Cuando llegó a mis oídos la noticia de que el gran Iggy Pop había grabado un álbum con canciones escoradas al jazz, he de decir que me defraudó un poco. Después de escucharlo detenidamente he de confesar que me ha defraudado del todo. Y es que el autor de la inigualable “The Passenger” en vez de reinventarse a si mismo, como ha hecho tantas y tantas veces, se pone en evidencia. No es ni la sombra de los míticos Louis Armstrong o Jelly Roll, con quienes pretende compararse. Una excentricidad, otra más, que ha llevado al príncipe del punk del grito al eco.
Michel Houllebecq y su novela “La Posibilidad De Una Isla” inspiran estas doce canciones en la que la Iguana se atreve a cantar en francés, a acompañarse de un grupo de jazz y a adaptar – insultar más bien – clásicos de la bossa nova de Carlos Jobim (“How Insensitive“) y la chanson francesa de Jacques Prévert (“Les Feuilles Mortes“).
“Kings of the Dogs” es la canción elegida como primer sencillo, una canción que junto a “Les Feuilles Mortes“, “Je Sais Que Tu Sais“, con voces femeninas arropando el tema o “She’s A Business“, se salva de la quema de un disco que, debido al ambiente intelectual, moderno y vanguardista que Iggy le da, cuesta asimilar en las diez primeras escuchas.
El resto de las canciones se embarcan en una continua guerra de géneros cercana a veces a la música de autor — “Spanish Coast” — otras al rock “Nice To Be Dead“, y otras incluso al folk “He’s Dead, She’s Alive“, canciones todas ellas a las que el líder de los Stooges les ha expropiado el alma y lo ha tirado a la basura.
Es este un disco valiente, intimista, muy recomendable para amantes de la experimentación y la modernidad, esa que está de vuelta de todo pero que nunca conduce a nada. ¡Quién te ha visto y quien te ve!.
Esperemos que en sus conciertos Iggy Pop no se pierda en “preliminaires” y vaya directo a grano. Por el bien de todos.