Primer trabajo de estos gaditanos, cuyos músicos proceden de unas cuantas bandas de cierto renombre, como GAS Drummers. Hand Of Fatima han decido moverse en los ya pantanosos terrenos del post rock. Arriesgando bastante al entrar en un género ya desgastado y plagado de púberes con ínfulas de artistas, hay que reconocerles que han tenido el buen gusto de no recordarnos a ninguno de los grandes del rock instrumental contemporáneo. Y para ello se han refugiado en sus instrumentos y aprovechado su destreza con los mismos, dejando a un lado experimentaciones con efectos, ruidos varios y elementos cotidianos con los que intentar aportar algo a una composición. Con muchos escenarios y estudios a sus espaldas ya saben que la mejor forma de hacer música es tocando.
Su propuesta de formación de paisajes y atmósferas, en su mayoría inquietantes y con un fuerte componente emotivo, radica en la construcción de esporádicas melodías sobre armonías bien estudiadas. Sus desarrollos instrumentales se encuentran en una búsqueda constante de intensidades diferentes a través de recursos como la repetición. Pero no eternizan sus arpegios ni acordes, lo que les acerca a gente como Jesu, Pelican, Isis y, cuidado que la siguiente comparación no se hace así porque sí: Neurosis.
Tatari no es quizá la más representativa del trabajo, pero es la que abre y la que nos enseña de que irá todo esto. El segundo corte, que parece ir en la misma línea consigue, después de mantenerse sobre un ritmo casi angustioso y deleitarnos con un riff a lo Earth, abrirse en unos dos últimos minutos impresionantes. Para calmar nuestro ánimo, Funayúrei tiene un inicio más optimista, muy inteligentemente reforzado por sucesivos cortes que aportan gravedad al asunto. Ubume continúa en esta senda de comienzos pausados que auguran un desarrollo y final más épicos e intensos. Pero aquí nos sorprenden con sus primeros momentos psicodélicos, todo un acierto que deberían explotar un poco más.
Onryo, cuya ensortijada estructura se deshace una y otra vez en la misma melodía a diferentes tempos, marca lo que va a ser un tremendo desenlace en Ofunda. Ésta comienza con un precioso arpegio que en pocos segundos consigue sumergirnos en este nuevo viaje. Aquí ya no importa que sepamos cuando va a llegar el crescendo y cuando la vuelta a la calma, porque ya nos han dado unos cuantos buenos minutos para saber que, aún conociendo el esqueleto de sus temas, los esperamos gustosos. Un disco lleno de buenas ideas en el que Hand Of Fatima no prometen nada, porque no hay que esperar a un segundo y tercer álbum para deleitarse con ellos. Es aquí y ahora.
Texto: Juan Manuel Vilches
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