Venían a presentar su tercer disco, ‘Midnight soul serenade’ (Big Legal Mess Recors, 2009), un disco sin pretensiones, mucho más desnudo e íntimo que los precedentes, con la instrumentación precisa sin necesidad de más que una eléctrica, una acústica, batería y contrabajo. Un sonido áspero, seco como las tierras del sur, pero con esa rudeza de la vida y ese deje del alcohol destilado. Pero que contiene temazos como “Gee, I really love you”, el instrumental “Pimento”. “The Pill” recuerda en un tempo lento a los Blues Explosion con aire sureño en las guitarras, y a pesar de la programación sintética de la batería, como si de la banda sonora de ‘Dead Man’ de Jim Jarmusch se tratase. Y así se presentaron en directo, como cuarteto, con una gran dosis de profesionalidad y un lado arrabalero. También “(Sometimes got to be) Gentle” recoge ese fuerza blues radiante, sin arrasar cual arrebatador ritmo de apisonadora. El disco tiene garbo, tiene pagada, pero no es redondo. También recuperaron temas de ‘Going way out with Heavy Trash’ (Yep Records, 2007) y de ‘Heavy Trash’ (Yep, 2005).
Su puesta en vivo suena con brío, pero en la ecuación resultante se echó en falta algún elemento adicional. Argumentos musicales de primer calibre, voces sugerentes y llamativas, cual portento de blues, rock n’ roll, una sección rítmica sólida: contrabajista y un batería de lujo. Todo parece estar predestinado para triunfar. Sin embargo, algo no encajaba en el resultado final, puede que no acompañara una sala a reventar donde era difícil disfrutar del espectáculo preocupado por respirar y no ceder un centímetro de tu espacio vital reducido al mínimo. Quizás la energía se disipaba entre canciones con más pegada y temas más medianos. No sé muy bien que no funcionó pero una sensación de no haber tocado ese lado salvaje del rock cubrió el retorno a casa de un miércoles lluvioso en la capital. Seguro que en la próxima visita Heavy Trash nos convenzan sin parangón.
Texto: Andrés Castaño