Corría el año 1994 cuando Javier Álvarez (www.myspace.com/javieralvarezspace) publicaba su primer disco homónimo. Unos años antes un servidor, que por entonces disfrutaba “compartiendo” sus inquietudes musicales por locales como El Rincón Del Arte Nuevo o el Teatro Montacargas, ya había escuchado al de Cuatro Caminos en el Metro de Madrid o en el Parque del Retiro, mucho antes de su espectacular salto a Libertad 8, donde coincidiría con cantautores de la categoría de Pedro Guerra o Rosana. Eran los tiempos de canciones como “La Edad Del Porvenir“, “Uno, Dos, Tres, Cuatro” o “Luna De Menta“.
A las 22:05 horas y vestido de riguroso negro Javier Álvarez, – “quiero presentaros a lo más importante musicalmente en este momento de mi carrera que son mi banda“-, se presentó y nos presentó a los músicos que le acompañan — Dani Sánchez, guitarra, Álvaro Rivera, bajo y Sergio Molina, batería, además de Alex Tapia, sonido e iluminación — y empezó a descargar los temas de su séptimo trabajo titulado “Guerrero Álvarez“, pequeño gran homenaje al reciente galardonado con el Premio de Honor en la XIII Edición de los Premios de la Música, el poeta y compositor extremeño Pablo Guerrero. “Guerrero Álvarez” ya nos fue presentado a los medios de comunicación unos días antes con una rueda de prensa y un mini concierto en la Sala Manuel De Falla de la SGAE.
Entre los asistentes al concierto, además de Lorena Berdún o Paco Clavel, encontramos al propio Pablo Guerrero, que participó recitando la letra-poema de la bellísima canción titulada “Pido Las Nubes Que Alimentan Mis Poemas“, tema que se acelera poco a poco para acabar en una explosión casi post punk, denominador común de la mayoría de las canciones del concierto. La columna vertebral del repertorio del madrileño, tan difícil de etiquetar, la conforman preciosos cambios de ritmo, bailes casi epilépticos a lo Ian Curtis, una voz que transmite, mucha Poesía, bases electrónicas, sintetizadores, psicodelia y guiños directos al pop de ABBA combinado a la perfección con giros musicales más cercanos a Ultravox o Dead Kennedys. Fue precioso ver como dos generaciones tan dispares – que se dan citan en el disco homenaje al extremeño titulado “Hechos De Nubes” -, quedan unidas para siempre por el eslabón de la Música, ese que siempre une y que nunca ata.
Las canciones son surrealistas pero cotidianas, optimistas, espontáneas, desnudas y sinceras y denotan el espíritu evolutivo, musicalmente hablando, de Javier. De todos los temas destacan “Generoso Sillón“, “Botas Para Caminar“, “En Mi Mesa De Trabajo” o “Querido Periódico“, además de las acertadas versiones de “Back Is Black” de Los Brincos o la preciosa “Porque Te Vas” de Jeanette, incluida en su disco de 2001, “Grandes Éxitos“. Javier se despide con la incomprensiblemente censurada “Padre” de su disco “Tres“, con la que se atreve, en un alarde de sencillez, proximidad y cercanía, a bajar del escenario y bailar con el público.
Después de algo más de una hora, incluidos bises, presentaciones y un par de idas y venidas a los camerinos, los presentes salimos con la satisfacción de haber amortizado los 15 euros del precio de la entrada. ¡Todo un lujo!.
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