Conocido por su trabajo como guitarrista de Loquillo desde hace años, Igor Paskual también formó parte de Babylon Chat, aquella banda asturiana de glam de los 90. Ahora se nos presenta en solitario, pero con apenas diferencias estilísticas con respecto a lo que ha sido su trayectoria hasta ahora: pop-rock tranquilo y una pizca de purpurina. Vale que las comparaciones más habituales para referirse a él pasen por David Bowie, Lou Reed o Marc Bolan pero va a ser mucho más fácil decir que suena a Loquillo y mucho, mucho más a Pereza. Todo el álbum, excepto la curiosa y extraña Automedicación, podría haber formado parte de cualquiera de los discos de la pareja madrileña. Incluso la voz acaba pareciéndose en muchos momentos a la de Leiva. Las letras tienen el mismo gusto por esas historias de chicos malos, que se despiertan cada mañana en una cama distinta y que beben Jack Daniels para desayunar. Esa imagen de tipos duros pero sensibles que aparecía en la mayoría de los videoclips de Guns N’ Roses: destrozando hoteles, peleando en los bares y saliendo corriendo sin pagar. Todo eso bien acompañado de señoritas de muy buen ver y, por supuesto, siempre diferentes, aunque cada una de ellas merezca su propia canción de amor. La sensación es muy parecida a esa que provoca la primera vez que ves una imagen sin sonido de Pereza en un concierto.
Música Para Traicionar tiene un estribillo bastante pegadizo, estrofas en palm-mute y muchas frases de esas para corear incesamente en los conciertos. La siguiente, Pierdo la Calma, es probablemente de las mejores: contenida, con unas buenas melodías y la instrumentación más sobria del álbum. En este terreno Igor Paskual se mueve realmente bien y se agradece la espontaneidad y naturalidad de una canción así. Chica de Gama Alta tiene ese aire a rock sucio que tan bien supieron hacer Buenas Noches Rose, aunque quizá en este caso demasiado limpio todo como para tener aquella frescura. Volver tiene un ritmo country, de esos que tanto gustaban a La Frontera o Duncan Dhu, que le da algo de variedad al disco y consigue hacerse un hueco rápidamente en tu cabeza.
La Bahía es el single elegido para dar a conocer el disco. Un tema entretenido, pero quizá sin el gancho que se le suele pedir a un single para radiar y presentar a un artista poco conocido por el gran público. El disco tiene desde luego unos cuantos temas que podrían haber ejercido mejor el complicado papel de single, como Tus Amigos, que tiene mucha más fuerza y gancho. El resto del álbum no es muy diferente: medios tiempos, algún que otro arreglo orquestal de inicio, tímidas distorsiones y melodías insistentes.
Es difícil sacarle alguna pega a Equilibrio Inestable: está muy bien grabado, todo muy medido, ajustado y tiene buenos arreglos. Suena bien y las protagonistas son las canciones: pequeñas, sin mucha complicación y buscando el estribillo perfecto con una guitarra después que ejecuta la misma melodía de la voz. Es un buen comienzo de una carrera en solitario, pero tal vez sean mucho más interesantes aún las posibilidades que deja entrever en los momentos menos pensados de Funeral o Pierdo la Calma.
Igor Paskual — Equilibrio Inestable en Spotify
Texto: Juan Manuel Vilches
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