La banda irlandesa de post-rock instrumental más afamada del planeta regresó a nuestro país para celebrar su primera década de brillante trayectoria musical. Podríamos decir que God Is An Astronaut, la formación compuesta por los gemelos Kinsella, Jamie Dean y el reincorporado Lloyd Hanney en la percusión, es el mayor grupo de culto del género y como tal, no tiene la aceptación masiva de otros como Explosions In The Sky o Mogwai, pero sus seguidores les procesan una fidelidad sincera y apasionada. Porque realmente GIAA son capaces de cautivar y emocionar como ningún otro grupo de post-rock actual. El pasado 1 de marzo volvieron a demostrarlo frente al público madrileño en la sala Arena, aunque con menos ganas de las que hubiésemos deseado.
Tras enamorarnos en su primera visita a Ritmo & Compás y complacernos en su regreso a Rock Kitchen, teníamos la esperanza de que esta fuera la gran coronación de los irlandeses. Y por fuerza, setlist, emotividad y ejecución lo hubiera sido, si no llega a ser por un par de detalles que dejaron la experiencia relativamente incompleta. El primero fue la cancelación de la gira de Tides From Nebula, prometedora banda polaca que estaba prevista que fuera la telonera en cada concierto y que finalmente fue sustituida por un deejay (sic). El segundo punto en contra del concierto fue la corta duración del repertorio de GIAA, apenas una hora y cuarto, que nos dejó con ganas de demasiado más y es que, teniendo en cuenta su impecable discografía y el precio de la entrada del concierto (20/24 euros) cabía esperar bastante más del cuarteto de Wicklow.
Con la sala a medio aforo, GIAA entraron en el escenario con la sobriedad que les caracteriza, de hecho no se pronunciaron en todo el concierto más allá de un buenas noches, un gracias y un hasta la próxima. Enseguida cedieron todo el protagonismo a sus instrumentos y las notas musicales con las que llenaron hasta el último rincón de la sala. “Reaming Light” fue el candoroso comienzo que terminó derivando en toda una explosión sonora gracias a trallazos como “From Dust To Beyond“, o “Echoes“. No tardaron en caer clásicos de la banda como “Suicide By Star“, “Route 666“, “Forever Lost” o “Zodiac“. De su último disco Age Of The Fight Sun, seleccionaron “In The Distance Fading” y “Worlds In Collision” y a lo largo de todo el repertorio supieron mantener un equilibrio perfecto entre la emotividad y la intensidad, entre el post-rock más armonioso y los estallidos post-metal.
A diferencia de la última vez, en esta ocasión sí que pusieron proyecciones como telón de fondo. Una vez más la temática fue bélico-apocalíptica, aunque en esta ocasión las enmarcaron en óvalos individuales o paralelos. Realmente no son más que un atrezo sin importancia ya que, a diferencia de otros artistas como Sigur Rós que sí dan mucha importancia al aspecto audiovisual, en el caso de GIAA resultan totalmente aleatorias. Pero con proyecciones o sin ellas, lo que está claro es que resultan muchísimo más intensos que en disco, pero igualmente desgarradores. Únicos en contar historias sin contarlas realmente, bendecidos con el talento de saber transmitir la profundidad del alma a fuerza de acordes y vibraciones melódicas que te calan el corazón.
Texto y fotos: Javi JB
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