Las once y cuarto de la noche pasadas y el calor en la sala Siroco era agobiante. El hecho de estar el recinto abarrotado no ayuda nada a que el aire corra, pero es tarde para moverse de un lado a otro. Muy tarde. Igual de tarde que el comienzo del show de la cantante de Detroit. Sí, la señorita Magness pidió perdón por la demora, pero un sector descontento del público forzó mucho su simpatía para entregar aplausos en las dos primeras canciones que, por cierto, fueron instrumentales. No hay nada qué objetar, todo lo contrario, pues la banda que la acompañaba era un verdadero prodigio de Blues: guitarra, bajo, batería y hammond.
Janiva Magness es de esas voces femeninas relativamente desconocidas que prácticamente ha bebido de las mismas fuentes que Mamie Minch, Eilen Jewell o Dayna Kurtz, sólo que Dayna tiró más hacia el Jazz y Janiva hacia el Blues, muy influenciada por Koko Taylor. No obstante, dejó caer una bonita balada muy próxima al Jazz y al Soul titulada ‘I never lost you‘. Sobrecogedora.
Janiva Tenía mucho más sentimiento que dar, así que fue por eso por lo que apareció, por fin, de negro —y con escote generoso- rasgando una cigar-box guitar para cantar ‘Whoop and holler‘, árida y acelerada, de timbre roto y dolida en el paso.
Su paso por España no es tampoco fortuito (aunque sí una rareza). Presenta “Stronger for it” (Alligator Records, 2012), un disco más suyo que ajeno, y es que por fin se desnuda en la composición desde su estreno en 1997. También era esa la razón por la que el set-list escupía ‘There it is‘, ‘I won’t cry‘ (de lo mejor de la noche) y ‘Make it rain‘, todas de este último trabajo y en el mismo orden (‘Whoop and holler‘ es precisamente la última en el álbum). Mucha redención y sensualidad en ‘I’ won’t cry‘ y poca pena con ‘Make it rain‘.
El lenguaje era un obstáculo, en parte, aunque no si la comunicación iba en vías de la música y, sobre todo, del Blues, como bien sentenció la protagonista de la velada. ¿Qué pensarían los dos o tres hombres de la primera fila qu eran devorados por las palabras y el fuego de Magness? No necesitaba mandíbulas, sino afiladas palabras: “But I’ll keep pretending, I’ll just keep on pretending. And whistlin in the dark”.
Subía la temperatura, ella misma lo acusaba abanicando ‘Humpty Dumpty‘, pero tampoco se dejaba enfriar demasiado. Lo justo, muy medido, tanto que era imposible no obtener escalofríos entre sudores y roces ajenos. ‘Dirty water‘ lo reflejaba muy bien cuando se acercaba la despedida, orgasmo de vagabundos, entre aplausos muy convencidos (ahora sí) que ya dejaban de lado el rencor por la tardanza.
Texto: Carlos H. Vázquez.
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