Alguien debería acercarse una tarde a unas cuantas ciudades suecas y averiguar de una vez por todas por qué desde hace ya casi veinte años no dejan de salir uno tras otro grupos de una enorme calidad y de casi todos los géneros posibles. Sí, es que Graveyard también son suecos y más concretamente de la que fue capital del death melódico a mediados de los 90: Gotemburgo. Aunque dos de sus miembros ya hicieron sus pinitos hace años con los apenas conocidos Norrksen en la pequeña ciudad de Örebro. Que de una banda como esa aparecieran a su disolución Witchcraft y Graveyard no puede más que hacernos pensar en cómo demonios hubiera sonado aquello de seguir juntos. Porque lo que hizo Witchcraft con su debut homónimo de 2004 fue poco menos que impresionante y lo que no es normal es que en 2011 Graveyard nos ofrezca la oportunidad de escuchar un trabajo que sin duda hubiera ocupado un lugar de renombre de haber sido publicado a comienzos de los 70.
Hisingen Blues tiene unos cuantos temas de esos de contagiosos riffs y melenas al viento, como el potente comienzo con Ain’t Fit to Live Here o la que da nombre al disco. A estas se suman Buying Truth, con un grato sabor a los Pentagram de comienzos de los setenta, y RSS, en la línea de bandas como Blue Cheer o Cream. Eso sí, Graveyard añaden a menudo algunos coros que aportan un punto diferenciador y muy pegadizo. Pero es en los medios tiempos donde los suecos se explayan y muestran su parte más psicodélica y arrebatadora. El segundo corte, No Good, Mr. Holden, con unas voces desgarradoras y un atronador final, es el primer ejemplo de las buenas maneras de estos tipos en unos terrenos más pausados. Pero no queda ahí la cosa, porque Uncomfortably Numb y Longing siguen en ese camino para dejarnos como pieza final Siren, quizá la más sureña de todas ellas, y donde queda patente la influencia de otro de los grandes de la época como Lynyrd Skynyrd.
Graveyard han vuelto a elaborar un gran trabajo tomando las líneas maestras de los grandes del género, Black Sabbath y Led Zeppelin, y apostando sobre seguro, porque este segundo trabajo es que suena igual de bien o quizá mejor que el primero, y es que aquel ya fue un excelente comienzo. Estos tipos recurren de la mejor forma posible a la nostalgia de aquellos tiempos en los que aún era necesario saber tocar un instrumento para hacer buena música, pero mucho más complicado era sacar de ellos ese punto de emoción y alma que cada vez parece más difícil de encontrar. Saben muy bien de qué va esto y para colmo están inspirados.
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Texto: Juan Manuel Vilches
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