Tiempo de magia en Veranos de la Villa, Jeff Beck y su banda regalaron a los asistentes una actuación sobrenatural. El legendario guitarrista, célebre desde sus inicios en los Yardbirds y en la primera encarnación del Jeff Beck Group -junto a unos desconocidos Ron Wood y Rod Stewart-, lleva dedicándose desde entonces a la música instrumental en todas sus variantes. Siempre con la guitarra como eje central de expresión y experimentación, de sus dedos han surgido sonidos y técnicas que han alimentado a varias generaciones de músicos.
Tres años después de su visita al festival Viajazz de la sierra madrileña, su repertorio se basa en su último DVD Performing this week…live at Ronnie Scott’s jazz club, una selección de canciones que repasan todos los paisajes pintados por Beck en los últimos 40 años. Desde el clásico Beck’s Bolero a la exótica Nadia, pasando por el reggae de Behind the veil o el hard rock de Big block, eso sí, todas ellas aderezadas con los detalles de jazz-fusión que tanto le gustan al inglés.
Capítulo aparte merece cada componente de la banda: con dos varitas hace magia Vinnie Colaiuta, intérprete magistral de endiablados ritmos creados por Zappa en los primeros ochenta y músico de estudio para cientos de artistas. Junto a Beck se muestra como un prodigioso dibujante de acompañamientos para toda clase de ritmos. No lo duden, un batería se mide de 0 a Colaiuta. El teclista Jason Rebello se queda siempre en un discreto segundo plano, mientras ayuda con sus bases y efectos a crear ambientes oníricos y jazzeros.
Tal Wilkenfeld empezó a tocar el bajo en 2003 -no, no es una errata-, poco después giraba con Chick Corea y un mes más tarde Jeff la reclutó para su banda. Hoy es el objeto de todas las miradas, y es que esta chica que parece que acaba de salir del instituto se pasa el concierto riendo y bromeando con el teclista mientras crea, con insultante facilidad y relajación absoluta, grooves funkies o complejas improvisaciones de jazz. Para el recuerdo queda su jazzero solo de bajo durante Cause we’ve ended as lovers, con el público boquiabierto y sus complejos patrones rítmicos.
En Madrid, la guitarra de Jeff Beck lloró, gimió, gritó… el caudal de emociones que es capaz de expresar a través de ella es increíble, y la intensidad de la experiencia se multiplica gracias a la calidad de su banda y a la total capacidad de maniobra que su líder les brinda. Un despliegue instrumental abrumador que no dejó de provocar espontáneos aplausos junto a gestos de sorpresa y satisfacción. Delicatessen sonoro para oídos educados.
Texto:Pointer
Fotos: Raúl Ranz
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