Estamos ante una grabación donde el trabajo instrumental prima, aunque no se niegan a meter algunos textos cantados. Pero, como decía, son los desarrollos de teclados, guitarras, bajo y batería los que erizan el nervio melómano y nos hacen dar un respingo con cada corte listado dentro de este trabajo. Hay modernidad sin desdeñar referencias atmosféricas encantadas de pasearse por la década setentas del siglo pasado. Virtuosos pero sin buscar el fácil alarde, emplean la originalidad para dar sentido a composiciones emocionantes que ponen sobre la mesa algunos de los momentos más apasionados que nos puede dar en este siglo XXI el prog world.
Toni Castarlenas y Ricardo Boya, acompañados por algunos colaboradores, aglutinan en Lights From The Deep una gran sapiencia para experimentar con razones lógicas pero siempre dejando que los sueños ganen la partida final. Excelentes.