Cuando hace un par de años llegó a nuestros oídos Brassvillain no podíamos creerlo, un ejercicio de alquimia donde una banda de metales, Hip Horns Brass Collective homenajeaba el Madvillainy de MF DOOM y Madlib en el aniversario de la muerte del primero. Se posicionó en nuestros mejores discos de ese año 2022 y nos conjuramos para verles en directo en cuanto hubiera oportunidad.
El día llegó y el Círculo de Bellas Artes de Madrid acogió al colectivo dentro de su ciclo Jazz Círculo. Sobre el escenario dos trombones, dos trompetas, saxo alto y el genial dúo de sousafón y batería como sección rítmica. ‘Bram!’ es el primer tema que suena en el auditorio y ya podemos saborear Nueva Orleans en sus colores metálicos, el hip hop en su flow rítmico y el jazz en el acompañamiento de un baterista con evidente educación jazzística.
El planteamiento es algo más que musical, la posición de sus miembros cambia varias veces en cada canción mediante dinámicas coreografías. También se dan mucho espacio para los diferentes solos, donde el protagonista toma el punto central y el resto acompaña y apoya a su alrededor. Algo tan visto en el mundo del baile como extraño en el de la música. Todo ello conjuga en una propuesta esteticista que potencia el conjunto. Da igual el ángulo o la butaca, no tienen foto mala. Lástima de iluminación con un foco directo a un punto y el resto en penumbra.
Prosiguen los temas y los detalles saltan sin cesar: ritmos de procesión festiva como en un second line en Bourbon Street, solos instrumentales apoyados en ritmos backbeat o sorpresivos “scratches” de sausofón. Mención aparte merecen las melodías de trombones y trompetas deudoras del mejor cine de blaxploitation y por derivación del de Tarantino. “Ya veis que nuestra propuesta no es del jazz más tradicional” apostilla el trompetista Àlvar Monfort.
Tras una primera parte enteramente instrumental llegó el momento de las voces, donde participan el saxofonista y MC madrileño Escandaloso Xpósito junto a la rapera y cantante Cecé, desde ya nuestra malandra favorita. Estos añadidos engrandecen la mezcla que surge desde el escenario, consiguiendo que el público se agite con emoción ante las rotundas ráfagas de Xpósito o se rinda incondicionalmente a la venezolana, que no sólamente rima con autoridad, también lo hace con el flow necesario para viajar de Nola al Bronx y de El Raval a Caracas en 4 minutos. “Suena fácil pero no lo es”. Claro que no.
La riqueza está en la variedad, y ésta no para de aumentar con samplers y ritmos africanos, que junto a intervenciones hip-hoperas o soul logran un diálogo que transcurre sin interrupciones. Todo fluye en esta mágica conversación sin palabras que es el jazz. Este colectivo está actualmente grabando su primer LP, donde suponemos que incluirán cortes como ‘Bosses no’, dedicada a “ese jefe que te pide su opinión pero nunca te hace caso” u otro homenaje a otro malogrado artista, Mac Miller. Hasta ahora han editado varios EPs, incluyendo el mencionado Brassvillain donde reinterpretan “al mejor villano de todos los tiempos” o la seminal ‘Marathon Runner’, su debut discográfico.
La lengua sigue suelta sobre la tablas del CBA, Escandaloso Xpósito con su batín japonés reivindica al diferente en un momento de comunión outsider. “Luciendo chándals de mercata. Raros raros, vivan los raros”. La versátil Cecé aporta en todo lo que hace, ya sea animando al público, haciendo guiños a sus compañeros o en un magistral contrapunto soul que nos encanta y que esperamos oír en el disco nuevo. Pese al ambiente rapero el solo de Alvar tiene sabor plenamente jazzero. “La vida es un carnaval, mucho cuidado con convertirte en un disfraz”.
El recital se acerca a su final, la “maquinaria pesada” de la sección rítmica no descansa nunca, con armónicas bases sobre las que lo solistas juguetean rítmicamente embelleciendo melodías en una experimentación que nunca termina. “Clásico como el cola cao por la mañana”.
Merecen una mención los programadores del Círculo de Bellas Artes. Este concierto es un ejemplo cristalino de hacia dónde tiene que ir la ayuda pública a la cultura. A propuestas tan talentosas como arriesgadas. Nada que ver con los habituales patrocinios a giras de multimillonarios en horas bajas en las que la subvención sólo aumenta el margen del promotor.
“Silencia el teléfono, que es un concierto de jazz” comentó un asistente nada más llegar. En esta ocasión no hacía falta silenciar nada, esta formación no cumple con los tópicos del género, pero el jazz es algo más que músicos con pajarita. El jazz es la fusión de estilos y la insistencia en la colaboración sin pausa. El placer de unir elementos dispares que den lugar a un lenguaje nuevo con herramientas conocidas. La idea inicial de este proyecto enseguida nos remitió a Meute, pero en realidad su propuesta está en la línea de Kamasi Washington, Shabaka Hutchings o Loyle Carner. El colectivo West Coast Get Down y la escena de South London tienen en Hip Horns Brass Collective a otros compañeros de viaje en su creación de locuras geniales.
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