Gilberto Gil es toda una institución en Brasil, y no porque haya sido su ministro durante cinco largos años desde 2003 a 2008, sino porque es uno de los grandes dentro de un país tan rico musicalmente como Brasil. Gilberto es uno de los fundadores del tropicalismo, el movimiento más importante de Brasil en los 60, ha colaborado con la plana mayor de la música brasileña, Joao Gilberto, Milton Nascimento, Jorge Ben, Elis Regina, Gal Costa, Os Mutantes y, por supuesto, con su amigo del alma, Caetano Veloso. Por eso se antojaba extraño que la mitad del aforo de el escenario de Puerta del Ángel estuviera vacío.
En Brasil existen dos grandes pasiones, el fútbol y la música, en España parece que el deporte rey se impone a nuestra afición a la música. Sino no se entiende que el concierto de Gilberto Gil en Madrid presentase una entrada tan floja. Apenas 1.200 personas para ver a uno de los grandes de la música brasileña… Seguro que cuando ‘actúe’ su compatriota Kaká las gradas estarán a rebosar.
Pero dejémonos de tontos victimismos y centrémonos en el concierto. Un concirto en el que se centró en sus discos posteriores a 1972, lo que hizo que no hubiese espacio para “Aquele abraço“, ni para “Frevo rasgado“, ni para “Cerebro electrónico“, ni tan siquiera para ese himno llamado “Domingo no parque“, que cerraba su disco homónimo de 1968, al que muchos consideran su obra maestra. Vamos que Gilberto obvió totalmente su etapa tropicalista, aunque al final, para deleite de muchos, sonara “Madalena“, eso sí en la versión que publicó en 1991, no en la increíble versión del directo “Barra 69“, junto a Caetano Veloso.
Aun así el concierto fue una muestra más del pedazo de músico que es Gil, después de haber ocupado durante cinco años el puesto de Ministro de Cultura de Brasil, Gilberto se ha vuelto a centrar en la música y eso es una gran noticia para todos los que amamos la música ‘brasileira’. Y es que el señor Gil tiene muchas tablas, tras más de cuatro décadas sobre los escenarios ha transitado por numerosos géneros con bastante éxito en todos ellos.
En ello basó su concierto en los Veranos de la Villa, en una lección musical sobre la música brasileña y caribeña. Muy puntual, más propio de su antiguo cargo que de una estrella de a canción, comenzó con varios acercamientos a la música afro-bahiana, poniendo el acento en la sección rítmica, luego nos comunicó que el tango también tiene raíces africanas tras tocar el “Cambalache” del maestro Discépolo (aunque hay que decir que la versión de Caetano es superior a la de Gilberto).
La banda que lo acompañaba la componían cuatro músicos, entre los que se encontraba el hijo del artista, Bem. El sonido era muy bueno y el bajista sobresalía entre muy buenos músicos, pero aun así la gente permanecía sentada en sus localidades, entonces un Gilberto muy comunicativo a lo largo de todo el concierto nos contó la historia que hay detrás de “Super Homem“. Caetano fue a ver Superman al cine y volvió emocionado con el momento el que el superhéroe da vueltas sobre la Tierra para resucitar a su amada. Gilberto escribió su canción tras el relato apasionado de Caetano y, de paso, se metió al público en el bolsillo con la anécdota.
Luego fue el turno de la samba, como el mismo Gilberto se encargó de aclarar, hay muchos tipos de samba, él se decantó por dos ejemplos de lo que llamó samba break y uno de samba funk, el público comenzó tímidamente a levantarse a bailar, cosa que el artista consiguió casi plenamente con la interpretación de “Positive Vibration” de Bob Marley, uno de los artistas más respetados por Gilberto. Después continuó con un reggae brasileño que cerró el concierto en su momento más caliente. Pero hubo un retorno al escenario para interpretar las esperadas “Madalena” y “Esperando na janela” lo que nos dejó con una sonrisa en la cara… aunque no tocase “Domingo no parque“.
Texto: Sergio Ariza
Foto: Almudena Eced