Las bandas, como muchos noviazgos, se las prometen muy felices al principio. Está bien montar el grupo con los colegas y hacerse un par de galas mal pagadas (si eso) por algún garito para que vayan los familiares y féminas del lugar. Pongamos que, en caso de una subida por un pelotazo one-hit-wonder, la banda toca en lugares un poco más decentes y despuntan un poco más. Puede ir mejor y el auge de la amistad se asemeja a cuando el alcohol hace efecto un viernes cualquiera entre los amigos (y ninguno pilla).
Los grupos nacen, crecen y mueren, pero durante su vida pasan momentos cruciales que marcarán la diferencia entre sus componentes. Para empezar, ¿Cómo se define realmente al líder de una banda si —supuestamente- están todos bajo un mismo nombre siendo iguales (en teoría)? ¿El que canta? ¿El que compone? ¿El más veterano? ¿El más guapo? ¿El que ha fundado el conjunto? ¿El que tiene los derechos del nombre? Hay casos en los que todos esos factores han coincidido, pero en el grueso de conjuntos se deberían preguntar este tipo de cosas. Bien. La banda, al comienzo, vota todo de manera democrática o por un consenso. Por todos es sabido que el sistema democrático es la razón de la mayoría, ergo las minorías tienen que aguantarse y tragar. Tal vez las primeras veces los miembros del conjunto en cuestión aguanten, pero la paciencia tiene un límite y los malos días hacen mucho también. Hay grupos que terminan firmando las canciones de manera conjunta y los hay que cada canción tiene su verdadero compositor. Tras varios EPs, maquetas, singles y un LP de cierto éxito, ciertos músicos miran sus cuentas corrientes y reparan en que no todos ganan lo mismo:
-Oye, ¿por qué yo no gano tanto como tú?
-Fácil; pues porque yo compongo y tú te limitas a tocar.
-¡Pues no es justo!
Por ahí empiezan muchas rupturas y peleas que duran años y años. Los roles entre los músicos de una misma formación están muy marcados y a veces asumidos, pero esto cambia cuando no todos son tan iguales como creían. Realmente una canción nunca va a ser compuesta exacta y escrupulosamente por igual entre todos debido a que siempre hay un pequeño porcentaje más alto que el resto. Uno puede llevar la letra, otro las melodías, el de allá las bases y aquel se encarga de los arreglos. ¡Ojo! Que no tiene que ser así por fuerza, pues en cada canción la forma de composición varía pese a que el porcentaje nunca es el mismo. Habría que añadir también la predisposición al trabajo encontrándose al que se lo toma más en serio y al que después de la gala prefiere estar ligando. Nótese estas actitudes en los ensayos teniendo al que no falta nunca y trabaja cual esclavo contra el que pasa de ir porque prefiere hacer macramé y eso es una pérdida de tiempo. ¿Quién, entonces, debería cobrar más ahí?
Otro punto a tener en cuenta es el trabajo y la evolución. Está el miembro que dicta en las composiciones marcando un estilo sin dejar que los demás aporten ideas por muy buenas que sean. Luego hay quien deja que de vez en cuanto otros compongan y aporten ideas. Pero vuelven las proporciones y porcentajes.
-¿Por qué al final en el track-list sólo hay tres canciones mías de cinco que compuse?
-He decidido que esas queden fuera porque no encajan con el estilo.
-Pero había que darle un giro a nuestro sonido y evolucionar.
-Esto es lo que hay. Hacemos rock and roll, no blues.
Dar el brazo a torcer nunca viene mal en ese sentido. El “compositor-jefe” se levanta de buen humor y decide escuchar las sugerencias e ideas de otro compañero. Este le trae una letra y unos arreglos para montar una canción. Pueden pasar tres cosas:
-Que guste la canción y decidan trabajar sobre la idea.
-Que aunque sea buena no quiere que nadie le pise el liderazgo.
-Que la aportación sea nefasta pero aun así le den varias vueltas para comprobar que es tan mala como parece o que de la sorpresa al dar un giro.
Sea como fuere van a terminar mal sí o sí. Llega el día en el que al que ofrece la idea le sienta mal el rechazo de la misma o que el “compositor-jefe” pasa de escuchar más propuestas que no salgan de su mismísima cabeza. Las influencias son muy dispares y los músicos son cada uno de su madre y de su padre aunque al formar una banda tengan algunos nexos comunes. La evolución es un paso natural que determina el crecimiento de las aptitudes y actitudes por distintos caminos. El primer disco marca mucho la trayectoria del grupo, son las canciones más auténticas, hechas con todo el tiempo del mundo, sin presión de una compañía, pues un sello marca un tiempo determinado para componer, y ahí también se determina bastante la trayectoria que va a seguir la banda, bien por las modas o por “lo que digan desde arriba”. En este caso se verá la personalidad de la banda y la integridad de su obra frente a los intereses comerciales de su disquera. Hay muchos factores que al principio pueden marcar en el futuro… Ese primer paso que sonaba más crudo pasa a ser más pomposo en el segundo dando lugar a una sobreproducción en el tercero que, casualmente, arrasa en las radiofórmulas y da tanto dinero y tan buenos resultados que el siguiente y cuarto plástico es muy similar, provocando que los siguientes trabajos carezcan de personalidad llegando así al estancamiento y una desazón común que al final termina pro ser lo único que una a cuatro tíos que no se aguantan tras más de veinte años de convivencia.
-¡Teníamos que haber seguido por la vertiente blues!
-Pues no, lo mejor era haber echado al productor porque mi bajo ni se escuchaba.
-Yo creo que mi idea de meter más guitarras era lo mejor.
-Ya os dije que las programaciones no iban a funcionar…
Y si la cosa pinta en bastos, se le puede añadir al teatrillo un mánager/colega/novia tocapelotas para hacer leña del árbol caído:
-Esto os pasa por no haber hecho caso a Fulanito, que es mi novio y muy listo y los demás no sois más que una panda de fracasados.
-Oye, aquí el fracasado es tu pagafantas, que por cantar se cree el mejor mientras yo compongo.
-¡Eh! ¿¿Y yo?? Curro como un cabrón con las melodías.
El dinero, los egos, las competencias y el pisarse el terreno conducen a la ruptura. Con este tipo de situaciones pasan cuatro cosas:
-Que el grupo se disuelva y cada mochuelo a su olivo.
-Que el cantante monte una banda por su cuenta y el resto haga su vida en solitario.
-Que uno de los componentes se quede con el nombre y contrate a cuatro mercenarios en un intento de relanzar el grupo.
-Que cambien de cantante directamente.
Es en ese punto donde se demuestra realmente quien tenía talento en esa sociedad. Ya puede ser uno muy guapo y tener mucha presencia que sin talento no se va a ningún lado. Por ejemplo: el cantante se va, bien porque le han echado o porque ha decidido irse por su cuenta y liberarse con otros proyectos. Si es bueno de verdad va a tener una carrera sólida y hasta más larga que la de su banda, aunque siempre tendrá esa cicatriz en su carrera. En cambio se vería también el camino de los demás enseñando que con otro cantante pueden seguir adelante. Los fans, como es lógico, querrán al cantante original y no a un mono titiritero que ni canta igual ni nada. Es evidente que son músicos y aunque uno de los miembros abandone el proyecto común todos tienen derecho a ganarse el pan haciendo lo que hacen, por lo que no debería molestar que sigan caminos diferentes entre el cantante y el resto. Pasa el tiempo y el cantante que dejó atrás a la banda ha triunfado y ha crecido de tal manera que el nombre de aquel grupo ya es agua pasada. Por el contrario, sus antiguos “amigos” no se han comido un colín con el nuevo cantante y aunque mantuvieron un éxito curioso tras la escisión, las ventas han caído en picado y por consiguiente son despedidos de la discográfica dando a parar a otros sitios no tan reconocidos.
Evidentemente se puede dar (que se ha dado) el caso contrario, donde el cantante se ha comido los mocos y el resto ha seguido cosechando un éxito arrollador con otro front-man. Importante es saber llegar al listón anterior y superarlo con creces si no se quiere morder el polvo. ¿De qué sirve haber creado un legado mítico si luego se monta una pseudobanda bajo el mismo nombre pero de inferior calidad? Si el vocalista tiene orgullo pasará de lo que fue su pasado de juventud y aguantará carros y carretas haciendo lo que hace aunque sea de un dudoso gusto.
Y si antes se ha advertido de las intenciones de los A&R, directores y demás fauna discográfica por cambiar el sonido inicial, también sería de menester tener presente que detrás de algunos intereses económicos se esconde el plan de influir negativamente entre los componentes para que terminen peleados, disuelvan el conjunto y el vocalista termine en solitario lanzando un disco con esa mismo sello en un alarde de estrategia comercial.
Pero puede tragarse ese ego y volver con el rabo entre las piernas al redil tras haberse desfogado con una serie de trabajos experimentales que no le han llevado a ningún lado. Es como el amigo que un día se echa novia y se olvida de la pandilla. Tarde o temprano discutirá con su pareja y lo dejará, volviendo así otra vez con sus compadres. Bastante común, ¿verdad?
Texto: Charly Hernández