Nada mejor que un concierto íntimo, de los de verdad, de los que el músico se siente más persona que artista y prefiere tocar el piando dando media espalda al público mientras interpreta sus canciones; las nuevas y las pasadas. El caso es que toca lo que siente y como le sale. Así hizo el vigués Iván Ferreiro durante tres noches en el ContraClub, coqueta sala de Madrid, muy cercana al Palacio Real.
Lleno absoluto, y es que era algo fácil de conseguir tratándose de un aforo limitado a ochenta personas. El bueno de Ferreiro se sentó al piano con una colección de canciones muy variada, desde viejos temas de Los Piratas hasta las versiones más raras, pasando por su cancionero habitual. Más o menos como hace en el nuevo trabajo que ya presenta por todo el país, “Confesiones de un artista de mierda” (Warner, 2011). Algo sencillo, pues no hacen falta grandes alardes técnicos ni instrumentales para hacer sentir la música en aquellos que te escuchan.
Nada más comenzar el recital, el propio músico decidió que sería mejor si la audiencia se sentaba en el suelo. Cuando sonaban las últimas notas de ‘Paraísos perdidos‘, los huecos que pudieran quedar en el local eran nulos. A decir verdad, los temas eran muy apropiados para este tipo de shows: ‘Jet lag‘, ‘Santadrenalina‘, la clásica y preciosa ‘M‘ o ‘Mrs. P‘ encajaron divinamente en el ambiente que el propio Iván pretendía conseguir. Lo complejo de esta concepción es la dificultad de hacer nuevas las canciones que, en el subconsciente, son distintas a como suenan en el momento. Era el caso de ‘Tio vivo‘, perteneciente a la úlltima entrega de estudio de Los Piratas “Relax” (Warner, 2003), la cual contiene unas armonías más próximas al minimalismo pop que a la serenata nocturna de piano. Igual suerte (y también para bien) corrió ‘Inerte‘, la pieza primera del mismo artefacto.
El momento emotivo de la velada surgió con ‘Años 80‘ y la versión de ‘Una décima de segundo‘, obra del grandísimo Antonio Vega que se vio contrastada con otra versión algo más inusual: ‘One more kiss, dear‘ de Vangelis, extraída de la banda sonora original de “Blade runner“.
Como era de esperar las visitas a la tarima fueron también un aliciente más. Haciendo juego de palabras (aunque de apellidos, en este caso), Álex Ferreira acompañó al gallego durante ‘Ciudadano A‘ y ‘Promesas que no valen nada‘. Como ustedes saben, la letra de esta composición termina con unas pequeñas líneas de ‘Insurreción, de El Último de la Fila, pero esta vez se dejaron llevar hasta completarla desde la primera hasta la última estrofa. Con ‘1999‘, de Love of Lesbian, sucedió parecido pero sin llegar al extremo cuando Iván Ferreiro coló algunas líneas de la archiconocida de Jeanette ‘¿Por qué te vas?‘. También destacable la fugaz aparición de Salva Codinach, voz de Ruidoblanco, en ‘El equilibrio es imosible‘.
Para aproximar el final, el concierto terminaría cerrándose con ‘Turnedo‘, dejando la atmósfera de la sala algo más ligera y con algún que otro entrañable novio esperando la canción favorita de su romance entre gintonics derramados por el suelo.
Texto y fotos: Charly Hernández
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