Comenzó una nueva edición del festival Cultura Inquieta en Getafe, y si hace un año una de las primeras actuaciones fue la de Guadalupe Plata, en esta ocasión el testigo del blues más pantanoso lo recogieron los estadounidenses Aaron Moreland (guitarras) y Dustin Arbuckle (voz y armónica), acompañados por el batería Kendall Newby. Todos ellos con idéntica barba y muy parecido peinado, destilaron blues del delta con aditivos country y dejes souleros. Sus composiciones proponen hechuras sencillas de hipnótico acabado, con especial querencia por los arranques de pegajosos riffs rockeros. Espectacular sonido el que consigue Moreland con sus guitarras, especialmente con una vistosa cigar-box de cuatro cuerdas (Tres de ellas enchufadas al amplificador de guitarra, la última al de bajo).
Con bastantes personas recogiendo en taquillas su abono para todo el festival, el ruedo de la plaza de toros de Getafe fue cogiendo color poco a poco. A efectos de sonido no parece que sea una plaza de toros, menos mal, acostumbrados como estamos a indigeribles bolas de sonido en otros cosos. La filosofía Inquieta genera una experiencia más allá de la musical: puestos de artesanía, bocadillos caseros, talleres inquietos con actividades para niños y hasta un futbolín. Recordemos que los menores de 12 años entran gratuitamente, diferencia sustancial con una capital donde se presupone el delito de compra de alcohol para prohibir el acceso.
Goran Bregovic, el gran popularizador de la música balcánica, se presenta con su orquesta de bodas y funerales: sección de metales con 2 trompetas, 2 trombones y un saxo, un cantante y percusionista, las hermanas Radkova con sus trajes tradicionales búlgaros y el propio Goran encargándose de las voces, guitarra y ordenador. Los vientos arrancan a tocar desde el público y cuando están todos sobre el escenario se une Bregovic para dar inicio al baile desenfrenado con ‘Gas Gas’, uno de sus temas más conocidos.
Las canciones más reposadas son presentadas con calma e invitando al público a gritar consignas y estribillos, como en ‘Jeremija’ y ‘Ya ya (Ringe Ringe Raja)’, o disculpándose por su castellano antes de interpretar ‘Presidente’, colaboración con Gipsy Kings en Champagne for Gypsies, último disco en estudio del yugoslavo. ‘Bella Ciao’ y ‘Kalasnjikov’ son reservadas para cerrar el recital, vuelta a la danza más jubilosa con un risueño Bregovic dirigiendo a su banda y al público simplemente levantando la mano derecha al ritmo.
Arranque inmejorable para un festival que se ha convertido, sin duda, en el evento musical veraniego más importante de la Comunidad de Madrid. Durante dos semanas sigue la apuesta por artistas de capricho, aquellos que marcan la diferencia por su calidad pero que es complicado ver en condiciones adecuadas de sonido y precio. Cultura Inquieta es algo más que sus conciertos, no se lo pierdan.
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