donde le ocurre de todo—, aunque a simple vista no parecía darse el caso, pues la chavalada coreaba hasta las comas y le regaló toda clase de piropos.
Podría parecer osado por su parte, pero el chaval se atrevió a versionar “Girl from the North Country” de Bob Dylan, y con nota. Su banda le había dejado solo con su guitarra y la defendió con seguridad, dejando constancia una vez más de su habilidad con las cuerdas, y la hizo suya con su voz grave y robusta. Lo mismo hizo con el “I Try” de Macy Gray, aprovechando la ocasión para pulirla dado que unos días después la tocaría en directo en la radio británica.
Alternando los ritmos más alegres y pegadizos de su breve repertorio con baladas muy apropiadas para el paisaje de parejitas que dominaba la sala, esta revelación llegada del Reino Unido dio buena cuenta de su valía. Y de su coqueteo con distintos estilos, sonando más folk o country, un poco rockero e incluso algo experimental y ruidoso con “Spectacular Rival“, que consiguen diferenciarle de Jake Bugg o Ed Sheeran.
Con un único disco en el mercado, no se le podía pedir a Ezra una larga actuación, pero este tiró de sus primeros EPs, con los que empezó a llamar la atención, y supo reservarse para el final grandes ases. En un último movimiento de su abanico de sonidos sonó su pasaporte al éxito, la adictiva “Budapest“, ciudad donde “cobró sentido” todo aquello que había escrito durante un mes cogiendo trenes y la deslumbrante “Did You Hear the Rain?“. De su solemne arranque con sabor a blues pasó al potente despliegue de guitarras a cargo de su bien engrasada banda.
Rugió nuevamente la abarrotada Arena para despedirse del joven, quien había enamorado un poco más a su afición española lanzando canciones en lugar de flechas.
Texto y foto: Beatriz H. Viloria
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